Curso a distancia toda España: ANIMACION Y ACTIVIDAD FISICA CON PERSONAS MAYORES
Duración: 120 horas.
Matricula: ofertas y descuentos
Diploma acreditativo, con nº de horas, contenidos desglosados y calificación
obtenida.
Matricula abierta todo el año.
Solicitar mas informacion
DESTINATARIOS:
Trabajador
Social, Pedagogo, Educador Social, TASOC, TSIS,
Mediador Social, Animador
Sociocultural, Educador Familiar, Dinamizador Cultural, Monitor de Discapacitados,
Tecnico en Integracion
Social, Educador Social, Monitor de Tiempo Libre, Gerocultor, estudiantes de Trabajo Social, Educacion Social, Geriatria, Integracion y Animacion Sociocultural...
OBJETIVO GENERAL DEL CURSO:
Objetivos generales:
-Conocer
las características esenciales de la animación socioeducativa de personas
mayores.
-Desarrollar
un programa de actividades de animación socioeducativa para personas mayores que
garantice su bienestar y mejore su calidad de vida.
- Dotar al alumno de las herramientas necesarias
para organizar, planificar, dinamizar y evaluar los proyectos de animación con
personas mayores.
Objetivos específicos:
- Conocer los elementos que condicionan la actividad
física en personas mayores.
- Potenciar la psicomotricidad en las personas
mayores.
- Prevenir las enfermedades de las personas mayores
mediante la actividad física.
- Conocer las implicaciones de la animación
terapéutica en los programas de animación sociocultural.
- Desarrollar un programa de actividades físicas
lúdico-recreativas que mejore la salud y bienestar de la persona mayor.
- Proveer al alumno aquellos conocimientos que le
permita diferenciar los distintos campos y niveles de actuación con los
mayores.
- Facilitar al alumno las herramientas para conseguir un desarrollo
efectivo y eficaz de los programas de animación de mayores.
CONTENIDOS:
Las
personas mayores son un colectivo heterogéneo, con muchas situaciones
diferentes, dependiendo de la salud, la
economía, la familia, el lugar de residencia; aunque el denominador común es la
gran cantidad de tiempo libre que poseen. Saber animar y utilizar ese tiempo es
uno de los desafíos de las sociedades modernas.
En este Curso tratamos del contexto actual de la vejez y
de lo que deben tener en cuenta los Animadores, de los recursos existentes para
la animación, de cómo lograr que los mayores sean protagonistas de su propio
desarrollo y de las actividades que pueden hacerse, tanto en casa como en las
residencias colectivas.
Unidad 1: La vejez hoy
1. El factor
demográfico.
2. La situación
socioeconómica.
3. El estado de
salud.
4. El nivel
educativo.
5. Los estilos de
vida.
Unidad 2: Recursos del sistema de protección social
a las personas mayores
1. Dimensión
económica.
1.1. Pensiones de
jubilación.
1.2. Pensiones de
viudedad.
1.3. Ayudas
económicas.
1.4. Descuentos.
1.5. Exenciones.
1.6. Ayudas en
especie.
1.7. Ayudas
vivienda.
2. Dimensión
sanitaria.
2.1. Atención
primaria.
2.2. Atención
geriátrica hospitalaria.
3. Dimensión
social.
3.1. Alojamiento.
3.2. Alternativas
a la institucionalización.
4. Dimensión
cultural.
4.1. Los Hogares y
Clubs de Jubilados.
4.2. Aulas de Cultura.
4.3. Cursos de
preparación a la jubilación.
4.4. Vacaciones.
4.5. Termalismo
Social.
Unidad 3: La animación con personas mayores
1. La Animación en el domicilio.
1.1. Ruptura con la situación precedente.
1.2. La necesidad de ayuda.
1.3. Objetivos de la Animación en el domicilio.
1.4. Los intervinientes.
2. La Animación en los Hogares y Clubs de Jubilados.
3. La Animación en institución.
3.1. Etapas de la Animación.
3.2. Características de la Animación en institución.
3.3. Animación, institución y proyecto de vida.
3.4. Objetivos de la Animación en institución.
3.5. Obstáculos de la Animación.
3.6. La Animación a través de la acción.
3.7. Los actores de la Animación.
Unidad 4: Actividades de animación
1. En el domicilio.
2. En la institución.
3. Motivar a las personas mayores a participar en las
actividades.
4. Los soportes técnicos en la organización de las
actividades.
Unidad 5: La jubilación: Momento privilegiado en la
animación
1. Precedentes o un nuevo modelo de jubilación.
2. Un nuevo modelo cultural. La jubilación a utilidad
social.
3. La participación en la vida asociativa.
4. El compromiso voluntario.
5. Las motivaciones del voluntariado.
6. El rol de los voluntarios en la animación.
7. La formación del voluntariado.
8. Relaciones profesionales-voluntarios-poderes públicos.
Bibliografía.
MÓDULO 2: LA ACTIVIDAD FÍSICA EN LAS PERSONAS
MAYORES:
La atención a las personas mayores constituye un reto
social que suscita importantes cuestiones para poder garantizar la adecuada
calidad de vida de un colectivo cada vez más abundante y que demanda un mayor
número de servicios y de mejor calidad. Lo abordaremos desde el plano físico y
contemplando la repercusión sobre las esferas intelectual y la
afectivo-relacional.
Las actividades físicas ayudan de manera primordial a
generar un estilo de vida en el mayor orientado a cumplir el objeto fundamental
de alcanzar un envejecimiento activo y participativo, mejorando su bienestar.
El ejercicio físico representa un significado elemento de salud, demostrando
que además de acrecentar su disponibilidad y autonomía hace que los mayores
sean más comunicativos, dispuestos y participativos.
En el Curso se muestran aportaciones prácticas,
experiencias y actividades que, en diferentes contextos, resultarán de utilizad
para su aplicación.
Unidad 1.
Situación, conceptualización y preceptos
1. Salud, ejercicio y
envejecimiento.
2. Actividad física y
personas mayores. Reflexiones en torno a un asunto social emergente.
3. Presente y futuro de
las personas mayores en España.
4. La investigación
gerontológica en la actualidad: algunas propuestas y sugerencias.
5. Jóvenes mayores y
ejercicio físico.
6. El cuerpo en la
vejez: su disponibilidad.
7. Planteamientos
interdisciplinares en el incremento de la calidad de vida de las personas
mayores: la actividad física.
8. Activación física y
funcional para personas mayores.
9. La animación socioeducativa de mayores
institucionalizados en Castilla y Lleón.
Unidad 2. Casos prácticos y experiencias
1. Las actividades físicas lúdico-recreativas en las
personas mayores. Una experiencia docente.
2. El programa de animación comunitaria de las personas
mayores en la provincia de Valladolid hacia un envejecimiento activo y
saludable.
3. Muévete conmigo: una sesión práctica de psicomotricidad
en la tercera edad.
4. La danzaterapia: una terapia para que las personas
mayores disfruten con la danza.
5. Duelo y desconsuelo en la vejez: su exteriorización a
través del cuerpo.
6. Olimpiadas "Fuentes Blancas" para mayores:
reto y práctica deportiva adaptada a la discapacidad.
7. Recursos
socioculturales: experiencias de animación terapéutica.
8. Organización de
una actividad comunitaria: juegos olímpicos para mayores.
9. Psicomotricidad
y vejez.
10. Actividad
física en geriatría en Centros Asistenciales de la Diputación de Burgos.
11. Condición
física, actividad física y su relación con la salud y calidad de vida en las
personas mayores institucionalizadas.
EVALUACION:
Consiste en:
- Un resumen/síntesis sobre los manuales, con
una extensión no superior a las 10 páginas/manual.
- y un Cronograma anual de
actividades.
La calificación final depende de
aspectos cuantitativos y cualitativos que se desglosan de la siguiente
manera:
-Asimilación de los contenidos.
-Dominio de los conceptos fundamentales y del vocabulario
específico.
-Capacidad de análisis y de síntesis.
-Estructura lógica de las ideas tratadas.
-Aplicación de lo aprendido a la realidad
social.
-Correcta expresión gramatical.
Solicitar mas informacion
Actualmente el
envejecimiento de la población es uno de los fenómenos sociales de mayor impacto
de este siglo. Las tendencias de este incremento tienen diversas
manifestaciones, que plantean nuevas necesidades como son: El aumento de los
índices por enfermedades crónicas degenerativas y de incapacidades, el acelerado
incremento de personas de 85 y más años de edad y el predominio de mujeres en
edades avanzadas...
La población mundial, y la esperanza promedio de vida ha aumentado en forma considerable en este siglo. A comienzos de nuestra era, la población total del mundo era aproximadamente 250 millones de personas y la esperanza promedio de vida al nacer no mucho mayor de 25 años. Para el siglo XXI, se espera que la población total sea aproximadamente de 6,500 millones de personas con una esperanza de vida superior a los 70 años.
Este aumento de la población tiene distintos motivos como las tasas de nacimiento comparativamente altas a finales del siglo XIX y principios a mitad del siglo XX, los adelantos médicos que han prolongado la expectativa común de vida (ahora muere gente en la infancia y en la edad adulta temprana), las nuevas medicinas y tratamientos están manteniendo viva a mucha gente que anteriormente había sucumbido ante una serie de enfermedades, la mejora en la calidad de vida, una mayor esperanza de vida, la caída de las tasas de natalidad, los cambios en la institución familiar...
La población de personas mayores aumentará entre el 200% y el 300% en un periodo de sólo 35 años en los países en vías de desarrollo, según informaciones difundidas por la ONU con motivo de la II Asamblea Mundial sobre el Envejecimiento.
Los países en vías de desarrollo se enfrentan a un desafío con dos componentes: Deben continuar el proceso de desarrollo, lo cual incluye una economía en crecimiento, educación y protección de los derechos humanos y, al mismo tiempo, deben prepararse para el envejecimiento de la población, una vez que este proceso se prevé más acelerado en estos países que en el mundo industrializado.
Entre otras características de este acelerado envejecimiento se prevé que para el 2050 se duplicará la cantidad de personas de edad en las zonas rurales de África, Asia y América Latina.
El envejecimiento de la población en general y de acuerdo con la ONU tiene y tendrá consecuencias y repercusiones en todos los ámbitos de la vida diaria de hombres y mujeres.
Así, en la economía el envejecimiento de la población afectará al crecimiento económico, al ahorro, las inversiones y el consumo, los mercados laborales, las pensiones, los impuestos y la transferencia de capital y propiedades, así como la asistencia prestada por una generación a otra.
El envejecimiento de la población afectará también a la salud y la atención médica, la composición y organización de la familia, la vivienda y las migraciones entre países.
Otro elemento clave es, según la ONU, el hecho de que el grupo de edad que presenta el crecimiento más rápido del mundo es el de los más ancianos, de 80 años en adelante.
Los mayores de 80 años están aumentando actualmente un 3,8 % anual y hoy suponen el 12 % del total de las personas de edad.
Según las previsiones, para mediados de siglo un quinto de las personas de edad tendrá 80 años y más.
Finalmente, otra de las características a tener en cuenta es la de la feminización de la vejez, de tal modo que la mayor parte de los mayores de edad son mujeres y actualmente hay 81 hombres de edad por cada 100 mujeres y, dentro del grupo de los más ancianos (más de 100 años), la proporción es de un hombre por cada cuatro mujeres.
Así pues, la tercera edad se está convirtiendo en uno de los sectores poblacionales con más peso en la sociedad y también en uno de los que corre mayor riesgo de entrar en un proceso de exclusión social (entendiendo por ésta la no participación en los recursos económicos, sociales, políticos y culturales de los que dispone el resto de la sociedad).
Diferentes estudios anotan que en la antigüedad la gente no vivía mas. Los romanos tenían una expectativa de vida de 22 años, parecida a muchas tribus indígenas en el continente americano. Para las mujeres era muy común hasta hace relativamente pocas décadas morir a la hora del parto, ya que no se contaba con la tecnología y los antibióticos que poseemos en la actualidad.
Al envejecer nuestros órganos pueden presentar diferentes patologías: La pupila pierde su habilidad para controlar la luz, podemos sufrir de cataratas o degeneración macular...
La pérdida de la audición puede iniciarse a los 30 años (los pequeños huecesillos del oído medio empiezan a perder su flexibilidad). El olfato se empieza a perder. La piel se hace mas delgada y perdemos el colágeno y elastina. Los pulmones pierden su elasticidad, las arterias sufren engrosamiento de sus paredes por depósitos de calcio y colesterol. Las paredes del corazón se hacen mas gruesas para poder bombear la misma cantidad de sangre. Los huesos pierden calcio y la masa muscular de nuestro cuerpo decrece. Esto para solo enumerar unos ejemplos.
Si tenemos en cuenta que múltiples funciones biológicas y fisiológicas a partir de los 30 años se van reduciendo, debemos plantearnos que el proceso de envejecimiento no es algo tan lejano en nuestras vidas.
Pero las personas mayores de hoy en día pueden darse cuenta de que el ser mayor ha cambiado, están más sanos y vigorosos que sus homólogos de hace varias generaciones. Tienen aspecto más juvenil, se sienten mejor y actúan con más vitalidad que sus padres y abuelos de la misma edad.
ASPECTO DESPECTIVO:
En muchos sentidos las personas mayores se encuentran en desventaja tanto por el culto a la juventud existente en nuestro tiempo como por la tendencia de la sociedad occidental a rechazar la muerte. Aunque a las personas mayores se les suelen aplicar los estereotipos de débiles y dependientes de las generaciones más jóvenes para tomar sus decisiones, a menudo tienen un gran nivel de moralidad, satisfacción de la vida y autoestima. Antiguamente, las personas mayores gozaban de gran respeto (como todavía ocurre en países como China y Japón), por cuestiones educativas o morales y también por aspectos más interesados, ya que eran ellos los propietarios bienes que podían. Esta teoría se basa en el código genético de cada individuo. Anota que está escrito en cada una de nuestras células cuándo empezar a envejecer, es una señal, que para algunas familias es larga y para otras corta.
El envejecimiento plantea un problema social, ya que como grupo diferente e importante en el ámbito demográfico, con rasgos culturales específicos, intereses propios... exige a la sociedad que garantice su bienestar, el desempeñar roles que den sentido a sus vidas, evitar la marginalidad, el desarraigo, la inseguridad, la falta de calidad de vida y los prejuicios, mitos y estereotipos, que forman parte del proceso de envejecer.
Butler acuñó (1973) el término «viejismo» término proveniente del inglés «ageism» que Salvarezza (1988) traduce como «viejismo». Dice: «El viejismo es un conjunto de perjuicios, estereotipos y discriminaciones que se aplican a los viejos en función de su edad». Consistiría en definir a la persona de edad avanzada a través de una serie de calificativos negativos que resumen no solamente las actitudes negativas, sino las reacciones hostiles del individuo de cualquier edad, pero que se le imputan al viejo, a la vejez o al envejecimiento.
Butler compara el ageism con el racismo, el sexismo y la discriminación religiosa, pero peor por que ya lo traen los niños. Butler dice que esto se debe a que nosotros no podemos concebirnos viejos y que esto nos lleva a no abordar a los ancianos con respeto, porque no reconocemos en ellos nuestro futuro. Todos seremos víctimas de nuestros propios prejuicios.
Los gerontólogos han acuñado el término «edadismo» para referirse al concepto peyorativo de alguien basado en su avanzada edad. Implica una visión tópica y despectiva sobre un grupo social, que en este caso consiste en considerar a las personas mayores como diferentes a las demás en sus opiniones, afectos, necesidades...
Teniendo en cuenta el amplio cuerpo de investigación que confirma la existencia de estereotipos sobre las personas mayores, fundamentalmente negativos, las cuestiones que adquieren mayor relevancia actualmente son las relacionadas con el grado y el modo en que los estereotipos pueden estar elicitando actitudes hacia las personas mayores
Este tema ha sido enfocado desde dos perspectivas diferentes pero complementarias:
* El primer enfoque, de corte sociológico y con importantes implicaciones políticas y económicas, utiliza el concepto de grupo marginal para definir la situación de las personas mayores en nuestra sociedad (Bazo, M. T: La sociedad anciana. CIS-Siglo XXI. Madrid, 1990).
Esta conceptualización se basa en la idea de que las personas mayores sufren un proceso de desintegración social que implica una falta de participación, tanto activa como pasiva, en los beneficios y servicios que la sociedad ofrece a sus miembros en general (Vizcaíno: El grupo social anciano y su marginación. En Simposio sobre la ancianidad en el año 2000. Una visión prospectiva. Fundació Caixa de Pensións. Barcelona, 1987).
* Con referencia a enfoques más psicológicos se ha investigado sobre los estereotipos y las imágenes sociales de la vejez utilizando una metodología diversa: las entrevistas tipo encuesta (Fernández-Ballesteros, Montorio, Hernández, Izal, Pozo y de la Calle: Mitos y realidades sobre la vejez y la salud. SG. Editores. Barcelona, 1992), cuestionarios (Cicirelli: Relationship of personal-social variables to belief in paternalism in parent caregiving situations. Psychology and aging, Vol. 5 (3), 458-466. 1990) o tareas de laboratorio...
La población mundial, y la esperanza promedio de vida ha aumentado en forma considerable en este siglo. A comienzos de nuestra era, la población total del mundo era aproximadamente 250 millones de personas y la esperanza promedio de vida al nacer no mucho mayor de 25 años. Para el siglo XXI, se espera que la población total sea aproximadamente de 6,500 millones de personas con una esperanza de vida superior a los 70 años.
Este aumento de la población tiene distintos motivos como las tasas de nacimiento comparativamente altas a finales del siglo XIX y principios a mitad del siglo XX, los adelantos médicos que han prolongado la expectativa común de vida (ahora muere gente en la infancia y en la edad adulta temprana), las nuevas medicinas y tratamientos están manteniendo viva a mucha gente que anteriormente había sucumbido ante una serie de enfermedades, la mejora en la calidad de vida, una mayor esperanza de vida, la caída de las tasas de natalidad, los cambios en la institución familiar...
La población de personas mayores aumentará entre el 200% y el 300% en un periodo de sólo 35 años en los países en vías de desarrollo, según informaciones difundidas por la ONU con motivo de la II Asamblea Mundial sobre el Envejecimiento.
Los países en vías de desarrollo se enfrentan a un desafío con dos componentes: Deben continuar el proceso de desarrollo, lo cual incluye una economía en crecimiento, educación y protección de los derechos humanos y, al mismo tiempo, deben prepararse para el envejecimiento de la población, una vez que este proceso se prevé más acelerado en estos países que en el mundo industrializado.
Entre otras características de este acelerado envejecimiento se prevé que para el 2050 se duplicará la cantidad de personas de edad en las zonas rurales de África, Asia y América Latina.
El envejecimiento de la población en general y de acuerdo con la ONU tiene y tendrá consecuencias y repercusiones en todos los ámbitos de la vida diaria de hombres y mujeres.
Así, en la economía el envejecimiento de la población afectará al crecimiento económico, al ahorro, las inversiones y el consumo, los mercados laborales, las pensiones, los impuestos y la transferencia de capital y propiedades, así como la asistencia prestada por una generación a otra.
El envejecimiento de la población afectará también a la salud y la atención médica, la composición y organización de la familia, la vivienda y las migraciones entre países.
Otro elemento clave es, según la ONU, el hecho de que el grupo de edad que presenta el crecimiento más rápido del mundo es el de los más ancianos, de 80 años en adelante.
Los mayores de 80 años están aumentando actualmente un 3,8 % anual y hoy suponen el 12 % del total de las personas de edad.
Según las previsiones, para mediados de siglo un quinto de las personas de edad tendrá 80 años y más.
Finalmente, otra de las características a tener en cuenta es la de la feminización de la vejez, de tal modo que la mayor parte de los mayores de edad son mujeres y actualmente hay 81 hombres de edad por cada 100 mujeres y, dentro del grupo de los más ancianos (más de 100 años), la proporción es de un hombre por cada cuatro mujeres.
Así pues, la tercera edad se está convirtiendo en uno de los sectores poblacionales con más peso en la sociedad y también en uno de los que corre mayor riesgo de entrar en un proceso de exclusión social (entendiendo por ésta la no participación en los recursos económicos, sociales, políticos y culturales de los que dispone el resto de la sociedad).
Diferentes estudios anotan que en la antigüedad la gente no vivía mas. Los romanos tenían una expectativa de vida de 22 años, parecida a muchas tribus indígenas en el continente americano. Para las mujeres era muy común hasta hace relativamente pocas décadas morir a la hora del parto, ya que no se contaba con la tecnología y los antibióticos que poseemos en la actualidad.
Al envejecer nuestros órganos pueden presentar diferentes patologías: La pupila pierde su habilidad para controlar la luz, podemos sufrir de cataratas o degeneración macular...
La pérdida de la audición puede iniciarse a los 30 años (los pequeños huecesillos del oído medio empiezan a perder su flexibilidad). El olfato se empieza a perder. La piel se hace mas delgada y perdemos el colágeno y elastina. Los pulmones pierden su elasticidad, las arterias sufren engrosamiento de sus paredes por depósitos de calcio y colesterol. Las paredes del corazón se hacen mas gruesas para poder bombear la misma cantidad de sangre. Los huesos pierden calcio y la masa muscular de nuestro cuerpo decrece. Esto para solo enumerar unos ejemplos.
Si tenemos en cuenta que múltiples funciones biológicas y fisiológicas a partir de los 30 años se van reduciendo, debemos plantearnos que el proceso de envejecimiento no es algo tan lejano en nuestras vidas.
Pero las personas mayores de hoy en día pueden darse cuenta de que el ser mayor ha cambiado, están más sanos y vigorosos que sus homólogos de hace varias generaciones. Tienen aspecto más juvenil, se sienten mejor y actúan con más vitalidad que sus padres y abuelos de la misma edad.
ASPECTO DESPECTIVO:
En muchos sentidos las personas mayores se encuentran en desventaja tanto por el culto a la juventud existente en nuestro tiempo como por la tendencia de la sociedad occidental a rechazar la muerte. Aunque a las personas mayores se les suelen aplicar los estereotipos de débiles y dependientes de las generaciones más jóvenes para tomar sus decisiones, a menudo tienen un gran nivel de moralidad, satisfacción de la vida y autoestima. Antiguamente, las personas mayores gozaban de gran respeto (como todavía ocurre en países como China y Japón), por cuestiones educativas o morales y también por aspectos más interesados, ya que eran ellos los propietarios bienes que podían. Esta teoría se basa en el código genético de cada individuo. Anota que está escrito en cada una de nuestras células cuándo empezar a envejecer, es una señal, que para algunas familias es larga y para otras corta.
El envejecimiento plantea un problema social, ya que como grupo diferente e importante en el ámbito demográfico, con rasgos culturales específicos, intereses propios... exige a la sociedad que garantice su bienestar, el desempeñar roles que den sentido a sus vidas, evitar la marginalidad, el desarraigo, la inseguridad, la falta de calidad de vida y los prejuicios, mitos y estereotipos, que forman parte del proceso de envejecer.
Butler acuñó (1973) el término «viejismo» término proveniente del inglés «ageism» que Salvarezza (1988) traduce como «viejismo». Dice: «El viejismo es un conjunto de perjuicios, estereotipos y discriminaciones que se aplican a los viejos en función de su edad». Consistiría en definir a la persona de edad avanzada a través de una serie de calificativos negativos que resumen no solamente las actitudes negativas, sino las reacciones hostiles del individuo de cualquier edad, pero que se le imputan al viejo, a la vejez o al envejecimiento.
Butler compara el ageism con el racismo, el sexismo y la discriminación religiosa, pero peor por que ya lo traen los niños. Butler dice que esto se debe a que nosotros no podemos concebirnos viejos y que esto nos lleva a no abordar a los ancianos con respeto, porque no reconocemos en ellos nuestro futuro. Todos seremos víctimas de nuestros propios prejuicios.
Los gerontólogos han acuñado el término «edadismo» para referirse al concepto peyorativo de alguien basado en su avanzada edad. Implica una visión tópica y despectiva sobre un grupo social, que en este caso consiste en considerar a las personas mayores como diferentes a las demás en sus opiniones, afectos, necesidades...
Teniendo en cuenta el amplio cuerpo de investigación que confirma la existencia de estereotipos sobre las personas mayores, fundamentalmente negativos, las cuestiones que adquieren mayor relevancia actualmente son las relacionadas con el grado y el modo en que los estereotipos pueden estar elicitando actitudes hacia las personas mayores
Este tema ha sido enfocado desde dos perspectivas diferentes pero complementarias:
* El primer enfoque, de corte sociológico y con importantes implicaciones políticas y económicas, utiliza el concepto de grupo marginal para definir la situación de las personas mayores en nuestra sociedad (Bazo, M. T: La sociedad anciana. CIS-Siglo XXI. Madrid, 1990).
Esta conceptualización se basa en la idea de que las personas mayores sufren un proceso de desintegración social que implica una falta de participación, tanto activa como pasiva, en los beneficios y servicios que la sociedad ofrece a sus miembros en general (Vizcaíno: El grupo social anciano y su marginación. En Simposio sobre la ancianidad en el año 2000. Una visión prospectiva. Fundació Caixa de Pensións. Barcelona, 1987).
* Con referencia a enfoques más psicológicos se ha investigado sobre los estereotipos y las imágenes sociales de la vejez utilizando una metodología diversa: las entrevistas tipo encuesta (Fernández-Ballesteros, Montorio, Hernández, Izal, Pozo y de la Calle: Mitos y realidades sobre la vejez y la salud. SG. Editores. Barcelona, 1992), cuestionarios (Cicirelli: Relationship of personal-social variables to belief in paternalism in parent caregiving situations. Psychology and aging, Vol. 5 (3), 458-466. 1990) o tareas de laboratorio...
Entre las conclusiones más importantes que se
derivan de estos estudios se encuentran las siguientes:
* La percepción social de las personas mayores consiste en una imágen básicamente negativa.
* La probabilidad de que los estereotipos negativos eliciten actitudes negativas es mayor que la de que los positivos eliciten actitudes positivas, especialmente cuando son aplicados a las personas de edad más elevada.
* Las actitudes de los cuidadores hacia las personas mayores resultan ser el mejor predictor de las conductas paternalistas y de sobreprotección en el cuidado de sus familiares mayores
* Los profesionales de la salud tienen dificultades para reconocer la presencia de procesos patológicos en las personas mayores ya que asocian de forma natural la edad con la fragilidad y la debilidad, esto implica que frecuentemente no se tratan enfermedades que podrían ser curadas mediante la adecuada atención médica.
* Las actitudes de los miembros de una comunidad hacia los mayores se encuentra estrechamente relacionada con la imagen que socialmente se mantiene de ellos, y está imagen se encuentra estrechamente relacionada, a su vez, con el estatus que las personas mayores disfrutan en dicha comunidad.
En esta sentido, aquellas culturas que mantienen valores tradicionales y donde los miembros de más edad desempeñan funciones rituales, de transmisión de conocimientos o de formación de los nuevos miembros, valoran y tratan más positivamente a las personas mayores.
En sus escritos sobre los aspectos psicológicos del trabajo con personas mayores, Little sugiere que el edadismo se mantiene porque las falsas creencias que socialmente imperan sobre la vejez no sólo influyen en el modo como se trata a las personas mayores, sino también en el modo en que ellas se comportan.
ASPECTOS HISTÓRICOS:
El envejecer es una situación ambigua, no logramos reconocerla como parte de un continuo de nuestra propia vida, en donde nacemos, crecemos y morimos. Tenemos dificultad en aceptar el envejecimiento y para ello nos protegemos con una serie de mecanismos psicológicos. Dijo Unamuno que todos los seres humanos sentimos un «ansia de no morir», un «hambre de inmortalidad», un «anhelo de eternidad». Las religiones siempre han intentado aliviar esta inquietud, ofreciendo a sus fieles la posibilidad de derrotar a la muerte, de renacer en otro mundo, de poder descansar eternamente en algún paraíso donde no exista el dolor, la miseria y la angustia.
En otras culturas no occidentales el proceso de envejecer se enfoca de distintas maneras: por ejemplo, los chinos ven la vida como un continuo circulas en que se nace, se muere y se vuelve a nacer. Hay sociedades en que se preparan para nunca envejecer, mientras en otros sitios los ancianos son venerados por que representan la sabiduría y experiencia del pueblo.
Durante la historia muchos científicos y filósofos han estudiado la vejez. Cicerón fue uno de los primeros hombres en hacer un trabajo sobre el psiquismo del anciano, por otro lado, Galeno es el primer científico en analizar la vejez no como una enfermedad sino como un estado fisiológico del organismo. En el último tiempo hombres como el francés Quirol han descrito cosas como la demencia senil, junto con la fisiología y fisiopatología del anciano (hecho descrito por un médico suizo).
¿QUÉ ENTENDEMOS POR ENVEJECIMIENTO?:
A lo que entendemos por envejecimiento o envejecer, no existe una única definición sino tantas como autores o estudiosos han abordado el estudio de esta etapa de la vida.
«Preferible a hablar de vejez, como estado, es hablar de envejecimiento, como curso o proceso, un proceso que comienza tempranamente, al termino de la juventud, y que a lo largo de la vida adulta se combina con procesos de maduración y desarrollo... El envejecimiento no constituye un proceso simple o unitario, sino un haz de procesos, asociados entre sí, aunque no necesariamente sincrónicos, y que se asocian, a su vez, con la edad cronológica, mas sin coincidir con ella e incluso sin variar en conexión mecánica con ella... El proceso de envejecimiento se despliega en una secuencia compleja de cambios que tienen lugar en distintos niveles: biológico, psicológico, social» (Fierro A. 1994).
«El envejecimiento se asocia a una disminución de la viabilidad y a ser universal, progresivo, decremental e intrínseco. No se puede evitar envejecer, se puede evitar y cuidar del envejecimiento patológico (no natural). Envejecer es un hecho, el tiempo discurre sobre nuestros organismos más o menos castigados, por nuestros vicios y enfermedades, pero ello no significa que el tiempo transcurre solo en nuestra contra, la sabiduría solo se puede poseer disponiendo y gastando en general bastante tiempo, la perspectiva es otro valor comparativo esta vez, que solo nos da el tiempo. El envejecimiento en sí es un continuo proceso de desarrollo, nuevas oportunidades, intereses y cambios de perspectiva sobre la vida que la hacen cada día más interesante» (Arriola Manchola, E. 1997).
«Nosotros definimos el envejecer como un proceso dinámico, gradual, natural e inevitable, proceso en el que se dan cambios a nivel biológico, corporal, psicológico y social. Transcurre en el tiempo y esta delimitado por este.... Si bien todos los fenómenos del envejecimiento son dados en todos, no se envejece de igual manera, ni tampoco cada parte del organismo envejece al mismo tiempo. El envejecimiento como todo lo humano siempre lleva el sello de lo singular, lo único, lo individual» (Viguera V. 2001).
Durante muchos años, la Psicología del envejecimiento ha presenta desde su perspectiva un modelo deficitario del proceso de hacerse viejo que consideraba universal (que afecta por igual a todos los individuos), unidimensional (en el que declinan todas las capacidades y funciones), e irreversible (el deterioro funcional es permanente). Sin embargo, en fechas recientes ha tratado de corregir esta visión pesimista del envejecimiento al insistir en la notoria variabilidad de la forma de envejecer de unos individuos con respecto a otros; en que cada capacidad o función evoluciona de distinta manera; y en que determinadas capacidades pueden involucionar, en tanto otras pueden mantenerse o incluso mejorar. A partir de este punto de vista evolutivo se ha afirmado además que los cambios del envejecimiento no son siempre y necesariamente irreversible por el hecho que existen aspectos susceptibles de mejorar.
Según la OMS, el envejecimiento es un proceso fisiológico que comienza en la concepción y ocasiona cambios característicos de la especie durante todo el ciclo de la vida, esos cambios producen una limitación a la adaptabilidad del organismo en relación con el medio. El ritmo en esos cambios se produce en los distintos órganos de un mismo individuo o en distintos individuos en forma desigual. Es importante considerar que:
- Es un proceso normal.
- Ocurre en todos los seres vivos.
- Comienza en el momento de nacer: desde la vida intra-uterina, la placenta ya al noveno mes se le acaba la vida. Incluso, desde la concepción hay células que envejecen y mueren.
- Se acentúa en los últimos años. Principalmente se marca en el último 40% de vida de la persona.
- Se produce una limitación de la adaptabilidad. Mas bien es un cambio de tiempo para adaptarse, es decir, se demoran mas en adaptarse ante un estímulo.
- No es un proceso uniforme.
- Es diferente de una especie a otra: Cada especie tiene un tiempo de vida útil o esperado. Es distinto de un hombre a otro.
- En un mismo ser humano no todos sus órganos envejecen a un mismo tiempo.
* La percepción social de las personas mayores consiste en una imágen básicamente negativa.
* La probabilidad de que los estereotipos negativos eliciten actitudes negativas es mayor que la de que los positivos eliciten actitudes positivas, especialmente cuando son aplicados a las personas de edad más elevada.
* Las actitudes de los cuidadores hacia las personas mayores resultan ser el mejor predictor de las conductas paternalistas y de sobreprotección en el cuidado de sus familiares mayores
* Los profesionales de la salud tienen dificultades para reconocer la presencia de procesos patológicos en las personas mayores ya que asocian de forma natural la edad con la fragilidad y la debilidad, esto implica que frecuentemente no se tratan enfermedades que podrían ser curadas mediante la adecuada atención médica.
* Las actitudes de los miembros de una comunidad hacia los mayores se encuentra estrechamente relacionada con la imagen que socialmente se mantiene de ellos, y está imagen se encuentra estrechamente relacionada, a su vez, con el estatus que las personas mayores disfrutan en dicha comunidad.
En esta sentido, aquellas culturas que mantienen valores tradicionales y donde los miembros de más edad desempeñan funciones rituales, de transmisión de conocimientos o de formación de los nuevos miembros, valoran y tratan más positivamente a las personas mayores.
En sus escritos sobre los aspectos psicológicos del trabajo con personas mayores, Little sugiere que el edadismo se mantiene porque las falsas creencias que socialmente imperan sobre la vejez no sólo influyen en el modo como se trata a las personas mayores, sino también en el modo en que ellas se comportan.
ASPECTOS HISTÓRICOS:
El envejecer es una situación ambigua, no logramos reconocerla como parte de un continuo de nuestra propia vida, en donde nacemos, crecemos y morimos. Tenemos dificultad en aceptar el envejecimiento y para ello nos protegemos con una serie de mecanismos psicológicos. Dijo Unamuno que todos los seres humanos sentimos un «ansia de no morir», un «hambre de inmortalidad», un «anhelo de eternidad». Las religiones siempre han intentado aliviar esta inquietud, ofreciendo a sus fieles la posibilidad de derrotar a la muerte, de renacer en otro mundo, de poder descansar eternamente en algún paraíso donde no exista el dolor, la miseria y la angustia.
En otras culturas no occidentales el proceso de envejecer se enfoca de distintas maneras: por ejemplo, los chinos ven la vida como un continuo circulas en que se nace, se muere y se vuelve a nacer. Hay sociedades en que se preparan para nunca envejecer, mientras en otros sitios los ancianos son venerados por que representan la sabiduría y experiencia del pueblo.
Durante la historia muchos científicos y filósofos han estudiado la vejez. Cicerón fue uno de los primeros hombres en hacer un trabajo sobre el psiquismo del anciano, por otro lado, Galeno es el primer científico en analizar la vejez no como una enfermedad sino como un estado fisiológico del organismo. En el último tiempo hombres como el francés Quirol han descrito cosas como la demencia senil, junto con la fisiología y fisiopatología del anciano (hecho descrito por un médico suizo).
¿QUÉ ENTENDEMOS POR ENVEJECIMIENTO?:
A lo que entendemos por envejecimiento o envejecer, no existe una única definición sino tantas como autores o estudiosos han abordado el estudio de esta etapa de la vida.
«Preferible a hablar de vejez, como estado, es hablar de envejecimiento, como curso o proceso, un proceso que comienza tempranamente, al termino de la juventud, y que a lo largo de la vida adulta se combina con procesos de maduración y desarrollo... El envejecimiento no constituye un proceso simple o unitario, sino un haz de procesos, asociados entre sí, aunque no necesariamente sincrónicos, y que se asocian, a su vez, con la edad cronológica, mas sin coincidir con ella e incluso sin variar en conexión mecánica con ella... El proceso de envejecimiento se despliega en una secuencia compleja de cambios que tienen lugar en distintos niveles: biológico, psicológico, social» (Fierro A. 1994).
«El envejecimiento se asocia a una disminución de la viabilidad y a ser universal, progresivo, decremental e intrínseco. No se puede evitar envejecer, se puede evitar y cuidar del envejecimiento patológico (no natural). Envejecer es un hecho, el tiempo discurre sobre nuestros organismos más o menos castigados, por nuestros vicios y enfermedades, pero ello no significa que el tiempo transcurre solo en nuestra contra, la sabiduría solo se puede poseer disponiendo y gastando en general bastante tiempo, la perspectiva es otro valor comparativo esta vez, que solo nos da el tiempo. El envejecimiento en sí es un continuo proceso de desarrollo, nuevas oportunidades, intereses y cambios de perspectiva sobre la vida que la hacen cada día más interesante» (Arriola Manchola, E. 1997).
«Nosotros definimos el envejecer como un proceso dinámico, gradual, natural e inevitable, proceso en el que se dan cambios a nivel biológico, corporal, psicológico y social. Transcurre en el tiempo y esta delimitado por este.... Si bien todos los fenómenos del envejecimiento son dados en todos, no se envejece de igual manera, ni tampoco cada parte del organismo envejece al mismo tiempo. El envejecimiento como todo lo humano siempre lleva el sello de lo singular, lo único, lo individual» (Viguera V. 2001).
Durante muchos años, la Psicología del envejecimiento ha presenta desde su perspectiva un modelo deficitario del proceso de hacerse viejo que consideraba universal (que afecta por igual a todos los individuos), unidimensional (en el que declinan todas las capacidades y funciones), e irreversible (el deterioro funcional es permanente). Sin embargo, en fechas recientes ha tratado de corregir esta visión pesimista del envejecimiento al insistir en la notoria variabilidad de la forma de envejecer de unos individuos con respecto a otros; en que cada capacidad o función evoluciona de distinta manera; y en que determinadas capacidades pueden involucionar, en tanto otras pueden mantenerse o incluso mejorar. A partir de este punto de vista evolutivo se ha afirmado además que los cambios del envejecimiento no son siempre y necesariamente irreversible por el hecho que existen aspectos susceptibles de mejorar.
Según la OMS, el envejecimiento es un proceso fisiológico que comienza en la concepción y ocasiona cambios característicos de la especie durante todo el ciclo de la vida, esos cambios producen una limitación a la adaptabilidad del organismo en relación con el medio. El ritmo en esos cambios se produce en los distintos órganos de un mismo individuo o en distintos individuos en forma desigual. Es importante considerar que:
- Es un proceso normal.
- Ocurre en todos los seres vivos.
- Comienza en el momento de nacer: desde la vida intra-uterina, la placenta ya al noveno mes se le acaba la vida. Incluso, desde la concepción hay células que envejecen y mueren.
- Se acentúa en los últimos años. Principalmente se marca en el último 40% de vida de la persona.
- Se produce una limitación de la adaptabilidad. Mas bien es un cambio de tiempo para adaptarse, es decir, se demoran mas en adaptarse ante un estímulo.
- No es un proceso uniforme.
- Es diferente de una especie a otra: Cada especie tiene un tiempo de vida útil o esperado. Es distinto de un hombre a otro.
- En un mismo ser humano no todos sus órganos envejecen a un mismo tiempo.
Se han propuesto innumerables definiciones sobre
el envejecimiento una de las más aceptadas en términos generales es la recogida
por Biner y Bourliere, que lo expresa como el «Conjunto de modificaciones
morfológicas, psicológicas, bioquímicas y funcionales que aparecen como
consecuencia de la acción del tiempo sobre los seres vivos».
Streheler nos da cuatro características que matizan el concepto:
- Es universal para todos los individuos de una especie dada.
- Se producen cambios endógenos, van de dentro hacia fuera. Es un fenómeno intrínseco no debido a agentes externos.
- Es un fenómeno progresivo.
- Es un fenómeno deletéreo, que produce alteraciones en el organismo.
- En cualquier organismo que se estudie el envejecimiento, podemos decir que se presentan las cuatro características vitales anteriormente descritas y que estas ocurren en el organismo a tres niveles:
* Estructura: Cambios anatómicos, estatura, posición del cuerpo, opacidad de los huesos, etc.
* Función: Cambios en la actividad del organismo y cambios en la conducta. Ejemplo: En la marcha, en el humor, etc.
* Substrato: Alteraciones moleculares. Ejemplo: Glucemia.
Hace ya años que se viene empleando el término tercera edad para referirse a esa etapa del ciclo vital comprendida entre el declive de la edad adulta y el fallecimiento de la persona. Pero lo complicado es delimitar donde comienza la tercera edad (o incluso la cuarta edad que últimamente se ha puesto de moda para hablar de personas de más de 80 años), dado que los criterios para ello no son unánimes. Se podría delimitar la tercera edad o vejez de formas distintas:
- Cronológico: Por un lado se puede definir este concepto sobre la base de criterios cronológicos. Es decir, que cuando se rebasa la edad de jubilación (en torno a los 65 años) se entra en la tercera edad. Los años transcurridos desde el nacimiento. Esto no significa que a esa edad todo el mundo refleje de igual forma el impacto del tiempo, ya que según las condiciones de vida y trabajo, el estado de salud en general... las personas acusarán más o menos el paso del tiempo. Esta hace referencia al número de años que tenemos hasta el momento. Es contar el tiempo transcurrido desde el nacimiento.
- Por otro lado también se emplea un criterio más funcional para definir la tercera edad asimilándola a la incapacidad o a la limitación para llevar a cabo determinadas actividades. El estado funcional en las diferentes edades es la resultante de la interacción de los elementos biológicos, psicológicos, y sociales y constituye probablemente el reflejo mas fiel de la integridad del individuo a lo largo del proceso de envejecimiento. La incapacidad funcional con la presencia de dependencia y pérdida de autonomía es una vía final común a la que se llega como consecuencia de numerosas enfermedades en las personas mayores.
Esto tampoco es exacto, puesto que pertenecer a la tercera edad tampoco implica necesariamente incapacidad.
- Biológico: Tiene en cuenta los cambios físicos y biológicos que se van produciendo en las estructuras celulares, de tejidos, órganos y sistemas. Definición con grandes limitaciones por las diferencias de ritmo interpersonales e intrapersonales. Se corresponde a etapas en el proceso de envejecimiento, al estado físico o desgaste corporal. Seria el envejecimiento de órganos y de funciones. Se produce a varios niveles: molecular, celular, tisular y sistémico, y es a la vez estructural y funcional.
- Psicológica: Definen la vejez en función de los cambios cognitivos, efectivos y de personalidad a lo largo del ciclo vital. La edad con que uno se siente psíquicamente así como a los pensamientos y emociones habituales. Estas modificaciones no sobreviven espontáneamente sino son el resultado de acontecimientos vitales como el duelo y la jubilación. Ciertamente hay diferencia entre jóvenes y viejos en dos esferas: La cognoscitiva, que afecta la manera de pensar y las capacidades, y la psicoafectiva sobre la personalidad y el afecto.
- Social: Comprenden los papeles que se supone han de desempeñarse en la sociedad. Considera la individuo como miembro de grupos y de la sociedad.
- Fenomenológico: Es la percepción subjetiva de la propia edad, se refiere al sentimiento de haber cambiado con la edad a la vez que se permanece en lo esencial.
Se ha fijado la edad de ingreso a la vejez, 65 años para los países desarrollados y 60 años para los subdesarrollado (de acuerdo a las expectativas de vida). No obstante desde el punto de vista biológico, el envejecimiento se inicia para algunos autores en el momento de la concepción y para otros en la etapa de madurez.
Los hechos más importantes del envejecimiento:
- Universalidad: Son iguales para todos los individuos de la especie.
- Inevitabilidad como etapa final de todos los seres vivos caracterizándose por su deterioro morfológico y funcional progresivo, cuyo ritmo y características puede ser muy diferente según la especie, el individuo y los factores ambientales.
- Irreversible: A diferencia de las enfermedades, no puede detenerse ni revertirse.
- Heterogéneo e individual. Cada especie tiene una velocidad característica de envejecimiento pero, la velocidad de declinación funcional varía enormemente de sujeto a sujeto, y de órgano a órgano dentro de la misma persona.
- Deletéreo: Lleva a una progresiva pérdida de función. Se diferencia del proceso de crecimiento y desarrollo en que la finalidad de éste es alcanzar una madurez en la función.
- Intrínseco: No debido a factores ambientales modificables. A medida que se ha logrado prevenir y tratar mejor las enfermedades, y se han mejorado los factores ambientales se observa una mayoría de la población que logra vivir hasta edades muy avanzadas.
Podría definirse como el conjunto de cambio y modificaciones morfológicas, fisiológicas y psicológicas que se producen con el paso del tiempo en los seres vivos.
Se admite que para cada especie, la duración máxima de vida está determinada genéticamente, así el límite biológico o máximo de vida para el hombre se considera 110 a 130 años (en ausencia de enfermedad), sin embrago actualmente en las mejores condiciones ambientales es de 82.1 años para las mujeres y 76.4 para el hombre.
Teniendo en cuenta que el concepto de salud de la Organización Mundial de la Salud implica un completo estado de bienestar psicofísico y social en ausencia de enfermedad, en teoría nunca podríamos aplicarlo a las personas mayores.
ENFOQUE TRADICIONAL BIOMÉDICO:
Indudablemente envejecemos biológicamente. Disminuye nuestra competencia fisiológica y se producen cambios degenerativos. Al disminuir nuestras capacidades disminuye también el poder responder adaptativamente a las variaciones que podemos experimentar en nuestro medio ambiente volviéndonos más vulnerables a la enfermedad.
Los golpes, o enfermedades como el Alzheimer, pueden dañar la habilidad de un individuo mayor seriamente y revelar sus propias limitaciones.
No son muchas pero existen algunas enfermedades específicas de la vejez que realmente merecen el apelativo de seniles por encontrarse exclusivamente en estas edades. Es más frecuente que enfermedades comunes tengan mayor frecuencia en las últimas décadas de la vida. Procesos como las demencias, la insuficiencia cardiaca o los ictus entre muchas otras enfermedades responden a este patrón, apareciendo la mayor parte de los casos en ancianos. En algunos casos la edad avanzada es por si misma un factor de riesgo de padecerlas y pueden llegar a constituir graves problemas de salud pública al llegar a afectar a un gran porcentaje de la anciana.
En el anciano es frecuente la pluripatologías, coexistir varias enfermedades en el mismo paciente sumándose sus efectos. Estas enfermedades tienden una tendencia a evolucionar de forma crónica acompañando al paciente durante su vida provocándole gran incapacidad.
La presencia de varias enfermedades y dolencias lleva en ocasiones a una prescripción excesiva por parte del médico o a una automedicación por el propio paciente, con un elevado número de fármacos (polifarmacia). Los cambios propios que ocurren con el envejecimiento afectan también a la forma en que interactúan los medicamentos y nuestro organismo, produciéndose una mayor predisposición a padecer efectos anómalos en lo que se llama Yatrogenia. Este es un riesgo cuando está presente la polifarmacia a cuenta de interacciones entre fármacos o efectos indeseados.
Las enfermedades en los ancianos pueden presentarse de una forma atípica muy diferente del cuadro clínico clásico que se describe en los adultos jóvenes. Pueden faltar los síntomas más típicos como la fiebre o el dolor o la sintomatología presente puede ser muy vaga e inespecífica.
Streheler nos da cuatro características que matizan el concepto:
- Es universal para todos los individuos de una especie dada.
- Se producen cambios endógenos, van de dentro hacia fuera. Es un fenómeno intrínseco no debido a agentes externos.
- Es un fenómeno progresivo.
- Es un fenómeno deletéreo, que produce alteraciones en el organismo.
- En cualquier organismo que se estudie el envejecimiento, podemos decir que se presentan las cuatro características vitales anteriormente descritas y que estas ocurren en el organismo a tres niveles:
* Estructura: Cambios anatómicos, estatura, posición del cuerpo, opacidad de los huesos, etc.
* Función: Cambios en la actividad del organismo y cambios en la conducta. Ejemplo: En la marcha, en el humor, etc.
* Substrato: Alteraciones moleculares. Ejemplo: Glucemia.
Hace ya años que se viene empleando el término tercera edad para referirse a esa etapa del ciclo vital comprendida entre el declive de la edad adulta y el fallecimiento de la persona. Pero lo complicado es delimitar donde comienza la tercera edad (o incluso la cuarta edad que últimamente se ha puesto de moda para hablar de personas de más de 80 años), dado que los criterios para ello no son unánimes. Se podría delimitar la tercera edad o vejez de formas distintas:
- Cronológico: Por un lado se puede definir este concepto sobre la base de criterios cronológicos. Es decir, que cuando se rebasa la edad de jubilación (en torno a los 65 años) se entra en la tercera edad. Los años transcurridos desde el nacimiento. Esto no significa que a esa edad todo el mundo refleje de igual forma el impacto del tiempo, ya que según las condiciones de vida y trabajo, el estado de salud en general... las personas acusarán más o menos el paso del tiempo. Esta hace referencia al número de años que tenemos hasta el momento. Es contar el tiempo transcurrido desde el nacimiento.
- Por otro lado también se emplea un criterio más funcional para definir la tercera edad asimilándola a la incapacidad o a la limitación para llevar a cabo determinadas actividades. El estado funcional en las diferentes edades es la resultante de la interacción de los elementos biológicos, psicológicos, y sociales y constituye probablemente el reflejo mas fiel de la integridad del individuo a lo largo del proceso de envejecimiento. La incapacidad funcional con la presencia de dependencia y pérdida de autonomía es una vía final común a la que se llega como consecuencia de numerosas enfermedades en las personas mayores.
Esto tampoco es exacto, puesto que pertenecer a la tercera edad tampoco implica necesariamente incapacidad.
- Biológico: Tiene en cuenta los cambios físicos y biológicos que se van produciendo en las estructuras celulares, de tejidos, órganos y sistemas. Definición con grandes limitaciones por las diferencias de ritmo interpersonales e intrapersonales. Se corresponde a etapas en el proceso de envejecimiento, al estado físico o desgaste corporal. Seria el envejecimiento de órganos y de funciones. Se produce a varios niveles: molecular, celular, tisular y sistémico, y es a la vez estructural y funcional.
- Psicológica: Definen la vejez en función de los cambios cognitivos, efectivos y de personalidad a lo largo del ciclo vital. La edad con que uno se siente psíquicamente así como a los pensamientos y emociones habituales. Estas modificaciones no sobreviven espontáneamente sino son el resultado de acontecimientos vitales como el duelo y la jubilación. Ciertamente hay diferencia entre jóvenes y viejos en dos esferas: La cognoscitiva, que afecta la manera de pensar y las capacidades, y la psicoafectiva sobre la personalidad y el afecto.
- Social: Comprenden los papeles que se supone han de desempeñarse en la sociedad. Considera la individuo como miembro de grupos y de la sociedad.
- Fenomenológico: Es la percepción subjetiva de la propia edad, se refiere al sentimiento de haber cambiado con la edad a la vez que se permanece en lo esencial.
Se ha fijado la edad de ingreso a la vejez, 65 años para los países desarrollados y 60 años para los subdesarrollado (de acuerdo a las expectativas de vida). No obstante desde el punto de vista biológico, el envejecimiento se inicia para algunos autores en el momento de la concepción y para otros en la etapa de madurez.
Los hechos más importantes del envejecimiento:
- Universalidad: Son iguales para todos los individuos de la especie.
- Inevitabilidad como etapa final de todos los seres vivos caracterizándose por su deterioro morfológico y funcional progresivo, cuyo ritmo y características puede ser muy diferente según la especie, el individuo y los factores ambientales.
- Irreversible: A diferencia de las enfermedades, no puede detenerse ni revertirse.
- Heterogéneo e individual. Cada especie tiene una velocidad característica de envejecimiento pero, la velocidad de declinación funcional varía enormemente de sujeto a sujeto, y de órgano a órgano dentro de la misma persona.
- Deletéreo: Lleva a una progresiva pérdida de función. Se diferencia del proceso de crecimiento y desarrollo en que la finalidad de éste es alcanzar una madurez en la función.
- Intrínseco: No debido a factores ambientales modificables. A medida que se ha logrado prevenir y tratar mejor las enfermedades, y se han mejorado los factores ambientales se observa una mayoría de la población que logra vivir hasta edades muy avanzadas.
Podría definirse como el conjunto de cambio y modificaciones morfológicas, fisiológicas y psicológicas que se producen con el paso del tiempo en los seres vivos.
Se admite que para cada especie, la duración máxima de vida está determinada genéticamente, así el límite biológico o máximo de vida para el hombre se considera 110 a 130 años (en ausencia de enfermedad), sin embrago actualmente en las mejores condiciones ambientales es de 82.1 años para las mujeres y 76.4 para el hombre.
Teniendo en cuenta que el concepto de salud de la Organización Mundial de la Salud implica un completo estado de bienestar psicofísico y social en ausencia de enfermedad, en teoría nunca podríamos aplicarlo a las personas mayores.
ENFOQUE TRADICIONAL BIOMÉDICO:
Indudablemente envejecemos biológicamente. Disminuye nuestra competencia fisiológica y se producen cambios degenerativos. Al disminuir nuestras capacidades disminuye también el poder responder adaptativamente a las variaciones que podemos experimentar en nuestro medio ambiente volviéndonos más vulnerables a la enfermedad.
Los golpes, o enfermedades como el Alzheimer, pueden dañar la habilidad de un individuo mayor seriamente y revelar sus propias limitaciones.
No son muchas pero existen algunas enfermedades específicas de la vejez que realmente merecen el apelativo de seniles por encontrarse exclusivamente en estas edades. Es más frecuente que enfermedades comunes tengan mayor frecuencia en las últimas décadas de la vida. Procesos como las demencias, la insuficiencia cardiaca o los ictus entre muchas otras enfermedades responden a este patrón, apareciendo la mayor parte de los casos en ancianos. En algunos casos la edad avanzada es por si misma un factor de riesgo de padecerlas y pueden llegar a constituir graves problemas de salud pública al llegar a afectar a un gran porcentaje de la anciana.
En el anciano es frecuente la pluripatologías, coexistir varias enfermedades en el mismo paciente sumándose sus efectos. Estas enfermedades tienden una tendencia a evolucionar de forma crónica acompañando al paciente durante su vida provocándole gran incapacidad.
La presencia de varias enfermedades y dolencias lleva en ocasiones a una prescripción excesiva por parte del médico o a una automedicación por el propio paciente, con un elevado número de fármacos (polifarmacia). Los cambios propios que ocurren con el envejecimiento afectan también a la forma en que interactúan los medicamentos y nuestro organismo, produciéndose una mayor predisposición a padecer efectos anómalos en lo que se llama Yatrogenia. Este es un riesgo cuando está presente la polifarmacia a cuenta de interacciones entre fármacos o efectos indeseados.
Las enfermedades en los ancianos pueden presentarse de una forma atípica muy diferente del cuadro clínico clásico que se describe en los adultos jóvenes. Pueden faltar los síntomas más típicos como la fiebre o el dolor o la sintomatología presente puede ser muy vaga e inespecífica.
Las enfermedades más importante de la
vejez son:
* Las enfermedades coronarias del corazón (ECC), o cardiopatía isquémica es la más asesina en los países occidentales.. Para poder llevar a cabo la dura tarea de bombear sangre, el músculo cardíaco necesita un aporte correcto de sangre rica en oxígeno, lo que se garantiza a través de la red que constituyen las arterias coronarias. La enfermedad coronaria es el resultado final de un complejo proceso llamado ateroesclerosis (comúnmente llamado «endurecimiento de las arterias»).
Aunque se desarrolla lentamente durante muchos años, mata instantáneamente (muerte súbita) en un tercio de los casos. Se caracterizadas por un aporte limitado de oxígeno al músculo del corazón, un flujo sanguíneo coronario insuficiente para llevar al el oxígeno y los nutrientes necesarios El músculo del corazón, por tanto, cuenta con un suministro inadecuado, lo cual se hace especialmente patente durante el desarrollo de actividad física. En la mayoría de los pacientes, la EC está causada por una obstrucción crítica de las arterias coronarias. Presentan manifestaciones clínicas que van desde la:
- Angina de pecho: La angina es el síntoma primario de la enfermedad coronaria y, en casos graves, de un infarto de miocardio Normalmente se experimenta un dolor en el pecho. Se suele hacer referencia a la angina como estable (predecible) o inestable (menos predecible y un signo de una situación más grave. Se caracteriza por episodios de dolor torácico y opresión debidos a un insuficiente suministro de sangre al músculo cardiaco, que se suele precipitar con la realización de ejercicio y que remite con el descanso.
- Infarto de miocardio (IM) se manifiesta por un dolor torácico intenso y prolongado que se produce cuando el suministro de oxígeno y de sangre rica en nutrientes hacia el músculo cardiaco (miocardio) se ha reducido considerablemente o ha quedado completamente interrumpido. El episodio de infarto de miocardio puede producirse como resultado de uno o dos efectos de aterosclerosis: Si la arteria se bloquea completamente y la isquemia es tan extensa que los tejidos cardíacos no reciben oxígeno, las células de los mismos mueren. Si la misma placa desarrolla fisuras o desgarros. Las plaquetas se adhieren a ese punto para sellar la placa y se forma un coágulo sanguíneo (trombo). Entonces, puede producirse un ataque cardiaco si el coágulo sanguíneo formado obstruye completamente el paso de la sangre rica en oxígeno hasta el corazón.
-Insuficiencia cardiaca: Es una patología de gravedad progresiva y letal a su libre evolución. Es la causa principal de hospitalización en pacientes de más de 65 años El corazón funciona bombeando la sangre hacia las arterias y recogiéndola de las venas. La que sale del corazón tiene los nutrientes y oxígeno que el cuerpo necesita. La sangre venosa se oxigena en los pulmones y vuelve al corazón para que éste la envíe al resto del organismo. La insuficiencia cardiaca se produce cuando falla este mecanismo y el corazón no es capaz de enviar la cantidad suficiente de sangre por las arterias ni de recibir la correspondiente de las venas, pues al no haberse vaciado del todo no puede admitir la misma cantidad que en situaciones normales. Existen dos tipos principalmente de insuficiencia cardiaca:
-Insuficiencia cardiaca sistólica: se produce cuando disminuye la capacidad de contracción del corazón. No se empuja con suficiente fuerza a la sangre hacia el resto del cuerpo y queda en la cavidad cardiaca.
- Insuficiencia cardiaca diastólica: el corazón no recibe la suficiente cantidad de sangre porque tiene problemas para distenderse. Esto produce acumulación de fluidos en pies, tobillos y piernas.
* Osteoporosis: La osteoporosis es una enfermedad en la que los huesos se vuelven frágiles y es más probable que se rompan. Si no es prevenida o se deja sin tratar la osteoporosis puede progresar de una manera silenciosa e indolora hasta que algún hueso se rompe (fractura), lo que ocurre con mayor frecuencia en la cadera, columna vertebral y muñeca Comienza con leves dolores de espalda que se van intensificando, Se presentan fracturas frecuentes, Es una enfermedad común entre las mujeres mayores de 50 años, y en la edad adulta a hombres y mujeres mayores de 75 años.
* El Accidente Cerebro Vascular (ACV) o Ictus o Ataque Cerebral: Es la patología neurológica invalidante más prevalente de la población adulta mayor de 65 años y la tercera causa de muerte. Es una enfermedad vascular que afecta a las arterias del cerebro o que llegan al cerebro que se vuelven rígidas, en un proceso progresivo que consiste en la acumulación de colesterol, calcio y otras grasas en la pared de las arterias.
Las entidades que se producen a consecuencia de las alteraciones de la circulación sanguínea del cerebro se han dividido en dos grandes grupos:
- Isquémicos: Aquellas causadas por la obstrucción al paso de la sangre en las arterias cerebrales, usualmente por trombos que viajan desde sitios lejanos al cerebro tipo infeccioso.
En la mayor parte de los casos la obstrucción está producida por la presencia de placas de ateroma, lo que llamamos arterioesclerosis. Una enfermedad consistente en la progresiva formación de placas lipídicas en las arterias grandes y medianas que riegan el corazón es a menudo la responsable. Con síntomas como dolor de piernas, especialmente en las pantorrillas y en los pies, que se desarrolla cuando uno está en movimiento y cede con el reposo, hormigueo en los pies cuando se está en reposo, úlceras o gangrena de los pies...
En otros casos se debe a la llegada de un trombo desde otras zonas del organismo, generalmente desde el corazón (embolia).
Si en la zona obstruida por placas de ateroma se pegan acúmulos de plaquetas, se llegan a formar coágulos (trombos), lo que llamamos trombosis cerebral.
Estas causas obstructivas producen:
- Infarto cerebral: Se llama así a un área del cerebro que ha quedado lesionada irreversiblemente cuando, por alguna situación, no le llegó suficiente cantidad de sangre después de varios minutos.
- Isquemia cerebral transitoria: Son los episodios transitorios de déficit neurológico (sin convulsión). Son debido a la obstrucción transitoria de la circulación sanguínea en un área definida del cerebro.
- Hemorrágicos: Aquellas causadas por hemorragia dentro del cráneo. Puede producirse el sangrado que sucede entre el cerebro y la capa que lo rodea. La causa más común es por la ruptura de un aneurisma (alteración en la estructura de una arteria que toma la forma de un pequeño globo con predisposición a romperse)o como forma de hemorragia masiva o de pequeños sangrados. La causa más frecuente es la hipertensión arterial. Usualmente la persona es mayor de 50 años, con hipertensión arterial y generalmente ocurre después de un esfuerzo físico.
* Demencia senil: Desorden cerebral orgánico. La demencia describe una pérdida de las funciones mentales, generalmente asociada con la edad avanzada, que implica problemas de memoria. Es una pérdida de las habilidades mentales tan grave que interfiere con la habilidad de la persona para funcionar con normalidad en el trabajo o el entorno social. La demencia es un síndrome que se caracteriza por el deterioro de las funciones cerebrales superiores, en cuyo curso la conciencia permanece clara. Es un proceso, habitualmente progresivo y ocasionalmente reversible que interfiere con el desempeño en las actividades de la vida diaria, laborales y sociales. Se caracteriza por perjudicar la memoria a corto y a largo plazo, y desintegrar la personalidad debido a que afecta la perspicacia y el juicio. La demencia es un importante problema de la sanidad pública, con un fuerte impacto en los millones de las personas que la padecen y en sus familias. Los síntomas de la demencia incluyen: la incapacidad para aprender nueva información; la incapacidad para recordar información que se sabía en el pasado; problemas con el pensamiento abstracto; desajuste del criterio; trastornos en otras funciones cerebrales como la capacidad para hablar eficazmente, llevar a cabo las actividades motoras o reconocer o identificar los objetos; un cambio de personalidad; interferencia con la capacidad para trabajar o llevar a cabo las actividades sociales usuales. Otros síntomas que pueden acompañar la demencia incluyen la ansiedad, la depresión o la suspicacia, el deterioro de la memoria, daño del funcionamiento o comprensión intelectual, deterioro de la capacidad de juicio y de la capacidad de orientación y decaimiento de esas funciones.
Las principales formas de demencia en la edad avanzada son la enfermedad de Alzheimer (EA) (50-70%), la demencia vascular (30-50%) y otras formas de demencia, algunas asociadas a patología sistémica (diabetes, hipotiroidismo), infecciones (SIDA, enfermedad de Creutzfeldt--Jacob) o entidades nosológicas especificas de causa degenerativa y/o genética (enfermedad de Pick, demencia frontotemporal, demencia tipo Lewy, complejo demencia-Parkinson, etc.).
* Las enfermedades coronarias del corazón (ECC), o cardiopatía isquémica es la más asesina en los países occidentales.. Para poder llevar a cabo la dura tarea de bombear sangre, el músculo cardíaco necesita un aporte correcto de sangre rica en oxígeno, lo que se garantiza a través de la red que constituyen las arterias coronarias. La enfermedad coronaria es el resultado final de un complejo proceso llamado ateroesclerosis (comúnmente llamado «endurecimiento de las arterias»).
Aunque se desarrolla lentamente durante muchos años, mata instantáneamente (muerte súbita) en un tercio de los casos. Se caracterizadas por un aporte limitado de oxígeno al músculo del corazón, un flujo sanguíneo coronario insuficiente para llevar al el oxígeno y los nutrientes necesarios El músculo del corazón, por tanto, cuenta con un suministro inadecuado, lo cual se hace especialmente patente durante el desarrollo de actividad física. En la mayoría de los pacientes, la EC está causada por una obstrucción crítica de las arterias coronarias. Presentan manifestaciones clínicas que van desde la:
- Angina de pecho: La angina es el síntoma primario de la enfermedad coronaria y, en casos graves, de un infarto de miocardio Normalmente se experimenta un dolor en el pecho. Se suele hacer referencia a la angina como estable (predecible) o inestable (menos predecible y un signo de una situación más grave. Se caracteriza por episodios de dolor torácico y opresión debidos a un insuficiente suministro de sangre al músculo cardiaco, que se suele precipitar con la realización de ejercicio y que remite con el descanso.
- Infarto de miocardio (IM) se manifiesta por un dolor torácico intenso y prolongado que se produce cuando el suministro de oxígeno y de sangre rica en nutrientes hacia el músculo cardiaco (miocardio) se ha reducido considerablemente o ha quedado completamente interrumpido. El episodio de infarto de miocardio puede producirse como resultado de uno o dos efectos de aterosclerosis: Si la arteria se bloquea completamente y la isquemia es tan extensa que los tejidos cardíacos no reciben oxígeno, las células de los mismos mueren. Si la misma placa desarrolla fisuras o desgarros. Las plaquetas se adhieren a ese punto para sellar la placa y se forma un coágulo sanguíneo (trombo). Entonces, puede producirse un ataque cardiaco si el coágulo sanguíneo formado obstruye completamente el paso de la sangre rica en oxígeno hasta el corazón.
-Insuficiencia cardiaca: Es una patología de gravedad progresiva y letal a su libre evolución. Es la causa principal de hospitalización en pacientes de más de 65 años El corazón funciona bombeando la sangre hacia las arterias y recogiéndola de las venas. La que sale del corazón tiene los nutrientes y oxígeno que el cuerpo necesita. La sangre venosa se oxigena en los pulmones y vuelve al corazón para que éste la envíe al resto del organismo. La insuficiencia cardiaca se produce cuando falla este mecanismo y el corazón no es capaz de enviar la cantidad suficiente de sangre por las arterias ni de recibir la correspondiente de las venas, pues al no haberse vaciado del todo no puede admitir la misma cantidad que en situaciones normales. Existen dos tipos principalmente de insuficiencia cardiaca:
-Insuficiencia cardiaca sistólica: se produce cuando disminuye la capacidad de contracción del corazón. No se empuja con suficiente fuerza a la sangre hacia el resto del cuerpo y queda en la cavidad cardiaca.
- Insuficiencia cardiaca diastólica: el corazón no recibe la suficiente cantidad de sangre porque tiene problemas para distenderse. Esto produce acumulación de fluidos en pies, tobillos y piernas.
* Osteoporosis: La osteoporosis es una enfermedad en la que los huesos se vuelven frágiles y es más probable que se rompan. Si no es prevenida o se deja sin tratar la osteoporosis puede progresar de una manera silenciosa e indolora hasta que algún hueso se rompe (fractura), lo que ocurre con mayor frecuencia en la cadera, columna vertebral y muñeca Comienza con leves dolores de espalda que se van intensificando, Se presentan fracturas frecuentes, Es una enfermedad común entre las mujeres mayores de 50 años, y en la edad adulta a hombres y mujeres mayores de 75 años.
* El Accidente Cerebro Vascular (ACV) o Ictus o Ataque Cerebral: Es la patología neurológica invalidante más prevalente de la población adulta mayor de 65 años y la tercera causa de muerte. Es una enfermedad vascular que afecta a las arterias del cerebro o que llegan al cerebro que se vuelven rígidas, en un proceso progresivo que consiste en la acumulación de colesterol, calcio y otras grasas en la pared de las arterias.
Las entidades que se producen a consecuencia de las alteraciones de la circulación sanguínea del cerebro se han dividido en dos grandes grupos:
- Isquémicos: Aquellas causadas por la obstrucción al paso de la sangre en las arterias cerebrales, usualmente por trombos que viajan desde sitios lejanos al cerebro tipo infeccioso.
En la mayor parte de los casos la obstrucción está producida por la presencia de placas de ateroma, lo que llamamos arterioesclerosis. Una enfermedad consistente en la progresiva formación de placas lipídicas en las arterias grandes y medianas que riegan el corazón es a menudo la responsable. Con síntomas como dolor de piernas, especialmente en las pantorrillas y en los pies, que se desarrolla cuando uno está en movimiento y cede con el reposo, hormigueo en los pies cuando se está en reposo, úlceras o gangrena de los pies...
En otros casos se debe a la llegada de un trombo desde otras zonas del organismo, generalmente desde el corazón (embolia).
Si en la zona obstruida por placas de ateroma se pegan acúmulos de plaquetas, se llegan a formar coágulos (trombos), lo que llamamos trombosis cerebral.
Estas causas obstructivas producen:
- Infarto cerebral: Se llama así a un área del cerebro que ha quedado lesionada irreversiblemente cuando, por alguna situación, no le llegó suficiente cantidad de sangre después de varios minutos.
- Isquemia cerebral transitoria: Son los episodios transitorios de déficit neurológico (sin convulsión). Son debido a la obstrucción transitoria de la circulación sanguínea en un área definida del cerebro.
- Hemorrágicos: Aquellas causadas por hemorragia dentro del cráneo. Puede producirse el sangrado que sucede entre el cerebro y la capa que lo rodea. La causa más común es por la ruptura de un aneurisma (alteración en la estructura de una arteria que toma la forma de un pequeño globo con predisposición a romperse)o como forma de hemorragia masiva o de pequeños sangrados. La causa más frecuente es la hipertensión arterial. Usualmente la persona es mayor de 50 años, con hipertensión arterial y generalmente ocurre después de un esfuerzo físico.
* Demencia senil: Desorden cerebral orgánico. La demencia describe una pérdida de las funciones mentales, generalmente asociada con la edad avanzada, que implica problemas de memoria. Es una pérdida de las habilidades mentales tan grave que interfiere con la habilidad de la persona para funcionar con normalidad en el trabajo o el entorno social. La demencia es un síndrome que se caracteriza por el deterioro de las funciones cerebrales superiores, en cuyo curso la conciencia permanece clara. Es un proceso, habitualmente progresivo y ocasionalmente reversible que interfiere con el desempeño en las actividades de la vida diaria, laborales y sociales. Se caracteriza por perjudicar la memoria a corto y a largo plazo, y desintegrar la personalidad debido a que afecta la perspicacia y el juicio. La demencia es un importante problema de la sanidad pública, con un fuerte impacto en los millones de las personas que la padecen y en sus familias. Los síntomas de la demencia incluyen: la incapacidad para aprender nueva información; la incapacidad para recordar información que se sabía en el pasado; problemas con el pensamiento abstracto; desajuste del criterio; trastornos en otras funciones cerebrales como la capacidad para hablar eficazmente, llevar a cabo las actividades motoras o reconocer o identificar los objetos; un cambio de personalidad; interferencia con la capacidad para trabajar o llevar a cabo las actividades sociales usuales. Otros síntomas que pueden acompañar la demencia incluyen la ansiedad, la depresión o la suspicacia, el deterioro de la memoria, daño del funcionamiento o comprensión intelectual, deterioro de la capacidad de juicio y de la capacidad de orientación y decaimiento de esas funciones.
Las principales formas de demencia en la edad avanzada son la enfermedad de Alzheimer (EA) (50-70%), la demencia vascular (30-50%) y otras formas de demencia, algunas asociadas a patología sistémica (diabetes, hipotiroidismo), infecciones (SIDA, enfermedad de Creutzfeldt--Jacob) o entidades nosológicas especificas de causa degenerativa y/o genética (enfermedad de Pick, demencia frontotemporal, demencia tipo Lewy, complejo demencia-Parkinson, etc.).
* Alzheimer: Es la demencia más común y más frecuente en la población anciana, representando entre un 50 % y 80 % del total de las demencias. Tiene su mayor incidencia en la población mayor de 65 años, aunque puede aparecer antes y entonces su evolución suele ser mucho más rápida.
Esta enfermedad debe su nombre al neurólogo alemán Alois Alzhemier y es la más conocida de las enfermedades denominadas demencias, cuyo rasgo común es la pérdida progresiva de la capacidad intelectual. Alzheimer fue un neuropatólogo que describió esta enfermedad en el año 1907. Examinó el cerebro post mortem que le habían enviado del Hospital Psiquiátrico de Frankfurt que correspondía a una mujer de 54 años. Esta había comenzado su enfermedad a los 50 años, principió con un delirio celotípico (delirios de celos en donde piensan que la esposa o esposo los está engañando).hacia su esposo, encontrábase a disgusto en su domicilio, arrastraba las cosas de un lugar a otro, por momentos estaba irascible, hablaba a los gritos, tenía alucinaciones visuales y auditivas.
La Enfermedad de Alzheimer (EA) aparece de forma progresiva y pocas veces se puede diagnosticar de forma precoz debido a que pasa inadvertida en sus primeras fases. El diagnóstico exacto sólo se puede efectuar una vez que la persona ha fallecido a través de un examen de su cerebro. Se trataría del deterioro y la atrofia de la corteza cerebral.
Esta enfermedad es la demencia senil más frecuente. Afecta a la memoria, las habilidades, el lenguaje y progresivamente a otras facultades. Mientras otras demencias son reversibles y tratables, ésta no lo es. No se conoce con exactitud la causa de esta enfermedad, por lo que es imposible prevenirla y casi muy difícil.
Los signos más frecuentes son: pérdida progresiva de las capacidades cognitivas y funcionales, las cuales contribuirán a deteriorar las relaciones interpersonales del sujeto. Su forma de presentación se caracteriza por la aparición de trastornos mentales tales como ideas de persecución, alteración de la memoria, desorientación temporoespacial, problemas de comprensión del lenguaje, falta de memoria y conversación inconexa, alteraciones en la comunicación social, pérdida de hábitos de higiene, cambios bruscos en el estado de ánimo... No se suele acompañar de síntomas cerebrales tales como alteración en la marcha, coordinación de movimientos o alteraciones en los reflejos.
En cuanto al tratamiento hay que señalar que de momento es incurable, lo cual provoca un paulatino aumento de los enfermos y un elevado coste económico para hacer frente a los cuidados que éstos requieren.
Normalmente se habla de tres fases en la enfermedad, aunque esta división es demasiado ambigua, por lo que los profesionales que trabajan con enfermos de Alzheimer suele emplear una división más exhaustiva que distingue siete fases distintas. Dichas fases van desde los primeros síntomas hasta el completo deterioro de la persona y su fallecimiento.
A lo largo de todo el proceso de la enfermedad el individuo va advirtiendo cómo disminuye su capacidad para afrontar la vida diaria. Esto provoca frustración personal y estrés y repercute también en el resto de la familia, sobre todo en el cuidador principal, que en la mayoría de los casos es una mujer (ya sea la esposa, hija, nieta, hermana, nuera...). Cuando en una familia hay un enfermo de Alzheimer se producen grandes cambios que afectan a todos sus miembros, ya que han de reorganizarse para atender a esta persona. Por ello, es muy importante que no descuiden sus propias necesidades, sobre todo en el caso del cuidador principal. Que sufre las mayores consecuencias del cuidado del enfermo a costa de: realizar un importante esfuerzo físico y psíquico, responsabilizarse de la vida del enfermo, perder paulatinamente la independencia, desatenderse a sí mismo, paralizar durante algunos años su proyecto vital...
El cuidador puede verse atrapado en este rol, lo cual provoca consecuencias tanto de tipo físico como psicológico. Para paliar todo esto las asociaciones de familiares de enfermos procuran proporcionar apoyo de diversas formas (información, orientación, consejo profesional, grupos de autoayuda, grupos de ayuda mutua, programas de respiro familiar...) con el fin de mejorar la calidad de vida tanto del enfermo como de la familia. Así se evita o al menos se retrasa el ingreso del enfermo en un centro residencial, lo cual genera sentimientos de culpabilidad en el cuidador porque no siempre encuentra el lugar adecuado o no puede permitírselo económicamente.
Es evidente que el apoyo social es un elemento imprescindible para el cuidado de una persona con la Enfermedad de Alzheimer. Así se garantiza la cobertura de las necesidades psicológicas de estas personas que se encargan de su cuidado y que están sometidas a una importante carga de estrés. El apoyo social se orienta hacia cuatro objetivos:
- Moderar los trastornos que se producen como consecuencia del cuidado diario de una persona con Alzheimer.
- Disminuir el estrés y aislamiento social que padecen los cuidadores.
- Proporcionar soporte material dado que los gastos se disparan y los recursos familiares disminuyen (muchas veces algún miembro de la familia debe dejar de trabajar para atender al enfermo).
- Ayudar a los cuidadores para que sigan realizando su importante labor.
Este apoyo social llega muchas veces a través de grupos de ayuda mutua (sobre todo promovidos por las asociaciones de familiares), que consisten básicamente en un grupo de personas que comparten un problema y que se unen para mejorar su situación. En ellos se pone especial énfasis en la interacción entre los miembros y en la asunción individual de responsabilidades, a la vez que se fomentan valores para reforzar la identidad de los participantes.
La forma más organizada de apoyo social son las asociaciones, que en los últimos años han ido ganando en importancia, con lo cual la opinión pública es cada vez más consciente de la presencia de la EA. Las asociaciones de familiares se basan en que nadie va a orientar a un familiar de un enfermo con Alzheimer mejor que otra persona que ya haya pasado por esa experiencia. Por otro lado, el entrar en contacto con otras familias que viven la misma situación suele ser una experiencia muy positiva para los cuidadores.
Las asociaciones de familiares de enfermos de Alzheimer surgieron en España como plataforma para difundir en la sociedad la presencia de la enfermedad, fomentar la investigación científica y lograr una mejor calidad de vida para enfermos y cuidadores.
Sus objetivos son:
* Generales: Aprender a vivir lo mejor posible con un enfermo de Alzheimer y conseguir una atención integral del enfermo.
* Específicos:
- Informar y asesorar a las familias.
- Apoyarlos y ayudarlos para afrontar el impacto de la EA en la familia.
- Difundir la necesidad de un diagnóstico temprano y preciso.
- Promocionar la asistencia integral al enfermo.
- Estimular la investigación.
- Sensibilizar a la opinión pública y a las instituciones.
- Representar y defender los derechos de los enfermos y de sus familias.
Por último, respecto a las prestaciones sociales con las que cuenta este colectivo hay que destacar que apenas existen ayudas institucionales para los enfermos de Alzheimer, que pueden acceder a ellas a través del grado de minusvalía o por ser mayores de 65 años.
En síntesis, la EA es un fuerte agente de cambio en la familia que trastoca los roles familiares, las relaciones entre los miembros... En el caso concreto de los niños y jóvenes a los que les toca vivir con la enfermedad el impacto suele ser muy fuerte. Por un lado los más pequeños suelen perder parte de la atención que les prestaban sus padres, pero esta ausencia suele compensarse con la experiencia de ver a sus progenitores cuidando cada día al abuelo o abuela con Alzheimer. Este es un modo de adquirir un modelo de conducta positivo. Así, cuando surge la enfermedad, lo mejor es explicarle al niño o niña en qué consiste para que no se asusten ante posibles reacciones inesperadas del enfermo, sus cambios de humor, sus olvidos, su confusión...
Para que la familia supere con éxito la prueba de afrontar esta enfermedad es preciso aumentar la comunicación dentro de la familia, sobre todo con los más jóvenes.
Muchos ancianos desarrollan trastornos depresivos con síntomas que pueden confundirse con las manifestaciones de la demencia. Existen algunas diferencias como, por ejemplo, la depresión usualmente tiene un comienzo abrupto y los pacientes se quejan de una pérdida importante de la memoria pero que al momento de evaluarse se encuentra que tal pérdida no es significativa; por el contrario, quien tiene demencia incipiente tiende a restarle importancia a su trastorno de memoria.
A continuación presentamos algunos criterios diferenciales entre la depresión y la demencia, según K. Maurer (1993):
* El paciente con depresión acostumbra a quejarse de su falta de atención, de su pérdida de memoria, etc., no obstante, cuando el médico realiza el estudio de los problemas encuentra que tales síntomas no corresponden a un verdadero déficit neurológico. Por el contrario, el paciente con demencia trivializa aquellos hechos en los cuales se descubre su pérdida progresiva de memoria.
* El anciano deprimido generalmente se encuentra con un humor (deprimido) estable; el anciano con demencia incipiente presenta inestabilidad emocional con oscilaciones frecuentes de humor.
* La depresión hace que la persona tenga sentimientos de culpa y miedo al fracaso; la demencia incipiente se caracteriza porque el anciano niega sus problemas, culpa a otros de éstos y usualmente confabula para demostrar su «inocencia» neurológica.
* El paciente deprimido pierde la confianza hacia otras personas y el paciente con demencia se torna exigente hacia los demás.
* El anciano deprimido es coherente en su humor «depresivo» mientras el anciano con demencia tiene delirios superficiales, muchos de ellos ridículos.
* La depresión aparece bruscamente y no dura más de 6 meses; la demencia se desarrolla lentamente y es constantemente progresiva.
* Quien tiene depresión mejora con el tratamiento antidepresivo, mientras que el paciente con demencia podría mejorar parcialmente sus síntomas deprimidos (si los tuviese) pero los trastornos cognitivos (dificultades para comparar, capacidad para resolver problemas de la vida diaria y tomar decisiones, etc.) no mejoran.
* El anciano con depresión tiene insomnio más que intranquilidad nocturna; el anciano con demencia tiene intranquilidad nocturna pronunciada.
* Generalmente quien tiene depresión tiene antecedentes familiares con dicha enfermedad. Usualmente, la persona con demencia tiene antecedentes familiares de demencia.
* El paciente deprimido que está en una situación difícil sabe cómo conseguir ayuda mientras que el paciente con demencia se notará desorientado, perdido y tendrá dificultades para buscar ayuda.
Las características típicas de la depresión en las personas mayores son ansiedad, afecto deprimido, retardo psicomotriz y síntomas somáticos. Suele haber un grado variable de alteración cognoscitiva y puede haber síntomas psicóticos:
* La ansiedad suele ser reportada hasta en 15% de los mayores, lo cual corresponde a la prevalencia de depresión en tal grupo de edad. Hay una elevada prevalencia de ansiedad en los ancianos con depresión mayor que es menos pronunciada en el joven.
* Las personas de edad tienden a no reportar las alteraciones del afecto por considerarlas parte del proceso de envejecimiento.
* El retardo psicomotor usualmente flagrante en el joven puede no ser tan obvio en alguien de mayor edad y es así que los marcadores cardinales de la depresión pueden quedar enmascarados.
* Los síntomas somáticos suelen ser
prominentes en la depresión geriátrica. Los más comúnmente reportados son:
Astenia (estado de cansancio, debilidad y agotamiento general, físico y
psíquico, que se caracteriza por la falta de energía vital necesaria para la
realización de las actividades diarias más habituales), cefalea, palpitaciones,
dolor generalizado, mareo, disnea (sensación subjetiva de falta de aire o de
dificultad respiratoria), trastornos funcionales digestivos.
* Las alteraciones cognoscitivas suelen ser más obvias en el anciano, en particular si hay deterioro asociado. La pseudodemencia depresiva debe ser cuidadosamente diferenciada de la demencia. El término pseudodemencia depresiva se refiere a una depresión que se presenta de forma similar a una demencia pero que remite con el tratamiento de la depresión.
* La ideación pesimista es común y puede alcanzar niveles paranoicos.
* Asimismo, la presencia de hipocondriasis es frecuente y las alucinaciones pueden observarse en casos grave (la hipocondriasis o hipocondría consiste en creer que los síntomas físicos reales o imaginarios son signos de una enfermedad grave, a pesar de la certeza médica de que no lo son).
* Las alteraciones cognoscitivas suelen ser más obvias en el anciano, en particular si hay deterioro asociado. La pseudodemencia depresiva debe ser cuidadosamente diferenciada de la demencia. El término pseudodemencia depresiva se refiere a una depresión que se presenta de forma similar a una demencia pero que remite con el tratamiento de la depresión.
* La ideación pesimista es común y puede alcanzar niveles paranoicos.
* Asimismo, la presencia de hipocondriasis es frecuente y las alucinaciones pueden observarse en casos grave (la hipocondriasis o hipocondría consiste en creer que los síntomas físicos reales o imaginarios son signos de una enfermedad grave, a pesar de la certeza médica de que no lo son).
* Artrosis: Es una enfermedad articular
que se produce por fibrosis o degeneración de la misma. Se presenta en personas
de edad avanzada y afecta a las articulaciones de la columna vertebral, las
caderas, rodillas, manos... La mayoría de las personas mayores de 70 años
presentan síntomas de artrosis en alguna articulación por lo menos, siendo el
dolor y la alteración de la movilidad los síntomas principales. La degeneración
del cartílago articular por la edad es la principal causa, aunque la presencia
de alteraciones de ciertas proteínas que se trasmiten de forma hereditaria
producen una degeneración prematura del cartílago. La artrosis afecta más a las
mujeres que a los hombres y a partir de los 75 años casi todas las personas
tienen artrosis en alguna articulación. La obesidad y la falta de ejercicio son
factores predisponentes para la artrosis.
* Cataratas: Una catarata es una opacidad del cristalino, la lente clara y transparente del ojo. la lente nubla. La lente es normalmente transparente; pero, cuando se forma una catarata, toma un aspecto opaco como el vidrio empañado. Hay muchos tipos de cataratas. En su mayoría son causadas por un cambio en la pérdida de la transparencia del cristalino. Estos cambios pueden deberse a edad avanzada, lesiones oculares, ciertas enfermedades y afecciones del ojo.
Cambios fisiológicos relacionados con el envejecimiento:
Para muchas personas de avanzada edad, poder manejarse es la independencia. Muchos de los recursos físicos necesarios como una buena visión, audición, flexibilidad y reflejos, empiezan a deteriorarse seriamente alrededor de la edad de 55 años. A la edad de 75, el decaimiento se acelera. Casi un tercio de los mayores de 65, sufren una perdida auditiva más que significante, que se aumenta al 75% a los 75 años.
* Canicie, el cabello pierde color o cambios en la piel los signos visibles son los surcos, arrugas y flaccidez causados por el efecto del tiempo.
* Heridas, edemas, úlceras: La acumulación excesiva de líquidos en los tejidos o incremento de la masa de los tejidos produce hinchazón que puede ocurrir en todo el cuerpo (hinchazón generalizada) o limitarse sólo a una parte específica del mismo. Las heridas en las piernas y los pies y las úlceras son afecciones graves. Comprometen la movilidad y son costosas y lentas de tratar. Cuando una persona que guarda reposo no puede mover el cuerpo o partes del mismo no hay ningún alivio de la presión en los puntos donde su cuerpo hace contacto con la cama o la silla. Pueden producirse úlceras por compresión, a veces en espacio de horas en las personas vulnerables. Las úlceras por compresión surgen debido a la fuerza de corte y la presión hacia abajo causada por el peso del cuerpo aplasta los vasos sanguíneos y el tejido está privado de oxígeno. Las heridas pueden tardar semanas en sanar e infectarse, con consecuencias mortales. El daño de la piel empeora por la irritación de la humedad, por eso las úlceras son tan comunes en los pacientes incontinentes inmovilizados. Las partes óseas del cuerpo que están sujetas a la presión son especialmente propensas a generar úlceras.
En otro caso, los diabéticos están en peligro de contraer úlceras por compresión en los pies debido a enfermedades arteriales y neurológicas. Si la presión causal no es aliviada, puede ser necesario amputar. El control de la glucosa sanguínea puede ser importante para prevenir ese tipo de úlceras.
* Órganos de los sentidos:
- Visión: Los problemas se vuelven más frecuentes a partir de los 60 años y tienen una mayor incidencia en los mayores de 80 años. La pupila responde más lentamente nos cuesta adaptarnos a los cambios repentinos de iluminación, disminuye la capacidad de distinguir los colores del rango verde, azul y violeta, cuesta ver a distancias cortas, disminución de la agudeza visual, disminuye la capacidad de acomodación del cristalino...
- Audición: Pérdida de agudeza auditiva, perdida de sonidos de alta frecuencia oímos distorsionado, zumbido, un persistente pitido o retumbe en los oídos...
- Olfato: Carencia del sentido del olfato, Sensibilidad olfativa reducida Se reduce también la sensibilidad a los olores concentrados
- Gusto: Perdemos la elasticidad en la boca y en los labios, disminuye la cantidad de saliva y aumentan las fisuras en la lengua, los umbrales para lo salado, lo ácido y lo amargo aumentan con la edad y por lo tanto se necesita mayor concentración para detectarlo, pero el umbral para lo dulce permanece inalterable, la menor sensibilidad a los olores puede ser la causa por la que disfrutemos menos con la comida..
-Tacto: Disminuye la sensibilidad para el tacto, la Sensibilidad a la vibración, sensibilidad a la temperatura...
- Equilibrio y marcha: Disminuye el equilibrio a partir de los 50 años por muerte de células nerviosas, se torna insegura y lenta predisponiendo a las caídas. Se produce una experiencia de vértigo y de pérdida de la capacidad para mantenerse.
- Sistema músculo esquelético: Cambios degenerativos articulares.
- Sistema cardiovascular: Aumenta la presión arterial, disminuye el gasto cardíaco, disminuye la capacidad de respuesta al estrés.
- Sistema digestivo: Se altera la masticación por problemas dentales.
- Sistema Inmune: Disminuye la respuesta inmunitaria
- Sistema nervioso: Se produce una pérdida de neurona. (lo que no se traduce necesariamente en patologías) lo que trae consigo que disminuya el flujo sanguíneo, la sensibilidad, la coordinación, la capacidad de reacción, la capacidad de memoria, atención, aprendizaje. Se mantiene la capacidad mental (el pensamiento no se altera). Se mantiene la capacidad intelectual.
OTROS ENFOQUES EN EL ABORDAJE DEL ENVEJECIMIENTO:
Existen otros ámbitos que cobran importancia en este proceso.
* ECONÓMICO: LA JUBILACIÓN:
El tránsito del trabajo a la jubilación es un cambio muy importante en la vida de una persona. Durante ese periodo de tiempo, en el que el individuo tiene que aprender a llenar su tiempo libre, pueden incrementarse las enfermedades cardiacas y sobre todo la depresión. Aprender a mantenerse ocupado durante esa etapa de la vida es imprescindible para afrontar la jubilación.
* Cataratas: Una catarata es una opacidad del cristalino, la lente clara y transparente del ojo. la lente nubla. La lente es normalmente transparente; pero, cuando se forma una catarata, toma un aspecto opaco como el vidrio empañado. Hay muchos tipos de cataratas. En su mayoría son causadas por un cambio en la pérdida de la transparencia del cristalino. Estos cambios pueden deberse a edad avanzada, lesiones oculares, ciertas enfermedades y afecciones del ojo.
Cambios fisiológicos relacionados con el envejecimiento:
Para muchas personas de avanzada edad, poder manejarse es la independencia. Muchos de los recursos físicos necesarios como una buena visión, audición, flexibilidad y reflejos, empiezan a deteriorarse seriamente alrededor de la edad de 55 años. A la edad de 75, el decaimiento se acelera. Casi un tercio de los mayores de 65, sufren una perdida auditiva más que significante, que se aumenta al 75% a los 75 años.
* Canicie, el cabello pierde color o cambios en la piel los signos visibles son los surcos, arrugas y flaccidez causados por el efecto del tiempo.
* Heridas, edemas, úlceras: La acumulación excesiva de líquidos en los tejidos o incremento de la masa de los tejidos produce hinchazón que puede ocurrir en todo el cuerpo (hinchazón generalizada) o limitarse sólo a una parte específica del mismo. Las heridas en las piernas y los pies y las úlceras son afecciones graves. Comprometen la movilidad y son costosas y lentas de tratar. Cuando una persona que guarda reposo no puede mover el cuerpo o partes del mismo no hay ningún alivio de la presión en los puntos donde su cuerpo hace contacto con la cama o la silla. Pueden producirse úlceras por compresión, a veces en espacio de horas en las personas vulnerables. Las úlceras por compresión surgen debido a la fuerza de corte y la presión hacia abajo causada por el peso del cuerpo aplasta los vasos sanguíneos y el tejido está privado de oxígeno. Las heridas pueden tardar semanas en sanar e infectarse, con consecuencias mortales. El daño de la piel empeora por la irritación de la humedad, por eso las úlceras son tan comunes en los pacientes incontinentes inmovilizados. Las partes óseas del cuerpo que están sujetas a la presión son especialmente propensas a generar úlceras.
En otro caso, los diabéticos están en peligro de contraer úlceras por compresión en los pies debido a enfermedades arteriales y neurológicas. Si la presión causal no es aliviada, puede ser necesario amputar. El control de la glucosa sanguínea puede ser importante para prevenir ese tipo de úlceras.
* Órganos de los sentidos:
- Visión: Los problemas se vuelven más frecuentes a partir de los 60 años y tienen una mayor incidencia en los mayores de 80 años. La pupila responde más lentamente nos cuesta adaptarnos a los cambios repentinos de iluminación, disminuye la capacidad de distinguir los colores del rango verde, azul y violeta, cuesta ver a distancias cortas, disminución de la agudeza visual, disminuye la capacidad de acomodación del cristalino...
- Audición: Pérdida de agudeza auditiva, perdida de sonidos de alta frecuencia oímos distorsionado, zumbido, un persistente pitido o retumbe en los oídos...
- Olfato: Carencia del sentido del olfato, Sensibilidad olfativa reducida Se reduce también la sensibilidad a los olores concentrados
- Gusto: Perdemos la elasticidad en la boca y en los labios, disminuye la cantidad de saliva y aumentan las fisuras en la lengua, los umbrales para lo salado, lo ácido y lo amargo aumentan con la edad y por lo tanto se necesita mayor concentración para detectarlo, pero el umbral para lo dulce permanece inalterable, la menor sensibilidad a los olores puede ser la causa por la que disfrutemos menos con la comida..
-Tacto: Disminuye la sensibilidad para el tacto, la Sensibilidad a la vibración, sensibilidad a la temperatura...
- Equilibrio y marcha: Disminuye el equilibrio a partir de los 50 años por muerte de células nerviosas, se torna insegura y lenta predisponiendo a las caídas. Se produce una experiencia de vértigo y de pérdida de la capacidad para mantenerse.
- Sistema músculo esquelético: Cambios degenerativos articulares.
- Sistema cardiovascular: Aumenta la presión arterial, disminuye el gasto cardíaco, disminuye la capacidad de respuesta al estrés.
- Sistema digestivo: Se altera la masticación por problemas dentales.
- Sistema Inmune: Disminuye la respuesta inmunitaria
- Sistema nervioso: Se produce una pérdida de neurona. (lo que no se traduce necesariamente en patologías) lo que trae consigo que disminuya el flujo sanguíneo, la sensibilidad, la coordinación, la capacidad de reacción, la capacidad de memoria, atención, aprendizaje. Se mantiene la capacidad mental (el pensamiento no se altera). Se mantiene la capacidad intelectual.
OTROS ENFOQUES EN EL ABORDAJE DEL ENVEJECIMIENTO:
Existen otros ámbitos que cobran importancia en este proceso.
* ECONÓMICO: LA JUBILACIÓN:
El tránsito del trabajo a la jubilación es un cambio muy importante en la vida de una persona. Durante ese periodo de tiempo, en el que el individuo tiene que aprender a llenar su tiempo libre, pueden incrementarse las enfermedades cardiacas y sobre todo la depresión. Aprender a mantenerse ocupado durante esa etapa de la vida es imprescindible para afrontar la jubilación.
Nos jubilamos llegando a la edad cronológica que
por consenso marca la entrada en la vejez y que suele variar entre los 55 y los
65 años., la gran mayoría (40-60%) ven esa gran cantidad de tiempo libre como
una amenaza. Muchas veces, la jubilación y más con la legislación actual, se
convierte en algo obligatorio (65-70 años). Hoy en día una persona de 70 años
puede estar en plenas facultades para desempeñar un trabajo. En estos casos, la
jubilación puede interpretarse como si le dijeran al individuo que «es
inútil».
La transición del trabajo a la jubilación es un cambio muy importante en el que la persona puede esperar sentir estrés. Puede suponer la pérdida de ingresos, la identidad profesional, el estatus social, los compañeros y la estructura cotidiana del tiempo y las actividades. El retiro laboral supone la amenaza de una exclusión social. La mayoría de las personas que dejan de trabajar, se encuentran con que no tienen un plan. El sentimiento generalizado de quienes dejan la actividad laboral es de pérdida.
Un cambio en un ámbito puede repercutir en los otros, cuando un individuo se jubila pierde el rol del trabajador y la interacción con las relaciones sociales que creó en ese ámbito no serán tan frecuentes, su ritmo de vida y la distribución del tiempo se ve alterada, y su permanencia en el domicilio genere ciertos roces de comportamiento en el seno familiar o en la relación con su pareja, o realizando actividades sedentarias Algunos emparientan a la jubilación con la última fase de la vida de un individuo apoyado por los prejuicios. El retiro laboral, es una etapa posterior a la productiva. Supuestamente, es tiempo descansar...
El trabajo juega un papel central a través del cuál se define y se conserva la identidad. De aquí que la jubilación, puede tener un impacto negativo en la salud.
Los dos factores vinculados con la decisión de jubilarse pronto, son los ingresos y la salud. La mayoría de los individuos parecen renunciar al papel del trabajo, sin sufrir serios problemas físicos y emocionales, dependiendo de: si estaba preparado y si el retiro fue voluntario o forzado.
Entre los procesos psicosociales asociados a la jubilación nos encontramos:
- Cambios de la capacidad social, adaptación a un sistema social en el que no deciden, estrés del no útil, pérdida de la capacidad empresarial, profesional, agrícola, etc.
- Envejecimiento psicológico: Enfrentarse a la necesidad de admitir que se está en la etapa final de la vida.
- Distancias culturales.
- Incapacidad de absorber las nuevas tecnologías de los logros sociales.
- Economía disminuida al depender básicamente de los sistemas de subsidio social por la jubilación.
El incentivo varía según la vocación de cada persona. El turismo es una buena fuente de inspiración para los mayores. También lo es el estudio académico o de un oficio práctico. Otras personas mayores prefieren aprovechar para recuperar el tiempo con sus familiares, para mimar a sus nietos o charlar con sus hijos, estar acompañados gran parte del tiempo.
Ante la inestabilidad de las redes sociales dispuestas para los jubilados, personas mayores de 60, personas excluidas por edad pero influyentes por experiencia, una salida recurrente es la actividad hogareña. Tener tiempo propio y seguir trabajando para uno mismo.
* SOCIAL:
Nos enfrentamos a una progresiva pérdida de nuestra red social y un cambio en el reparto de tiempos. En muchos casos al jubilarnos o cesar en nuestra actividad, perdemos el ámbito laboral con lo que ello implica de pérdida de relaciones personales y roles. Debemos enfrentarnos a procesos de pérdidas. La persona cuando llega a envejecer sufre un aumento de la vivencia de pérdidas, entendiendo pérdida como la vivencia por la cual sentimos que ya no tenemos algo, a nivel real y subjetivo que es significativo para nosotros. Dichas pérdidas afectan a todos los ámbitos.
El proceso de «desligamiento», descrito por Cumming y Henry, en virtud del cual el individuo abandona actividades o rompe lazos sociales de conveniencia, voluntariamente o forzado por los rechazos que percibe, no se da en todos los individuos, ni en los que ocurre es a la misma edad ni por las mismas causas.
Hay personas que en su mayoría de edad se organizan para presentar sus reclamos de modo positivo y formal, de manera que con su participación, sean escuchados por la sociedad, quitando toda expresión de tinte violento y destinando sus actividades a lograr el bienestar grupal.
Las personas que han alcanzado su jubilación y/o pensión y que tienen un espectro de edad bastante amplio, a lo largo del tiempo han pasado de la tradicional conducta pasiva y expectante, a una actividad de reclamo que puede lograr gran intensidad.
Los mayores se organizan para pedir, para ser escuchados, para lograr su autodefensa coherente ante las injusticias, para mantener viva su dignidad de seres humanos, para definir su identidad de grupo y para que sus acciones conjuntas sean eficaces.
Rosalía Mota y Oscar López (19) señalan tres implicaciones para la transformación social de una persona que entra en la edad de jubilación y por tanto en la tercera edad:
- Entra en una etapa vital en la que los niveles de renta disminuyen y esto tiene consecuencias tanto en el nivel del gasto como en la distribución de dicho gasto.
- Rompe con las redes de relaciones sociales que giran en torno al trabajo (las más importantes hoy debido al debilitamiento de las relaciones personales). Así aumentan la soledad y el aislamiento social.
- Origina una marginalización del papel de estas personas, así como de su papel en la sociedad. Es decir, pasan a estar al margen ya que sus conocimientos y experiencia dejan de ser útiles.
Estos autores concluyen que de los tres puntos antes señalados se deriva una mayor incidencia de la pobreza en los hogares encabezados por una persona mayor. Pero esta pobreza no se refiere sólo a una pérdida de recursos económicos, sino también a una disminución de las relaciones sociales, a un empeoramiento de la salud, a un debilitamiento de la red familiar de apoyo... Tiene más relación con la marginación, con el vivir al margen, que con la pérdida de poder adquisitivo, siendo éste únicamente uno de los factores de riesgo que pueden dar lugar a una situación de pobreza. Otros factores son los siguientes: Las condiciones de salud y el poder acceder a recursos sanitarios adecuados, acceso a otros recursos procedentes sobre todo del sistema de servicios sociales como centros de día, ayuda a domicilio, teleasistencia, acogimiento familiar, residencias, poseer una vivienda en buenas condiciones de habitabilidad, contar con una red familiar..
* PSICOLÓGICO:
El estudio del envejecimiento en el campo de la Psicología no es hasta la segunda mitad del siglo XX cuando empieza a cobrar importancia como campo científico claramente definido.
En el anciano existe una angustia constante producto de un aumento de las exigencias del entorno biopsicosocial y una disminución de la energía psíquica. Al anciano todo le parece amenazador porque se enfrenta a una época en donde aparecen:
- Pérdidas: El anciano comienza a sentir el «nido vacío», se van los hijos, se casan. Por otro lado se jubila, pierde el trabajo, se le van muriendo los amigos y hasta el cónyuge...
- Ataque: Para el anciano todo es una amenaza por que ha perdido su capacidad de adaptación, cualquier cosa es una odisea.
- Restricción: El anciano tiene cosas que ya no puede hacer, muchos deben ser cuidados, tienen limitaciones físicas, etc.
Todas las pérdidas implican un proceso de duelo, es decir, de un trabajo psíquico. Superar la pérdida es vital para la persona que envejece, diminuyendo la probabilidad de que se produzcan repetidas crisis de identidad o que se atenúen las repercusiones de las mismas en la vida de las personas adultas mayores.
Las pérdidas son más numerosas y desencadenan el recuerdo de pérdidas que no han sido elaboradas, unido a que la red social empieza a disminuir. La persona, en definitiva, empieza a cuestionarse más acerca de su identidad en la medida en que no encuentra una respuesta satisfactoria que disminuya la angustia que los mitos, los prejuicios y las ideas falsas sobre el proceso de envejecimiento le pueda generar y que la sociedad no trata de contrarrestar devolviéndole una imagen con la que pueda identificarse plenamente, dañándose así su autoconcepto.
* CAMBIOS AFECTIVOS:
Las pérdidas forman parte de la vida e invariablemente nos enfrentan a un mismo proceso, el duelo. De la actitud que asumamos frente a él depende nuestro crecimiento y la calidad de nuestra vida posterior.
Todo duelo es un proceso normal que sigue a la pérdida de lo inmensamente querido. El duelo es el conjunto de reacciones de tipo físico, emocional y social que se producen por la pérdida de una persona que es cercana. Dependiendo de la intensidad de la relación podremos experimentar desde un sentimiento transitorio o de tristeza, hasta una desolación completa que puede persistir por años o volverse crónica (no se ha elaborado adaptativamente y va adquiriendo matices patológicos, ante los cuales es preciso recurrir a la ayuda de profesionales con experiencia en su abordaje en personas mayores).
El duelo, como una parte necesaria en esta etapa del vínculo, no podemos eludirlo con negaciones u olvidos. Superar la pérdida implica un proceso de elaboración, en el cual debemos atravesar diferentes etapas:
- Shock o parálisis: Se produce cuando nos enfrentamos a la noticia de la muerte y puede durar de minutos a días. Es un intento de defendernos del impacto que supone la noticia.
- Alivio o relajación: Fase de duración corta e influenciada por el tiempo que permanecen junto a nosotros otras personas importantes que nos otorgan cierto apoyo.
Es una etapa variable que oscila entre estados de ánimo tranquilo y llanto.
- Resentimiento: Cuando nos enfrentamos a la no existencia más de esa persona a nuestro lado entramos en la fase de resentimiento, es la sensación de soledad, inseguridad, falta de autoestima y culpabilidad.
- Recuerdo: Rememoramos constantemente nuestra vida pasada con esa persona que ya no está, tratando de retener las experiencias positivas.
- Reparación: Vamos aceptando la pérdida y empezando a hacer un esfuerzo por reiniciar nuestra vida, tratando nuevos intereses, actividades... con posibilidad de ampliar nuestra red social y tratando de pensar más lógica y racionalmente.
El proceso de duelo no es igual en todas las personas. En la elaboración del duelo normal se producen numerosas alteraciones en nuestros sentimientos y cambios en la percepción de cosas o de nuestro comportamiento.
Vivamos nuestro duelo con dignidad, recordando a nuestros hijos con las personas apropiadas y en los lugares apropiados. Evitemos el aislamiento, reinsertándonos en la vida familiar y en la sociedad asumiendo nuestros cambios personales Tengamos un proyecto de vida que honre a quienes no están, a los que están y a nosotros mismos.
Atendamos con dedicación y sensibilidad los vínculos afectivos con los vivos. La posibilidad de superar un duelo, requiere de nuestro esfuerzo personal.
La transición del trabajo a la jubilación es un cambio muy importante en el que la persona puede esperar sentir estrés. Puede suponer la pérdida de ingresos, la identidad profesional, el estatus social, los compañeros y la estructura cotidiana del tiempo y las actividades. El retiro laboral supone la amenaza de una exclusión social. La mayoría de las personas que dejan de trabajar, se encuentran con que no tienen un plan. El sentimiento generalizado de quienes dejan la actividad laboral es de pérdida.
Un cambio en un ámbito puede repercutir en los otros, cuando un individuo se jubila pierde el rol del trabajador y la interacción con las relaciones sociales que creó en ese ámbito no serán tan frecuentes, su ritmo de vida y la distribución del tiempo se ve alterada, y su permanencia en el domicilio genere ciertos roces de comportamiento en el seno familiar o en la relación con su pareja, o realizando actividades sedentarias Algunos emparientan a la jubilación con la última fase de la vida de un individuo apoyado por los prejuicios. El retiro laboral, es una etapa posterior a la productiva. Supuestamente, es tiempo descansar...
El trabajo juega un papel central a través del cuál se define y se conserva la identidad. De aquí que la jubilación, puede tener un impacto negativo en la salud.
Los dos factores vinculados con la decisión de jubilarse pronto, son los ingresos y la salud. La mayoría de los individuos parecen renunciar al papel del trabajo, sin sufrir serios problemas físicos y emocionales, dependiendo de: si estaba preparado y si el retiro fue voluntario o forzado.
Entre los procesos psicosociales asociados a la jubilación nos encontramos:
- Cambios de la capacidad social, adaptación a un sistema social en el que no deciden, estrés del no útil, pérdida de la capacidad empresarial, profesional, agrícola, etc.
- Envejecimiento psicológico: Enfrentarse a la necesidad de admitir que se está en la etapa final de la vida.
- Distancias culturales.
- Incapacidad de absorber las nuevas tecnologías de los logros sociales.
- Economía disminuida al depender básicamente de los sistemas de subsidio social por la jubilación.
El incentivo varía según la vocación de cada persona. El turismo es una buena fuente de inspiración para los mayores. También lo es el estudio académico o de un oficio práctico. Otras personas mayores prefieren aprovechar para recuperar el tiempo con sus familiares, para mimar a sus nietos o charlar con sus hijos, estar acompañados gran parte del tiempo.
Ante la inestabilidad de las redes sociales dispuestas para los jubilados, personas mayores de 60, personas excluidas por edad pero influyentes por experiencia, una salida recurrente es la actividad hogareña. Tener tiempo propio y seguir trabajando para uno mismo.
* SOCIAL:
Nos enfrentamos a una progresiva pérdida de nuestra red social y un cambio en el reparto de tiempos. En muchos casos al jubilarnos o cesar en nuestra actividad, perdemos el ámbito laboral con lo que ello implica de pérdida de relaciones personales y roles. Debemos enfrentarnos a procesos de pérdidas. La persona cuando llega a envejecer sufre un aumento de la vivencia de pérdidas, entendiendo pérdida como la vivencia por la cual sentimos que ya no tenemos algo, a nivel real y subjetivo que es significativo para nosotros. Dichas pérdidas afectan a todos los ámbitos.
El proceso de «desligamiento», descrito por Cumming y Henry, en virtud del cual el individuo abandona actividades o rompe lazos sociales de conveniencia, voluntariamente o forzado por los rechazos que percibe, no se da en todos los individuos, ni en los que ocurre es a la misma edad ni por las mismas causas.
Hay personas que en su mayoría de edad se organizan para presentar sus reclamos de modo positivo y formal, de manera que con su participación, sean escuchados por la sociedad, quitando toda expresión de tinte violento y destinando sus actividades a lograr el bienestar grupal.
Las personas que han alcanzado su jubilación y/o pensión y que tienen un espectro de edad bastante amplio, a lo largo del tiempo han pasado de la tradicional conducta pasiva y expectante, a una actividad de reclamo que puede lograr gran intensidad.
Los mayores se organizan para pedir, para ser escuchados, para lograr su autodefensa coherente ante las injusticias, para mantener viva su dignidad de seres humanos, para definir su identidad de grupo y para que sus acciones conjuntas sean eficaces.
Rosalía Mota y Oscar López (19) señalan tres implicaciones para la transformación social de una persona que entra en la edad de jubilación y por tanto en la tercera edad:
- Entra en una etapa vital en la que los niveles de renta disminuyen y esto tiene consecuencias tanto en el nivel del gasto como en la distribución de dicho gasto.
- Rompe con las redes de relaciones sociales que giran en torno al trabajo (las más importantes hoy debido al debilitamiento de las relaciones personales). Así aumentan la soledad y el aislamiento social.
- Origina una marginalización del papel de estas personas, así como de su papel en la sociedad. Es decir, pasan a estar al margen ya que sus conocimientos y experiencia dejan de ser útiles.
Estos autores concluyen que de los tres puntos antes señalados se deriva una mayor incidencia de la pobreza en los hogares encabezados por una persona mayor. Pero esta pobreza no se refiere sólo a una pérdida de recursos económicos, sino también a una disminución de las relaciones sociales, a un empeoramiento de la salud, a un debilitamiento de la red familiar de apoyo... Tiene más relación con la marginación, con el vivir al margen, que con la pérdida de poder adquisitivo, siendo éste únicamente uno de los factores de riesgo que pueden dar lugar a una situación de pobreza. Otros factores son los siguientes: Las condiciones de salud y el poder acceder a recursos sanitarios adecuados, acceso a otros recursos procedentes sobre todo del sistema de servicios sociales como centros de día, ayuda a domicilio, teleasistencia, acogimiento familiar, residencias, poseer una vivienda en buenas condiciones de habitabilidad, contar con una red familiar..
* PSICOLÓGICO:
El estudio del envejecimiento en el campo de la Psicología no es hasta la segunda mitad del siglo XX cuando empieza a cobrar importancia como campo científico claramente definido.
En el anciano existe una angustia constante producto de un aumento de las exigencias del entorno biopsicosocial y una disminución de la energía psíquica. Al anciano todo le parece amenazador porque se enfrenta a una época en donde aparecen:
- Pérdidas: El anciano comienza a sentir el «nido vacío», se van los hijos, se casan. Por otro lado se jubila, pierde el trabajo, se le van muriendo los amigos y hasta el cónyuge...
- Ataque: Para el anciano todo es una amenaza por que ha perdido su capacidad de adaptación, cualquier cosa es una odisea.
- Restricción: El anciano tiene cosas que ya no puede hacer, muchos deben ser cuidados, tienen limitaciones físicas, etc.
Todas las pérdidas implican un proceso de duelo, es decir, de un trabajo psíquico. Superar la pérdida es vital para la persona que envejece, diminuyendo la probabilidad de que se produzcan repetidas crisis de identidad o que se atenúen las repercusiones de las mismas en la vida de las personas adultas mayores.
Las pérdidas son más numerosas y desencadenan el recuerdo de pérdidas que no han sido elaboradas, unido a que la red social empieza a disminuir. La persona, en definitiva, empieza a cuestionarse más acerca de su identidad en la medida en que no encuentra una respuesta satisfactoria que disminuya la angustia que los mitos, los prejuicios y las ideas falsas sobre el proceso de envejecimiento le pueda generar y que la sociedad no trata de contrarrestar devolviéndole una imagen con la que pueda identificarse plenamente, dañándose así su autoconcepto.
* CAMBIOS AFECTIVOS:
Las pérdidas forman parte de la vida e invariablemente nos enfrentan a un mismo proceso, el duelo. De la actitud que asumamos frente a él depende nuestro crecimiento y la calidad de nuestra vida posterior.
Todo duelo es un proceso normal que sigue a la pérdida de lo inmensamente querido. El duelo es el conjunto de reacciones de tipo físico, emocional y social que se producen por la pérdida de una persona que es cercana. Dependiendo de la intensidad de la relación podremos experimentar desde un sentimiento transitorio o de tristeza, hasta una desolación completa que puede persistir por años o volverse crónica (no se ha elaborado adaptativamente y va adquiriendo matices patológicos, ante los cuales es preciso recurrir a la ayuda de profesionales con experiencia en su abordaje en personas mayores).
El duelo, como una parte necesaria en esta etapa del vínculo, no podemos eludirlo con negaciones u olvidos. Superar la pérdida implica un proceso de elaboración, en el cual debemos atravesar diferentes etapas:
- Shock o parálisis: Se produce cuando nos enfrentamos a la noticia de la muerte y puede durar de minutos a días. Es un intento de defendernos del impacto que supone la noticia.
- Alivio o relajación: Fase de duración corta e influenciada por el tiempo que permanecen junto a nosotros otras personas importantes que nos otorgan cierto apoyo.
Es una etapa variable que oscila entre estados de ánimo tranquilo y llanto.
- Resentimiento: Cuando nos enfrentamos a la no existencia más de esa persona a nuestro lado entramos en la fase de resentimiento, es la sensación de soledad, inseguridad, falta de autoestima y culpabilidad.
- Recuerdo: Rememoramos constantemente nuestra vida pasada con esa persona que ya no está, tratando de retener las experiencias positivas.
- Reparación: Vamos aceptando la pérdida y empezando a hacer un esfuerzo por reiniciar nuestra vida, tratando nuevos intereses, actividades... con posibilidad de ampliar nuestra red social y tratando de pensar más lógica y racionalmente.
El proceso de duelo no es igual en todas las personas. En la elaboración del duelo normal se producen numerosas alteraciones en nuestros sentimientos y cambios en la percepción de cosas o de nuestro comportamiento.
Vivamos nuestro duelo con dignidad, recordando a nuestros hijos con las personas apropiadas y en los lugares apropiados. Evitemos el aislamiento, reinsertándonos en la vida familiar y en la sociedad asumiendo nuestros cambios personales Tengamos un proyecto de vida que honre a quienes no están, a los que están y a nosotros mismos.
Atendamos con dedicación y sensibilidad los vínculos afectivos con los vivos. La posibilidad de superar un duelo, requiere de nuestro esfuerzo personal.
Otro riesgo que corren a menudo las
personas mayores es la soledad. Dicen J. A. Medina y F. Cembranos en su libro La
soledad (20) que esto es algo que se teme a lo largo de la vida y que a veces
llega, y añaden que «la soledad en la ancianidad es de periodos largos y es
difícil de acostumbrarse a ella. En la ancianidad va desapareciendo la red de
iguales... En la vejez la compañía depende más de las relaciones
transgeneracionales y de los puentes con las otras generaciones, que las
personas hayan sido capaces de establecer a lo largo de la vida».
El sentimiento de inutilidad: A medidas que el anciano va perdiendo facultades, cada vez depende más de los demás. Los grados de deterioro que va percibiendo la persona a medida que pasa los años son progresivos. Ese deterioro le conduce e a la perdida de autonomía personal y a la dependencia de los demás, es la realidad que mayores repercusiones psicológicas tiene.
Erikson define a la tercera edad como aquella en que se adquieren comportamientos de dependencia, ligados a la fragilización del estado de salud. Este autor destaca que los comportamientos de adaptación suponen el reconocimiento y la aceptación de una relación de interdependencia- dependencia del organismo que impone limitaciones motrices, sensoriales o mentales, interdependencia hacia un entorno social donde la calidad de vida actual depende completamente de esta relación. Insiste sobre el reflejo de supervivencia indispensable durante esta edad y sobre la flexibilidad del funcionamiento psíquico necesario, permanente e indispensable para resolver cualquier situación.
* Trastornos afectivos:
Los problemas afectivos también pueden ser la consecuencia de perturbaciones intelectuales, por lo que es necesario conocer su origen antes de considerarlos patológicos. Ciertas formas de inseguridad, ansiedad o agitación pueden ser frecuentes. La inseguridad y la angustia traen como consecuencia las numerosas modificaciones observadas: carácter egoísta, caprichoso, hipocondríaco. Los intereses se centran en la salud, los recursos financieros, las necesidades vitales, los hábitos y un conservadurismo creciente. Pueden parecer rígidos, intolerantes, desconfiados. Los frecuentes automatismos llevan a conductas de repetición que recuerdan, por su aspecto estereotipado, los rituales de personalidades obsesivas...
Cuando no existe un enriquecimiento de nuevas aportaciones el anciano se apega desesperadamente a lo adquirido y evoluciona dentro de un universo restringido en donde los demás personajes son amplificados. Lo anterior se vuelve un círculo vicioso en donde la regresión intelectual engendra un vacío afectivo, el cual, a su vez, conlleva a mayor deterioro por falta de estimulación. Lo anterior favorece la aparición de trastornos mentales.
* CAMBIOS EN LA PERSONALIDAD:
La personalidad se describe como el conjunto estructurado de características (rasgos) de los que dispone un individuo para sentir, pensar y comportarse según su propia manera. Varios estudios han demostrado que el individuo al envejecer conserva las tendencias de su personalidad a lo largo de la vida adulta y lo que se modifica es lo relacionado con el proceso de adaptación (equilibrio psicológico y satisfacción de vida). La rigidez de ciertos rasgos del carácter pueden presentarse como una forma de adaptación y comunicación con el medio social.
C. Jung y E. Erikson fueron los primeros en establecer que los cambios de personalidad se llevan a cabo a lo largo de toda la vida.
El llegar a edades avanzadas se describe como una función de orientación positiva hacia la integración del yo. Esta nueva perspectiva ha dado lugar al estudio del envejecimiento, dentro de un proceso de desarrollo, como un continuo que abarca toda la existencia, desde el nacimiento hasta la muerte.
- La teoría psicosocial del desarrollo de la personalidad de E. Erikson (Childhood and Society, 1950) establece que a partir de una potencialidad original del individuo se va dando una transformación a través de un desarrollo sucesivo y ordenado de diferentes fases. Se trata de un proceso evolutivo basado en una secuencia de hechos biológicos, psicológicos y sociales. En cada una de las fases del desarrollo el individuo debe afrontar y dominar un problema fundamental dado por dos fuerzas contrarias (crisis) que exigen una solución o síntesis. Del éxito de esta solución depende que el individuo pueda pasar de una fase a la siguiente.
Es epigenética es decir cada período construye el siguiente. El desarrollo del adulto depende de la solución de los problemas, de los períodos anteriores de los asuntos de confianza y autonomía, iniciativa y laboriosidad.
Para pasar de una etapa a la siguiente se requiere estar preparado biológica, psicológica y socialmente, y ocurre cuando la preparación individual coincide con la preparación social. La solución de una crisis de desarrollo da nacimiento a un aspecto particular del crecimiento de la personalidad asociado principalmente a una de las fases del ciclo vital.
En la fase inicial de la vida está la conquista de la confianza, seguida sucesivamente por la autonomía, la iniciativa, la habilidad, la identidad (intimidad), la generatividad y después, en la última etapa de la vida, el viejo deberá resolver la crisis de opuestos entre lograr la integridad o caer en la desesperación. El «logro de la integridad» significaría que en la etapa de la vejez es cuando el ser humano completa su devenir, seria la edad en que llega a ser completamente él mismo.
- Las teorías del ciclo de vida y del desarrollo del potencial humano consideran que la madurez es más factible de alcanzar en la última etapa de la vida. Por lo general, la crisis de la edad media favorece que el individuo tome conciencia del camino que ha recorrido y reconsidere su situación existencial y su preparación para la segunda mitad de su vida. Llegar a ser viejo no significa necesariamente haber alcanzado la madurez. El proceso de madurar lo explica Jung como el proceso de individuación, en donde el individuo se va constituyendo en un adulto completo y único a través de las diversas partes negativas y positivas que lo integran y que él acepta en toda su diversidad.
- Otros autores (A. Maslow, C. Rogers) han utilizado otros términos: La autorrealización o autoactualización que coinciden con el concepto de madurez, integridad o individuación. Este concepto implicaría el haber explotado todos los talentos, capacidades y posibilidades que existen potencialmente en todo ser humano. Lo anterior significaría alcanzar la sabiduría, que ha sido claramente descrita desde la antigüedad como una de las características de la senectud.
* Características de personalidad relevantes al bienestar psicológico durante el envejecimiento:
- Expectativas de control o locus de control (L.C) de Rotter está relacionado con la sensación de control personal y autocontrol de las acciones y consecuencias que derivan de esas acciones humanas. El LC hace referencia a la causa o la raíz en la que el individuo piensa que se encuentra el control de los resultados de su conducta. Es un atributo de personalidad que mide el grado en el que las personas creen que son dueñas de su propio destino. Se distingue un locus de control interno (L.C.I) que la persona cree que su conducta esta bajo su propio control y un locus de control externo (L.C.E) que creen que están conducidos por factores externos que están fuera de su control. Los niveles de locus de control interno disminuyen al aumentar la edad, puesto que con la edad son más numerosos los acontecimientos negativos que viven las personas y no pueden evitar.
Las investigaciones han demostrado que cuanto menos control tienen los sujetos mas afectado se vera en un sentido negativo, su bienestar personal. Se ha encontrado que los sujetos internos tienen una adaptación positiva.
- Atribuciones causales: Las personas de edad parecen aceptar los estilos atributivos existentes en la sociedad (etiqueta negativa de la edad) lo que les lleva a actuar de forma consistente con esas etiquetas. Cuando una persona se autoetiqueta se autoevalúa a partir de creencias y sentimientos derivados de la edad. Rodin y Langer describen dos tipos de problemas que pueden disminuir los intentos de enfrentarse a las situaciones que surgen:
- Una tendencia a atribuir la mayoría de los síntomas físicos a la edad en si misma, lo que puede focalizar incorrectamente a la persona fuera de factores sociales y situacionales, convirtiéndose esta atribución en fuente de estrés al asociarse a la perdida de control sobre su vida.
- Atribuir los acontecimientos negativos al propio proceso de envejecimiento, los convierte en inevitables.
El impacto que cualquier acontecimiento tiene sobre la persona no sólo depende de sus elementos objetivos (intensidad de las características estresantes), sino también de cómo el individuo lo interpreta y le atribuye significado.
- Patrón de conducta tipo A: Perfil psicológico donde las personas del Tipo A se caracterizan por un impaciencia, altos niveles de competitividad y hostilidad y una constante implicación, hiperactividad, irritabilidad, son ambiciosos, agresivos, hostiles, impulsivos, impacientes crónicos, tensos y competitivos, ya sea con su medio ambiente como con ellos mismos, y sus relaciones interpersonales son problemáticas y con tendencia a la dominancia.
Algunos autores señalan que la vejez es resultado del ajuste existente en otras etapas de la vida. Se ha intentado relacionar el patrón de conducta tipo A con el bienestar en la vejez. Parece que las diferencias conductuales entre el patrón tipo A y tipo B están bien establecidos en una edad temprana y que colocan a los tipo A en un mayor riesgo de desarrollar trastornos cardiovasculares. Sturbe (1985) realiza un estudio basado en el supuesto de que a medida que aumenta la edad aumentan las limitaciones conductuales, y comprueba como los tipo A muestran mayor bienestar en la juventud que en la vejez, mientras que el tipo B mostraría mayor bienestar en la vejez.
La autoestima refleja la valoración del propio yo. La autoestima se encuentra asociada con la salud, las actitudes hacia el envejecimiento y la satisfacción con la vida pasada. Tener una buena autoestima, cuando envejecemos, es un buen índice de que la adaptación a circunstancias difíciles,. Niveles bajos de autoestima serían señales de la posibilidad de la aparición de sucesos depresivos.
La forma en que una persona negocia las experiencias y acontecimientos de su vida depende básicamente del contenido, organización y funcionamiento de su autoconcepto.
El autoconcepto es una organización que integra e interpreta la experiencia a lo largo del tiempo y le da continuidad y significado, regula el afecto y motiva a la persona. Los sucesos vitales que afectan a las personas en el envejecimiento, son factores de cambio en la personalidad.
Según la teoría de los ocho estadios de Erikson en el desarrollo del Ego, las personas ancianas alcanzan un estado de madurez en el que es posible la integración en la reconciliación y satisfacción con su vida pasada o la desesperación y el disgusto por los fallos cometidos.
En cambio, las teorías antiestadíos de la personalidad, consideran que el desarrollo y la adaptación no sigue un proceso lineal y se ven afectados por los acontecimientos históricos durante el ciclo vital, lo que contradice parcialmente la teoría de Erikson.
Por lo general, los rasgos de personalidad se mantienen estables a lo largo del ciclo vital. En caso de producirse cambios, éstos suelen asociarse a acontecimientos de tipo pérdida, fundamentalmente de salud y de soporte social, más que a la edad cronológica. Estas pérdidas hacen a los ancianos más prudentes y cautelosos ante los problemas.
Reig (1992) establece que: «Tanto las enfermedades biológicas que afectan a la salud como los acontecimientos sociales tienen un impacto muy importante en el individuo. Impacto que se une a las transformaciones que la persona experimenta en el ambiente físico. Los cambios sensoriales, motores y cognitivos en general, hacen que el mismo ambiente físico en el que venía desenvolviéndose comience a ser diferente. El individuo empieza a percibir el mismo ambiente como diferente. Estos acontecimientos externos al propio sujeto determinan una nueva forma de comportarse que percibimos como característica de los viejos».
En la reorganización que hace el individuo cuando se enfrenta a los múltiples cambios del envejecimiento interviene su personalidad previa, es decir, la forma previa de comportarse y ser.
De cómo interrelacionan los efectos de los nuevos cambios y la personalidad previa surge la adaptación que cada persona realiza respecto a su nueva etapa, la vejez.
Muchos de los acontecimientos a los que se enfrenta la persona en la vejez además de poder transformar su personalidad pueden generar estrés en la persona que los vive, el cual puede repercutir en una enfermedad física o mental.
Pueden acompañarse con pérdida de la autoestima y de aislamiento lo cual repercute en nuestra red de apoyo social y en nuestras oportunidades de participación en actividades.
* Crisis que debe afrontar:
- De la identidad: La imagen que la persona tenía de sí misma sufre un cambio por las pérdidas que va sufriendo y por la decadencia general. ¿Quién soy yo? ¿Qué he hecho en mi vida?. En estos tiempos donde todo se mide por resultados y eficacia, es más fácil que a muchos ancianos les sobrevenga este tipo de desconcierto.
- De autonomía: El anciano experimenta que ahora tiene la necesidad de otros, que no se puede manejar por sí mismo, y que antes podía decir solo y ahora tiene que esperar la decisión de otros, depende incluso de los cuidados de los demás. Al experimentar la necesidad de depender de otros algunas personas mayores pueden preguntarse: ¿Para qué vivir así, si otros deciden por mí?.
- De pertenencia: Esta es una crisis muy relacionada con las anteriores. El sentido de pertenencia es necesario para llevar una vida normal y sin sobresaltos. Todos nos sentimos relacionados con un grupo que nos proporciona la razón de ser. Cuando alguien siente que no sirve para nada, o que es un estorbo para todos, es lógico que viva la impresión de ir vagando sin sentido. En esos casos la muerte, percibida como próxima, se ve como algo que causa miedo y espanto, o al revés, puede ser deseada como una liberación.
Existen unas necesidades que todos los seres humanos debemos sentir satisfechas para poder vivir una vida sana y normal. Pero de un modo especial, ellas se hacen más notorias y evidentes en los niños y en los ancianos.
- De seguridad: El anciano debe experimentar la seguridad de que no será abandonado, saber que será atendido con dignidad hasta el último día de su vida, es fuente de seguridad para todo individuo.
- De amor y de afecto: Es motivo de felicidad el saber que se es querido, respetado, y amado por mi mismo, independientemente de los resultados o eficacias de su presencia. La persona mayor tiene derecho a sentir que se cuenta con ella, que es respetada y valorada por sí misma, y que sigue siendo escuchada también ahora.
- De una vida con sentido: El anciano tiene derecho a seguir viviendo hasta el último día una vida que tenga sentido. Cuando se vive una vida con sentido hasta el final, también la muerte tiene sentido. Un papel muy importante juega aquí la fe de los creyentes, pues los anima a vivir en una esperanza.
* Autopercepción psicológica del adulto mayor:
El estudio del adulto mayor tiene características especiales, ya que se trata de una etapa de la vida que aunque debiera caracterizarse por la plenitud y el sosiego, es una etapa de conflictos afectivos, cambios biológicos, fisiológicos, modificaciones del aspecto persona pero existen en ellos potencialidades creativas y necesidades emocionales; en realidad, cada persona mayor presenta una modalidad y problema diferentes.
La autopercepción es la imagen que se hace el individuo de él mismo cuando se trata de evaluar las propias fuerzas y la autoestima. Nuestro comportamiento está determinado por la idea que tenemos de nosotros mismos.
La autopercepción se relacionan con la manera que el individuo, enfrentado a la realidad de su envejecimiento, tiene de percibirse a sí mismo.
- Pérdida de autoestima:
De nuestra autoestima depende la manera que cada uno tiene de enfrentar la vida, valorarse a sí mismo y valorar a los demás, y de ella depende en gran medida también, la manera más o menos airosa, exitosa, que cada uno practica para enfrentarse a los conflictos y dificultades de la vida.
El hombre enfrentado a la realidad del envejecimiento en medio de esta sociedad es probable que viva la etapa de su jubilación y retiro como una situación de pérdida y minusvalía, como una especie de marginación social. Es fácil que se sienta a sí mismo como alguien que ya no cuenta mucho para los demás porque percibe que los demás no cuentan con él. Y a nivel familiar, la nueva realidad de la familia nuclear permite que el abuelo vaya poco a poco sintiendo o percibiendo que tampoco en ese ámbito su presencia sea tan necesaria.
- Pérdida del significado o sentido de la vida:
Dice Victor Frankl que el vacío existencial es la neurosis de nuestro tiempo. Ésta se produce cuando el propio ser, la propia existencia, carece de significación. Una vivencia tal acerca del propio Yo, puede desencadenar una serie de síntomas depresivos. Con esto es posible que la persona de la tercera edad caiga en ese tipo de depresión a causa de que su vida, tal como es percibida por el propio protagonista, carece de significado. Nos podríamos preguntar ¿qué es primero, la depresión o la pérdida del sentido de la vida?.
Según estudios esta experiencia negativa de sí mismo, no se aprecia en personas mayores que sean más intelectuales o que permanezcan mentalmente activas. Hombres y mujeres, mentalmente activos, son también capaces de enfrentarse a la muerte con mayor serenidad que aquellos otros cuya vida carece de sentido según su propia percepción.
El sentimiento de inutilidad: A medidas que el anciano va perdiendo facultades, cada vez depende más de los demás. Los grados de deterioro que va percibiendo la persona a medida que pasa los años son progresivos. Ese deterioro le conduce e a la perdida de autonomía personal y a la dependencia de los demás, es la realidad que mayores repercusiones psicológicas tiene.
Erikson define a la tercera edad como aquella en que se adquieren comportamientos de dependencia, ligados a la fragilización del estado de salud. Este autor destaca que los comportamientos de adaptación suponen el reconocimiento y la aceptación de una relación de interdependencia- dependencia del organismo que impone limitaciones motrices, sensoriales o mentales, interdependencia hacia un entorno social donde la calidad de vida actual depende completamente de esta relación. Insiste sobre el reflejo de supervivencia indispensable durante esta edad y sobre la flexibilidad del funcionamiento psíquico necesario, permanente e indispensable para resolver cualquier situación.
* Trastornos afectivos:
Los problemas afectivos también pueden ser la consecuencia de perturbaciones intelectuales, por lo que es necesario conocer su origen antes de considerarlos patológicos. Ciertas formas de inseguridad, ansiedad o agitación pueden ser frecuentes. La inseguridad y la angustia traen como consecuencia las numerosas modificaciones observadas: carácter egoísta, caprichoso, hipocondríaco. Los intereses se centran en la salud, los recursos financieros, las necesidades vitales, los hábitos y un conservadurismo creciente. Pueden parecer rígidos, intolerantes, desconfiados. Los frecuentes automatismos llevan a conductas de repetición que recuerdan, por su aspecto estereotipado, los rituales de personalidades obsesivas...
Cuando no existe un enriquecimiento de nuevas aportaciones el anciano se apega desesperadamente a lo adquirido y evoluciona dentro de un universo restringido en donde los demás personajes son amplificados. Lo anterior se vuelve un círculo vicioso en donde la regresión intelectual engendra un vacío afectivo, el cual, a su vez, conlleva a mayor deterioro por falta de estimulación. Lo anterior favorece la aparición de trastornos mentales.
* CAMBIOS EN LA PERSONALIDAD:
La personalidad se describe como el conjunto estructurado de características (rasgos) de los que dispone un individuo para sentir, pensar y comportarse según su propia manera. Varios estudios han demostrado que el individuo al envejecer conserva las tendencias de su personalidad a lo largo de la vida adulta y lo que se modifica es lo relacionado con el proceso de adaptación (equilibrio psicológico y satisfacción de vida). La rigidez de ciertos rasgos del carácter pueden presentarse como una forma de adaptación y comunicación con el medio social.
C. Jung y E. Erikson fueron los primeros en establecer que los cambios de personalidad se llevan a cabo a lo largo de toda la vida.
El llegar a edades avanzadas se describe como una función de orientación positiva hacia la integración del yo. Esta nueva perspectiva ha dado lugar al estudio del envejecimiento, dentro de un proceso de desarrollo, como un continuo que abarca toda la existencia, desde el nacimiento hasta la muerte.
- La teoría psicosocial del desarrollo de la personalidad de E. Erikson (Childhood and Society, 1950) establece que a partir de una potencialidad original del individuo se va dando una transformación a través de un desarrollo sucesivo y ordenado de diferentes fases. Se trata de un proceso evolutivo basado en una secuencia de hechos biológicos, psicológicos y sociales. En cada una de las fases del desarrollo el individuo debe afrontar y dominar un problema fundamental dado por dos fuerzas contrarias (crisis) que exigen una solución o síntesis. Del éxito de esta solución depende que el individuo pueda pasar de una fase a la siguiente.
Es epigenética es decir cada período construye el siguiente. El desarrollo del adulto depende de la solución de los problemas, de los períodos anteriores de los asuntos de confianza y autonomía, iniciativa y laboriosidad.
Para pasar de una etapa a la siguiente se requiere estar preparado biológica, psicológica y socialmente, y ocurre cuando la preparación individual coincide con la preparación social. La solución de una crisis de desarrollo da nacimiento a un aspecto particular del crecimiento de la personalidad asociado principalmente a una de las fases del ciclo vital.
En la fase inicial de la vida está la conquista de la confianza, seguida sucesivamente por la autonomía, la iniciativa, la habilidad, la identidad (intimidad), la generatividad y después, en la última etapa de la vida, el viejo deberá resolver la crisis de opuestos entre lograr la integridad o caer en la desesperación. El «logro de la integridad» significaría que en la etapa de la vejez es cuando el ser humano completa su devenir, seria la edad en que llega a ser completamente él mismo.
- Las teorías del ciclo de vida y del desarrollo del potencial humano consideran que la madurez es más factible de alcanzar en la última etapa de la vida. Por lo general, la crisis de la edad media favorece que el individuo tome conciencia del camino que ha recorrido y reconsidere su situación existencial y su preparación para la segunda mitad de su vida. Llegar a ser viejo no significa necesariamente haber alcanzado la madurez. El proceso de madurar lo explica Jung como el proceso de individuación, en donde el individuo se va constituyendo en un adulto completo y único a través de las diversas partes negativas y positivas que lo integran y que él acepta en toda su diversidad.
- Otros autores (A. Maslow, C. Rogers) han utilizado otros términos: La autorrealización o autoactualización que coinciden con el concepto de madurez, integridad o individuación. Este concepto implicaría el haber explotado todos los talentos, capacidades y posibilidades que existen potencialmente en todo ser humano. Lo anterior significaría alcanzar la sabiduría, que ha sido claramente descrita desde la antigüedad como una de las características de la senectud.
* Características de personalidad relevantes al bienestar psicológico durante el envejecimiento:
- Expectativas de control o locus de control (L.C) de Rotter está relacionado con la sensación de control personal y autocontrol de las acciones y consecuencias que derivan de esas acciones humanas. El LC hace referencia a la causa o la raíz en la que el individuo piensa que se encuentra el control de los resultados de su conducta. Es un atributo de personalidad que mide el grado en el que las personas creen que son dueñas de su propio destino. Se distingue un locus de control interno (L.C.I) que la persona cree que su conducta esta bajo su propio control y un locus de control externo (L.C.E) que creen que están conducidos por factores externos que están fuera de su control. Los niveles de locus de control interno disminuyen al aumentar la edad, puesto que con la edad son más numerosos los acontecimientos negativos que viven las personas y no pueden evitar.
Las investigaciones han demostrado que cuanto menos control tienen los sujetos mas afectado se vera en un sentido negativo, su bienestar personal. Se ha encontrado que los sujetos internos tienen una adaptación positiva.
- Atribuciones causales: Las personas de edad parecen aceptar los estilos atributivos existentes en la sociedad (etiqueta negativa de la edad) lo que les lleva a actuar de forma consistente con esas etiquetas. Cuando una persona se autoetiqueta se autoevalúa a partir de creencias y sentimientos derivados de la edad. Rodin y Langer describen dos tipos de problemas que pueden disminuir los intentos de enfrentarse a las situaciones que surgen:
- Una tendencia a atribuir la mayoría de los síntomas físicos a la edad en si misma, lo que puede focalizar incorrectamente a la persona fuera de factores sociales y situacionales, convirtiéndose esta atribución en fuente de estrés al asociarse a la perdida de control sobre su vida.
- Atribuir los acontecimientos negativos al propio proceso de envejecimiento, los convierte en inevitables.
El impacto que cualquier acontecimiento tiene sobre la persona no sólo depende de sus elementos objetivos (intensidad de las características estresantes), sino también de cómo el individuo lo interpreta y le atribuye significado.
- Patrón de conducta tipo A: Perfil psicológico donde las personas del Tipo A se caracterizan por un impaciencia, altos niveles de competitividad y hostilidad y una constante implicación, hiperactividad, irritabilidad, son ambiciosos, agresivos, hostiles, impulsivos, impacientes crónicos, tensos y competitivos, ya sea con su medio ambiente como con ellos mismos, y sus relaciones interpersonales son problemáticas y con tendencia a la dominancia.
Algunos autores señalan que la vejez es resultado del ajuste existente en otras etapas de la vida. Se ha intentado relacionar el patrón de conducta tipo A con el bienestar en la vejez. Parece que las diferencias conductuales entre el patrón tipo A y tipo B están bien establecidos en una edad temprana y que colocan a los tipo A en un mayor riesgo de desarrollar trastornos cardiovasculares. Sturbe (1985) realiza un estudio basado en el supuesto de que a medida que aumenta la edad aumentan las limitaciones conductuales, y comprueba como los tipo A muestran mayor bienestar en la juventud que en la vejez, mientras que el tipo B mostraría mayor bienestar en la vejez.
La autoestima refleja la valoración del propio yo. La autoestima se encuentra asociada con la salud, las actitudes hacia el envejecimiento y la satisfacción con la vida pasada. Tener una buena autoestima, cuando envejecemos, es un buen índice de que la adaptación a circunstancias difíciles,. Niveles bajos de autoestima serían señales de la posibilidad de la aparición de sucesos depresivos.
La forma en que una persona negocia las experiencias y acontecimientos de su vida depende básicamente del contenido, organización y funcionamiento de su autoconcepto.
El autoconcepto es una organización que integra e interpreta la experiencia a lo largo del tiempo y le da continuidad y significado, regula el afecto y motiva a la persona. Los sucesos vitales que afectan a las personas en el envejecimiento, son factores de cambio en la personalidad.
Según la teoría de los ocho estadios de Erikson en el desarrollo del Ego, las personas ancianas alcanzan un estado de madurez en el que es posible la integración en la reconciliación y satisfacción con su vida pasada o la desesperación y el disgusto por los fallos cometidos.
En cambio, las teorías antiestadíos de la personalidad, consideran que el desarrollo y la adaptación no sigue un proceso lineal y se ven afectados por los acontecimientos históricos durante el ciclo vital, lo que contradice parcialmente la teoría de Erikson.
Por lo general, los rasgos de personalidad se mantienen estables a lo largo del ciclo vital. En caso de producirse cambios, éstos suelen asociarse a acontecimientos de tipo pérdida, fundamentalmente de salud y de soporte social, más que a la edad cronológica. Estas pérdidas hacen a los ancianos más prudentes y cautelosos ante los problemas.
Reig (1992) establece que: «Tanto las enfermedades biológicas que afectan a la salud como los acontecimientos sociales tienen un impacto muy importante en el individuo. Impacto que se une a las transformaciones que la persona experimenta en el ambiente físico. Los cambios sensoriales, motores y cognitivos en general, hacen que el mismo ambiente físico en el que venía desenvolviéndose comience a ser diferente. El individuo empieza a percibir el mismo ambiente como diferente. Estos acontecimientos externos al propio sujeto determinan una nueva forma de comportarse que percibimos como característica de los viejos».
En la reorganización que hace el individuo cuando se enfrenta a los múltiples cambios del envejecimiento interviene su personalidad previa, es decir, la forma previa de comportarse y ser.
De cómo interrelacionan los efectos de los nuevos cambios y la personalidad previa surge la adaptación que cada persona realiza respecto a su nueva etapa, la vejez.
Muchos de los acontecimientos a los que se enfrenta la persona en la vejez además de poder transformar su personalidad pueden generar estrés en la persona que los vive, el cual puede repercutir en una enfermedad física o mental.
Pueden acompañarse con pérdida de la autoestima y de aislamiento lo cual repercute en nuestra red de apoyo social y en nuestras oportunidades de participación en actividades.
* Crisis que debe afrontar:
- De la identidad: La imagen que la persona tenía de sí misma sufre un cambio por las pérdidas que va sufriendo y por la decadencia general. ¿Quién soy yo? ¿Qué he hecho en mi vida?. En estos tiempos donde todo se mide por resultados y eficacia, es más fácil que a muchos ancianos les sobrevenga este tipo de desconcierto.
- De autonomía: El anciano experimenta que ahora tiene la necesidad de otros, que no se puede manejar por sí mismo, y que antes podía decir solo y ahora tiene que esperar la decisión de otros, depende incluso de los cuidados de los demás. Al experimentar la necesidad de depender de otros algunas personas mayores pueden preguntarse: ¿Para qué vivir así, si otros deciden por mí?.
- De pertenencia: Esta es una crisis muy relacionada con las anteriores. El sentido de pertenencia es necesario para llevar una vida normal y sin sobresaltos. Todos nos sentimos relacionados con un grupo que nos proporciona la razón de ser. Cuando alguien siente que no sirve para nada, o que es un estorbo para todos, es lógico que viva la impresión de ir vagando sin sentido. En esos casos la muerte, percibida como próxima, se ve como algo que causa miedo y espanto, o al revés, puede ser deseada como una liberación.
Existen unas necesidades que todos los seres humanos debemos sentir satisfechas para poder vivir una vida sana y normal. Pero de un modo especial, ellas se hacen más notorias y evidentes en los niños y en los ancianos.
- De seguridad: El anciano debe experimentar la seguridad de que no será abandonado, saber que será atendido con dignidad hasta el último día de su vida, es fuente de seguridad para todo individuo.
- De amor y de afecto: Es motivo de felicidad el saber que se es querido, respetado, y amado por mi mismo, independientemente de los resultados o eficacias de su presencia. La persona mayor tiene derecho a sentir que se cuenta con ella, que es respetada y valorada por sí misma, y que sigue siendo escuchada también ahora.
- De una vida con sentido: El anciano tiene derecho a seguir viviendo hasta el último día una vida que tenga sentido. Cuando se vive una vida con sentido hasta el final, también la muerte tiene sentido. Un papel muy importante juega aquí la fe de los creyentes, pues los anima a vivir en una esperanza.
* Autopercepción psicológica del adulto mayor:
El estudio del adulto mayor tiene características especiales, ya que se trata de una etapa de la vida que aunque debiera caracterizarse por la plenitud y el sosiego, es una etapa de conflictos afectivos, cambios biológicos, fisiológicos, modificaciones del aspecto persona pero existen en ellos potencialidades creativas y necesidades emocionales; en realidad, cada persona mayor presenta una modalidad y problema diferentes.
La autopercepción es la imagen que se hace el individuo de él mismo cuando se trata de evaluar las propias fuerzas y la autoestima. Nuestro comportamiento está determinado por la idea que tenemos de nosotros mismos.
La autopercepción se relacionan con la manera que el individuo, enfrentado a la realidad de su envejecimiento, tiene de percibirse a sí mismo.
- Pérdida de autoestima:
De nuestra autoestima depende la manera que cada uno tiene de enfrentar la vida, valorarse a sí mismo y valorar a los demás, y de ella depende en gran medida también, la manera más o menos airosa, exitosa, que cada uno practica para enfrentarse a los conflictos y dificultades de la vida.
El hombre enfrentado a la realidad del envejecimiento en medio de esta sociedad es probable que viva la etapa de su jubilación y retiro como una situación de pérdida y minusvalía, como una especie de marginación social. Es fácil que se sienta a sí mismo como alguien que ya no cuenta mucho para los demás porque percibe que los demás no cuentan con él. Y a nivel familiar, la nueva realidad de la familia nuclear permite que el abuelo vaya poco a poco sintiendo o percibiendo que tampoco en ese ámbito su presencia sea tan necesaria.
- Pérdida del significado o sentido de la vida:
Dice Victor Frankl que el vacío existencial es la neurosis de nuestro tiempo. Ésta se produce cuando el propio ser, la propia existencia, carece de significación. Una vivencia tal acerca del propio Yo, puede desencadenar una serie de síntomas depresivos. Con esto es posible que la persona de la tercera edad caiga en ese tipo de depresión a causa de que su vida, tal como es percibida por el propio protagonista, carece de significado. Nos podríamos preguntar ¿qué es primero, la depresión o la pérdida del sentido de la vida?.
Según estudios esta experiencia negativa de sí mismo, no se aprecia en personas mayores que sean más intelectuales o que permanezcan mentalmente activas. Hombres y mujeres, mentalmente activos, son también capaces de enfrentarse a la muerte con mayor serenidad que aquellos otros cuya vida carece de sentido según su propia percepción.
- Pérdida de la facilidad de
adaptación:
La involución significa una nueva habilidad en donde se integran las experiencias de estados anteriores (infancia, adolescencia, edad adulta) lo cual requiere de un proceso de adaptación ya que el adulto mayor no solo debe adaptarse a su medio, a los cambios de valores, sino además a su propio estado, a su propio envejecimiento con recursos disminuidos y a la propia idea de la muerte.
La persona va viendo cómo los ambientes van cambiando para ella, y cómo otros le son lejanos y le ofrecen menos interés. Esto ha pasado siempre y en cada una de las etapas evolutivas del individuo, nunca los intereses han sido ni serán los mismos para todos o la mayoría de las personas, sean de la edad que sean, pero en esta edad el problema se incrementa. Por eso la persona se encuentra sin los instrumentos que le permitan un trabajo de adaptación como son las motivaciones o refuerzos sociales. Al carecer de dichas herramientas le es difícil adquirir hábitos nuevos, y por consiguiente adaptarse a las nuevas circunstancias.
Puede que la persona mayor no es que no tenga capacidad de adaptación, sino que las necesidades de adaptación son más numerosas. Las posibilidades dependen sobre todo de los recursos de la personalidad, de su cohesión interna, de su unidad, de su fuerza y de su debilidad de aquí la importancia de considerar a cada individuo de manera individual.
CAMBIOS EN EL FUNCIONAMIENTO COGNITIVO:
Nuestra capacidad para tratar e interactuar adecuadamente con nuestro entorno depende, en gran medida, de nuestro ambiente y habilidad para detectar, interpretar y responder de forma apropiada a la información que llega a nuestros sentidos.
La forma en que percibimos se relaciona con diversos comportamientos nuestros el proceso de envejecimiento va unido a cambios lentos y continuos que se manifiestan en diferentes áreas del funcionamiento cognitivo de manera selectiva.
Los más estudiados por el interés despertado son los referentes a la memoria y las funciones sensoriomotoras. Las funciones visopercepctivas, visoespaciales y visoconstructivas del hemisferio derecho de nuestro cerebro son las más vulnerables aparentemente a los efectos del envejecimiento, mientras que las funciones lingüísticas del hemisferio izquierdo se hallan mejor conservadas.
El pensamiento es una función psíquica de compleja conceptualización. Esta dificultad se basa en su difícil separación de otras funciones como la inteligencia, las actividades intuitivas o imaginativas o el mismo lenguaje.
El pensamiento se presenta como una función asociativa de diferentes aspectos psíquicos, que permite la elaboración de conceptos, juicios y consecuentemente crear un modelo de realidad
* Inteligencia:
Mientras que las investigaciones transversales (se recopilan datos en un solo momento en un tiempo único pretendiendo describir las variables y analizar su incidencia e interpretación en un momento determinado) encuentran cambios relativamente importantes y tempranos en el declive intelectual, los resultados procedentes de investigaciones longitudinales (se recopilan datos del tiempo en puntos y periodos específicos para hacer inferencias respecto al cambio, sus determinantes y consecuencias, la finalidad es analizar los cambios de determinadas variables a través del tiempo) muestran que este declive no se produce sino en edades avanzadas, al final de los sesenta. Los estudios transversales tienen el inconveniente de confundir los efectos relacionados con la edad y aquellos que dependen de las influencias histórico culturales.
Existen diferentes puntos de vista entre investigadores dependiendo del material evaluativo utilizado para medir dicha función, pero en líneas generales hay que precisar que los resultados que se obtienen están en función de la familiaridad, del grado de dificultad, del esfuerzo y la velocidad del material evaluativo.
Sobre la base del WAIS Albert y Heaton (1986) pudieron establecer que durante el envejecimento existe una mayor dificultad en las pruebas manipulativas que en las verbales.
Botwinick (1977) sostenía que las tareas verbales del WAIS se relacionaban con la utilización de la información almacenada en la memoria y refrescada por el vivir diario, de ahí que las personas mayores obtuvieran un mayor éxito en este tipo de pruebas y las manipulativas le suponían enfrentarse a materiales novedosos, no familiares y a menudo complejos para ellos.
Parece existir un declive general de la inteligencia que comienza en edades anteriores al establecimiento ocupacional de la vejez (los 60-65 años), y suele ser más acusado cuando se utilizan tareas manipulativas que verbales, con lo que durante el envejecimiento existiría una mayor dificultad en las pruebas manipulativas que en las verbales, posiblemente facilitadas estas últimas por el aprendizaje y las habilidades verbales adquiridas y consolidadas a lo largo de las diferentes etapas evolutivas del ser humano.
Este declive además, no se produce en forma homogénea en las distintas dimensiones intelectuales sino que existen patrones de cambio; los ancianos conservan algunas habilidades.
Entrarían en juego también las diferencias individuales derivadas de las trayectorias profesionales, sociales, familiares... que generan diferentes experiencias de vida e inciden en distintas habilidades. Igualmente influyen los factores genéticos y los ambientales.
Las funciones cognitivas son aquellas que le permiten al hombre conocer, aprender de su ambiente externo y, a cambio, poder interactuar y transformarlo. La evaluación del estado cognitivo es compleja y se ha desarrollado de manera importante en los últimos años en el estudio del adulto mayor, por la NeuroPsicología, con el objeto de detectar oportunamente y facilitar el diagnóstico de cualquier manifestación de deterioro orgánico.
Para la mayor parte de los investigadores del envejecimiento intelectual, la Teoría bifactorial formulada por Cattell en 1963 y ampliada por Horn en 1970 seria la teoría que permitiría una mayor integración de los resultados obtenidos en la evaluación del funcionamiento intelectual en ancianos. Esta teoría hace referencia a dos tipos de inteligencia:
- La Inteligencia Cristalizada (IC) integra aquellas habilidades mentales primarias que están fuertemente implicadas de un sentido cultural y, por tanto, dependen de factores socio-históricos y educativos. Capacidad de utilizar de manera práctica conocimientos adquiridos a través del aprendizaje, la experiencia y la educación que aumentaría conforme la edad.
- La Inteligencia Fluida (IF), con una fuerte implicación biológica, puede ser observada tras el procesamiento de la información en un contexto de baja significación cultural y muestra importantes cambios a través de la edad. Rrepresenta la capacidad biológica de una persona para adquirir conocimientos; depende de su integridad física y suele disminuir después de la adolescencia Capacidad del individuo para utilizar y procesar información nueva y abstracta,tiene que ver con las capacidades que ponemos en juego cuando razonamos, creamos conceptos nuevos, establecemos relaciones... : Esta capacidad esta ligada al desarrollo neurológico, esta muy libre de las influencias culturales o sociales y se desarrolla hasta los 20 años y se queda estable hasta los 80 años a partir de aquí empieza a disminuir la rapidez de procesamiento de esta inteligencia. Este enfoque tiene que ver con la idea de Piaget que decía que el niño iba madurando su inteligencia con el paso del tiempo es un proceso biológico, también el niño debía tener unas experiencias determinadas para desarrollas las distintas capacidades.
El envejecimiento incide especialmente en aquellas tareas que exigen rapidez, atención, concentración y razonamiento inductivo. Así, mientras la IC se mantendría a lo largo de la vida, la IF sufriría un declive paulatino a lo largo de la vejez.
La Inteligencia Práctica o Competencia Cognitiva -el producto de, entre otras cosas, la aplicación acumulativa de los procesos intelectuales ante situaciones específicas- muestra también diferencias de edad comparables con las que se obtienen en IF.
* Lenguaje:
Los cambios que ocurren en el lenguaje durante el proceso de envejecimiento se reducen a la dificultad en la denominación o evocación de palabras y en una reducción de la fluidez verbal, y aspectos como el vocabulario o la expresión verbal mejoran en este proceso por las experiencias acumuladas.
* Memoria:
Definimos la memoria como la capacidad de adquirir, retener y utilizar secundariamente una experiencia (Serrallonga, 1980). La memoria comprende los siguientes procesos:
- Entrada de información ambiental o del propio organismo; registro y mantenimiento de ella, y por último, salida de la información o conducta relacionada de forma consistente con la inicialmente recibida.
- El registro y codificación de la información no es casi nunca como una grabación magnetofónica, ya que comprende mecanismos activos que transforman el contenido para ser almacenado y que a veces generan modificaciones sustanciales en la reproducción.
- La memoria se produce en el contexto de estructuras nerviosas que conducen el proceso y cuyas alteraciones llevarán a trastornos.
La memoria forma parte de la vida psíquica, a la cual influirá del mismo modo que la vida psíquica influirá en la memoria.
Al igual que la inteligencia también se puede dividir cristalizada (ambiental, todo lo que es producto del aprendizaje) y fluida (memoria genética es la que permite reacciona). Horn (1982) sostiene que la inteligencia cristalizada se mantenía en el envejecimiento, mientras que se deterioraba la inteligencia fluida.
Al ser la pérdida de memoria la queja más frecuente del adulto mayor, en el presente capítulo nos enfocaremos al estudio de esta función cognitiva fundamental y su relación con el envejecimiento normal.
Desde los años 40 el estudio del envejecimiento en el campo de la Psicología se ha centrado en comparar el funcionamiento intelectual entre los jóvenes y los adultos mayores. Se ha hecho énfasis fundamentalmente en la evaluación de la incidencia del deterioro orgánico sobre el funcionamiento cognitivo. La pregunta clásica ha consistido en determinar si la inteligencia decrece conforme avanza la edad.
Desde un punto de vista psicológico, lo que más llama la atención son los fallos en la memoria reciente que los propios adultos mayores y nuestro entorno social o familiar suele asociarlos a la enfermedad de Alzheimer. Se da dicha preocupación porque se desconoce que en la vejez hay cambios que se consideran normales con respecto al funcionamiento cognitivo. Igualmente se producen cambios afectivos y en la personalidad que deben ser considerados como normales y esperables.
Son múltiples las quejas subjetivas que refieren los adultos mayores con respecto al funcionamiento de su memoria, de ahí que esta área del funcionamiento cognitivo haya sido la más estudiada.
De hecho procesos degenerativos como la demencia senil se manifiestan con alteraciones de memoria en sus inicios, pero hay que precisar que algunos aspectos de la memoria se deterioran con el paso de los años, pero no todos por igual ni en todas las personas.
La memoria es un proceso cognitivo que permite al individuo almacenar experiencias y percepciones que luego puede recordar en situaciones posteriores:
Comprende tres niveles o estadios que interactúan entre sí:
- Memoria sensorial: En ella influyen los cambios sensoriales y perceptivos cuando envejecemos precisamos mayor tiempo para extraer la información o fijarla.
- Memoria a corto plazo: A medida que envejecemos experimentamos dificultades para retener listas de dígitos en orden inverso especialmente. La latencia de respuesta, es decir, la rapidez con la que damos una respuesta a una tarea es también mayor precisando más tiempo para procesar la información y dándose en general un enlentecimiento en el proceso cognitivo de la información.
Habitualmente el adulto mayor no presenta problemas de retención a corto plazo, excepto cuando la información debe ser preservada y manipulada, es decir, en tareas que exigen una división de la atención, o bien que la persona reorganice una información adquirida o aprendida recientemente. Sin embargo las capacidades de abstracción, de cálculo y de comprensión semántica de las palabras, suelen conservarse.
- Memoria a largo plazo o memoria remota: Puede almacenarse en ella una cantidad indeterminada de información durante largos periodos de tiempo. La información la olvidamos en secuencia inversa al orden en que se aprende (ley de Ribot), por eso, cuando somos mayores tenemos mayores dificultades para recordar hechos recientes pero no aquellos que están anclados fuertemente en nuestra experiencia individual, como por ejemplo acontecimientos de nuestra niñez o juventud.
En la memoria a largo plazo se distinguen tres funciones: codificación, almacenamiento y recuperación. En cuanto a la codificación en el adulto mayor faltaría una capacidad de iniciativa cognoscitiva que le permitiera la utilización de nemotécnicas. En el caso de la recuperación, con la edad suele presentarse mayor dificultad para recordar intencionadamente (memoria explícita), que para desarrollar tareas en donde no se exige un esfuerzo consciente ( memoria implícita).
Basándonos en el tipo de contenidos que retenemos debemos distinguir entre la memoria referida a los hechos recientes y la referida a acontecimientos remotos. Cuando envejecemos podemos tener más dificultades para encontrar palabras en discursos espontáneos y disminuye nuestra fluidez verbal. A medida que envejecemos nos es más difícil recordar hechos recientes, pero en la medida en que utilizamos pistas se puede lograr el recuerdo de dicha información. Tenemos dificultades a la hora de planificar estrategias de memorización, repercutiendo en la cantidad de información que podemos retener y posteriormente evocar. Con la edad no se pierden las actividades intelectuales adquiridas a lo largo de la vida, especialmente para situaciones y tareas que requieren habilidades verbales. Se ha observado, sin embargo, que en las pruebas de tipo espacial (sustitución, dibujos, etc.) se pueden presentar mayores dificultades.
La mayor parte de las investigaciones indican la existencia de una lentitud generalizada en el procesamiento de la información a medida que avanza la edad de una persona.
Esta lentitud suele intervenir negativamente en la realización de una tarea de memoria, lo que muchas veces es mal interpretado, ya que no se trata de un déficit de memoria en si. Habitualmente la funcionalidad de la persona no está afectada y estos hallazgos se encuentran sólo si se buscan intencionadamente.
* Atención y percepción:
Cuando envejecemos nos distraemos con más facilidad, no podemos darnos cuenta con igual facilidad que antes de cual es nuestro objetivo. Cuando las tareas a realizar son simples, no hay cambios en el proceso de envejecimiento con respecto a otras etapas de nuestra vida pero si se presentan dificultades cuando las tareas son complejas. Si la tarea a realizar es irrelevante y sencilla no experimentamos grandes dificultades cuando envejecemos.
Percepción es el conjunto de procesos superiores implicados en la integración, reconocimiento e interpretación de patrones complejos de sensación, ya sean éstos relacionados con el ambiente (exterocepcíón) o con el propio cuerpo (interocepción).
* Orientación:
La orientación es un complejo de funciones psíquicas principalmente perceptivas, mediante las cuales tenemos conciencia, en cada momento, de la situación real en la cual nos hallamos. Para orientarnos no sólo es necesaria la integridad de nuestros órganos sensoriales, que nos informan del mundo exterior, sino también varias estructuras psicológicas. Para estar bien orientados necesitamos: La memoria, la atención, el pensamiento racional y la comprensión.
Para diagnosticar una alteración en la orientación es suficiente mediante el diálogo con el paciente y la observación del comportamiento del mismo. Se pueden incluir preguntas como la hora, el día, domicilio actual, provincia, edad, nombre, etc.
Tipos:
- Orientación en el espacio: Consiste en el conocimiento del lugar en el que se encuentra geográficamente el sujeto. Puede tratarse del lugar habitual donde el sujeto o puede ser un ambiente nuevo. La habituación a los lugares habituales o familiares es relativamente estable, pero la orientación en lugares nuevos requiere primero un proceso de adquisición.
- Orientación en persona: Consiste en el conocimiento de quién es uno mismo (fecha de nacimiento, origen, edad, nombre, posición social y laboral). Es una visión conjunta del presente y el pasado al mismo tiempo.
- Orientación en tiempo: Se trata del conocimiento de la fecha, el día, el mes, el año y la estación en la que nos encontramos. En este tipo de orientación, el momento del día y la estación del año, son fácilmente reconocibles, pero el resto conllevan más dificultades debido a los cambios que sufren.
- Orientación situativa: Es la captación y comprensión de la situación en la que se encuentra el sujeto. Es el reconocimiento por parte del individuo del lugar donde se encuentra, por ejemplo, en un supermercado, un cine, etc. Y por qué se encuentra allí donde está. Este tipo de orientación está estrechamente ligado a las anteriores, ya que aquí tendrían que ver la orientación temporal y la espacial.
* Aprendizaje:
El aprendizaje puede ser definido como la adquisición de asociaciones estimulo-respuesta. En el aprendizaje verbal si existe un declive claro a partir de los 60 años pero existen diferencias interindividuales que nos impiden fijar una línea en dicho declive. A medida que envejecemos mejora sustancialmente nuestra ejecución en razonamiento, resolución de problemas y otras habilidades cognitivas complejas.
Cambia nuestro ritmo de aprendizaje pero mantenemos nuestra capacidad para adquirir nuevos aprendizajes.
La involución significa una nueva habilidad en donde se integran las experiencias de estados anteriores (infancia, adolescencia, edad adulta) lo cual requiere de un proceso de adaptación ya que el adulto mayor no solo debe adaptarse a su medio, a los cambios de valores, sino además a su propio estado, a su propio envejecimiento con recursos disminuidos y a la propia idea de la muerte.
La persona va viendo cómo los ambientes van cambiando para ella, y cómo otros le son lejanos y le ofrecen menos interés. Esto ha pasado siempre y en cada una de las etapas evolutivas del individuo, nunca los intereses han sido ni serán los mismos para todos o la mayoría de las personas, sean de la edad que sean, pero en esta edad el problema se incrementa. Por eso la persona se encuentra sin los instrumentos que le permitan un trabajo de adaptación como son las motivaciones o refuerzos sociales. Al carecer de dichas herramientas le es difícil adquirir hábitos nuevos, y por consiguiente adaptarse a las nuevas circunstancias.
Puede que la persona mayor no es que no tenga capacidad de adaptación, sino que las necesidades de adaptación son más numerosas. Las posibilidades dependen sobre todo de los recursos de la personalidad, de su cohesión interna, de su unidad, de su fuerza y de su debilidad de aquí la importancia de considerar a cada individuo de manera individual.
CAMBIOS EN EL FUNCIONAMIENTO COGNITIVO:
Nuestra capacidad para tratar e interactuar adecuadamente con nuestro entorno depende, en gran medida, de nuestro ambiente y habilidad para detectar, interpretar y responder de forma apropiada a la información que llega a nuestros sentidos.
La forma en que percibimos se relaciona con diversos comportamientos nuestros el proceso de envejecimiento va unido a cambios lentos y continuos que se manifiestan en diferentes áreas del funcionamiento cognitivo de manera selectiva.
Los más estudiados por el interés despertado son los referentes a la memoria y las funciones sensoriomotoras. Las funciones visopercepctivas, visoespaciales y visoconstructivas del hemisferio derecho de nuestro cerebro son las más vulnerables aparentemente a los efectos del envejecimiento, mientras que las funciones lingüísticas del hemisferio izquierdo se hallan mejor conservadas.
El pensamiento es una función psíquica de compleja conceptualización. Esta dificultad se basa en su difícil separación de otras funciones como la inteligencia, las actividades intuitivas o imaginativas o el mismo lenguaje.
El pensamiento se presenta como una función asociativa de diferentes aspectos psíquicos, que permite la elaboración de conceptos, juicios y consecuentemente crear un modelo de realidad
* Inteligencia:
Mientras que las investigaciones transversales (se recopilan datos en un solo momento en un tiempo único pretendiendo describir las variables y analizar su incidencia e interpretación en un momento determinado) encuentran cambios relativamente importantes y tempranos en el declive intelectual, los resultados procedentes de investigaciones longitudinales (se recopilan datos del tiempo en puntos y periodos específicos para hacer inferencias respecto al cambio, sus determinantes y consecuencias, la finalidad es analizar los cambios de determinadas variables a través del tiempo) muestran que este declive no se produce sino en edades avanzadas, al final de los sesenta. Los estudios transversales tienen el inconveniente de confundir los efectos relacionados con la edad y aquellos que dependen de las influencias histórico culturales.
Existen diferentes puntos de vista entre investigadores dependiendo del material evaluativo utilizado para medir dicha función, pero en líneas generales hay que precisar que los resultados que se obtienen están en función de la familiaridad, del grado de dificultad, del esfuerzo y la velocidad del material evaluativo.
Sobre la base del WAIS Albert y Heaton (1986) pudieron establecer que durante el envejecimento existe una mayor dificultad en las pruebas manipulativas que en las verbales.
Botwinick (1977) sostenía que las tareas verbales del WAIS se relacionaban con la utilización de la información almacenada en la memoria y refrescada por el vivir diario, de ahí que las personas mayores obtuvieran un mayor éxito en este tipo de pruebas y las manipulativas le suponían enfrentarse a materiales novedosos, no familiares y a menudo complejos para ellos.
Parece existir un declive general de la inteligencia que comienza en edades anteriores al establecimiento ocupacional de la vejez (los 60-65 años), y suele ser más acusado cuando se utilizan tareas manipulativas que verbales, con lo que durante el envejecimiento existiría una mayor dificultad en las pruebas manipulativas que en las verbales, posiblemente facilitadas estas últimas por el aprendizaje y las habilidades verbales adquiridas y consolidadas a lo largo de las diferentes etapas evolutivas del ser humano.
Este declive además, no se produce en forma homogénea en las distintas dimensiones intelectuales sino que existen patrones de cambio; los ancianos conservan algunas habilidades.
Entrarían en juego también las diferencias individuales derivadas de las trayectorias profesionales, sociales, familiares... que generan diferentes experiencias de vida e inciden en distintas habilidades. Igualmente influyen los factores genéticos y los ambientales.
Las funciones cognitivas son aquellas que le permiten al hombre conocer, aprender de su ambiente externo y, a cambio, poder interactuar y transformarlo. La evaluación del estado cognitivo es compleja y se ha desarrollado de manera importante en los últimos años en el estudio del adulto mayor, por la NeuroPsicología, con el objeto de detectar oportunamente y facilitar el diagnóstico de cualquier manifestación de deterioro orgánico.
Para la mayor parte de los investigadores del envejecimiento intelectual, la Teoría bifactorial formulada por Cattell en 1963 y ampliada por Horn en 1970 seria la teoría que permitiría una mayor integración de los resultados obtenidos en la evaluación del funcionamiento intelectual en ancianos. Esta teoría hace referencia a dos tipos de inteligencia:
- La Inteligencia Cristalizada (IC) integra aquellas habilidades mentales primarias que están fuertemente implicadas de un sentido cultural y, por tanto, dependen de factores socio-históricos y educativos. Capacidad de utilizar de manera práctica conocimientos adquiridos a través del aprendizaje, la experiencia y la educación que aumentaría conforme la edad.
- La Inteligencia Fluida (IF), con una fuerte implicación biológica, puede ser observada tras el procesamiento de la información en un contexto de baja significación cultural y muestra importantes cambios a través de la edad. Rrepresenta la capacidad biológica de una persona para adquirir conocimientos; depende de su integridad física y suele disminuir después de la adolescencia Capacidad del individuo para utilizar y procesar información nueva y abstracta,tiene que ver con las capacidades que ponemos en juego cuando razonamos, creamos conceptos nuevos, establecemos relaciones... : Esta capacidad esta ligada al desarrollo neurológico, esta muy libre de las influencias culturales o sociales y se desarrolla hasta los 20 años y se queda estable hasta los 80 años a partir de aquí empieza a disminuir la rapidez de procesamiento de esta inteligencia. Este enfoque tiene que ver con la idea de Piaget que decía que el niño iba madurando su inteligencia con el paso del tiempo es un proceso biológico, también el niño debía tener unas experiencias determinadas para desarrollas las distintas capacidades.
El envejecimiento incide especialmente en aquellas tareas que exigen rapidez, atención, concentración y razonamiento inductivo. Así, mientras la IC se mantendría a lo largo de la vida, la IF sufriría un declive paulatino a lo largo de la vejez.
La Inteligencia Práctica o Competencia Cognitiva -el producto de, entre otras cosas, la aplicación acumulativa de los procesos intelectuales ante situaciones específicas- muestra también diferencias de edad comparables con las que se obtienen en IF.
* Lenguaje:
Los cambios que ocurren en el lenguaje durante el proceso de envejecimiento se reducen a la dificultad en la denominación o evocación de palabras y en una reducción de la fluidez verbal, y aspectos como el vocabulario o la expresión verbal mejoran en este proceso por las experiencias acumuladas.
* Memoria:
Definimos la memoria como la capacidad de adquirir, retener y utilizar secundariamente una experiencia (Serrallonga, 1980). La memoria comprende los siguientes procesos:
- Entrada de información ambiental o del propio organismo; registro y mantenimiento de ella, y por último, salida de la información o conducta relacionada de forma consistente con la inicialmente recibida.
- El registro y codificación de la información no es casi nunca como una grabación magnetofónica, ya que comprende mecanismos activos que transforman el contenido para ser almacenado y que a veces generan modificaciones sustanciales en la reproducción.
- La memoria se produce en el contexto de estructuras nerviosas que conducen el proceso y cuyas alteraciones llevarán a trastornos.
La memoria forma parte de la vida psíquica, a la cual influirá del mismo modo que la vida psíquica influirá en la memoria.
Al igual que la inteligencia también se puede dividir cristalizada (ambiental, todo lo que es producto del aprendizaje) y fluida (memoria genética es la que permite reacciona). Horn (1982) sostiene que la inteligencia cristalizada se mantenía en el envejecimiento, mientras que se deterioraba la inteligencia fluida.
Al ser la pérdida de memoria la queja más frecuente del adulto mayor, en el presente capítulo nos enfocaremos al estudio de esta función cognitiva fundamental y su relación con el envejecimiento normal.
Desde los años 40 el estudio del envejecimiento en el campo de la Psicología se ha centrado en comparar el funcionamiento intelectual entre los jóvenes y los adultos mayores. Se ha hecho énfasis fundamentalmente en la evaluación de la incidencia del deterioro orgánico sobre el funcionamiento cognitivo. La pregunta clásica ha consistido en determinar si la inteligencia decrece conforme avanza la edad.
Desde un punto de vista psicológico, lo que más llama la atención son los fallos en la memoria reciente que los propios adultos mayores y nuestro entorno social o familiar suele asociarlos a la enfermedad de Alzheimer. Se da dicha preocupación porque se desconoce que en la vejez hay cambios que se consideran normales con respecto al funcionamiento cognitivo. Igualmente se producen cambios afectivos y en la personalidad que deben ser considerados como normales y esperables.
Son múltiples las quejas subjetivas que refieren los adultos mayores con respecto al funcionamiento de su memoria, de ahí que esta área del funcionamiento cognitivo haya sido la más estudiada.
De hecho procesos degenerativos como la demencia senil se manifiestan con alteraciones de memoria en sus inicios, pero hay que precisar que algunos aspectos de la memoria se deterioran con el paso de los años, pero no todos por igual ni en todas las personas.
La memoria es un proceso cognitivo que permite al individuo almacenar experiencias y percepciones que luego puede recordar en situaciones posteriores:
Comprende tres niveles o estadios que interactúan entre sí:
- Memoria sensorial: En ella influyen los cambios sensoriales y perceptivos cuando envejecemos precisamos mayor tiempo para extraer la información o fijarla.
- Memoria a corto plazo: A medida que envejecemos experimentamos dificultades para retener listas de dígitos en orden inverso especialmente. La latencia de respuesta, es decir, la rapidez con la que damos una respuesta a una tarea es también mayor precisando más tiempo para procesar la información y dándose en general un enlentecimiento en el proceso cognitivo de la información.
Habitualmente el adulto mayor no presenta problemas de retención a corto plazo, excepto cuando la información debe ser preservada y manipulada, es decir, en tareas que exigen una división de la atención, o bien que la persona reorganice una información adquirida o aprendida recientemente. Sin embargo las capacidades de abstracción, de cálculo y de comprensión semántica de las palabras, suelen conservarse.
- Memoria a largo plazo o memoria remota: Puede almacenarse en ella una cantidad indeterminada de información durante largos periodos de tiempo. La información la olvidamos en secuencia inversa al orden en que se aprende (ley de Ribot), por eso, cuando somos mayores tenemos mayores dificultades para recordar hechos recientes pero no aquellos que están anclados fuertemente en nuestra experiencia individual, como por ejemplo acontecimientos de nuestra niñez o juventud.
En la memoria a largo plazo se distinguen tres funciones: codificación, almacenamiento y recuperación. En cuanto a la codificación en el adulto mayor faltaría una capacidad de iniciativa cognoscitiva que le permitiera la utilización de nemotécnicas. En el caso de la recuperación, con la edad suele presentarse mayor dificultad para recordar intencionadamente (memoria explícita), que para desarrollar tareas en donde no se exige un esfuerzo consciente ( memoria implícita).
Basándonos en el tipo de contenidos que retenemos debemos distinguir entre la memoria referida a los hechos recientes y la referida a acontecimientos remotos. Cuando envejecemos podemos tener más dificultades para encontrar palabras en discursos espontáneos y disminuye nuestra fluidez verbal. A medida que envejecemos nos es más difícil recordar hechos recientes, pero en la medida en que utilizamos pistas se puede lograr el recuerdo de dicha información. Tenemos dificultades a la hora de planificar estrategias de memorización, repercutiendo en la cantidad de información que podemos retener y posteriormente evocar. Con la edad no se pierden las actividades intelectuales adquiridas a lo largo de la vida, especialmente para situaciones y tareas que requieren habilidades verbales. Se ha observado, sin embargo, que en las pruebas de tipo espacial (sustitución, dibujos, etc.) se pueden presentar mayores dificultades.
La mayor parte de las investigaciones indican la existencia de una lentitud generalizada en el procesamiento de la información a medida que avanza la edad de una persona.
Esta lentitud suele intervenir negativamente en la realización de una tarea de memoria, lo que muchas veces es mal interpretado, ya que no se trata de un déficit de memoria en si. Habitualmente la funcionalidad de la persona no está afectada y estos hallazgos se encuentran sólo si se buscan intencionadamente.
* Atención y percepción:
Cuando envejecemos nos distraemos con más facilidad, no podemos darnos cuenta con igual facilidad que antes de cual es nuestro objetivo. Cuando las tareas a realizar son simples, no hay cambios en el proceso de envejecimiento con respecto a otras etapas de nuestra vida pero si se presentan dificultades cuando las tareas son complejas. Si la tarea a realizar es irrelevante y sencilla no experimentamos grandes dificultades cuando envejecemos.
Percepción es el conjunto de procesos superiores implicados en la integración, reconocimiento e interpretación de patrones complejos de sensación, ya sean éstos relacionados con el ambiente (exterocepcíón) o con el propio cuerpo (interocepción).
* Orientación:
La orientación es un complejo de funciones psíquicas principalmente perceptivas, mediante las cuales tenemos conciencia, en cada momento, de la situación real en la cual nos hallamos. Para orientarnos no sólo es necesaria la integridad de nuestros órganos sensoriales, que nos informan del mundo exterior, sino también varias estructuras psicológicas. Para estar bien orientados necesitamos: La memoria, la atención, el pensamiento racional y la comprensión.
Para diagnosticar una alteración en la orientación es suficiente mediante el diálogo con el paciente y la observación del comportamiento del mismo. Se pueden incluir preguntas como la hora, el día, domicilio actual, provincia, edad, nombre, etc.
Tipos:
- Orientación en el espacio: Consiste en el conocimiento del lugar en el que se encuentra geográficamente el sujeto. Puede tratarse del lugar habitual donde el sujeto o puede ser un ambiente nuevo. La habituación a los lugares habituales o familiares es relativamente estable, pero la orientación en lugares nuevos requiere primero un proceso de adquisición.
- Orientación en persona: Consiste en el conocimiento de quién es uno mismo (fecha de nacimiento, origen, edad, nombre, posición social y laboral). Es una visión conjunta del presente y el pasado al mismo tiempo.
- Orientación en tiempo: Se trata del conocimiento de la fecha, el día, el mes, el año y la estación en la que nos encontramos. En este tipo de orientación, el momento del día y la estación del año, son fácilmente reconocibles, pero el resto conllevan más dificultades debido a los cambios que sufren.
- Orientación situativa: Es la captación y comprensión de la situación en la que se encuentra el sujeto. Es el reconocimiento por parte del individuo del lugar donde se encuentra, por ejemplo, en un supermercado, un cine, etc. Y por qué se encuentra allí donde está. Este tipo de orientación está estrechamente ligado a las anteriores, ya que aquí tendrían que ver la orientación temporal y la espacial.
* Aprendizaje:
El aprendizaje puede ser definido como la adquisición de asociaciones estimulo-respuesta. En el aprendizaje verbal si existe un declive claro a partir de los 60 años pero existen diferencias interindividuales que nos impiden fijar una línea en dicho declive. A medida que envejecemos mejora sustancialmente nuestra ejecución en razonamiento, resolución de problemas y otras habilidades cognitivas complejas.
Cambia nuestro ritmo de aprendizaje pero mantenemos nuestra capacidad para adquirir nuevos aprendizajes.
TRASTORNOS PSIQUIÁTRICOS MÁS
FRECUENTES EN EL ANCIANO:
* Trastorno de memoria asociado al envejecimiento:
El crecimiento de la población anciana ha puesto de relieve los problemas de salud relacionados con el envejecimiento, y entre ellos, los trastornos psiquiátricos. La razón fundamental para ello se basa en la elevada prevalencia de trastornos psiquiátricos entre los ancianos y en las especiales características que ofrece la enfermedad psíquica en el anciano. Entre ellas podemos destacar el solapamiento de algunas manifestaciones psicopatológicas con el envejecimiento normal, la comorbilidad con trastornos somáticos, y la importancia de los factores psicosociales.
Al envejecer, en el marco del proceso de la memoria, la memoria semántica, que permite comprender y expresar el lenguaje se altera poco o nada, así como la fluidez verbal y la memoria episódica o autobiográfica. La inteligencia cristalizada, representativa de la experiencia, aumenta, mientras la inteligencia fluida (la capacidad de adaptación) merma ligeramente. Conforme las personas envejecen, se preocupan más por los olvidos. Las quejas subjetivas de falla de la memoria aumentan considerablemente al envejecer pero apenas la mitad de quienes se quejan manifiestan disminución en sus capacidades funcionales como consecuencia de las fallas de memoria. Cuando esto ocurre, se habla de la presencia de un Trastorno de la Memoria Asociado al Envejecimiento (TMAE).
El término TMAE ha sido adoptado para describir a ancianos sanos, pero con disminución de la memoria que no están dementes y quizá no lleguen a estarlo. El síndrome de pérdida de memoria en el anciano se debe en la mayoría de los casos a un síndrome de demencia, y especialmente a una enfermedad neurodegenerativa, la enfermedad de Alzheimer.
* Estado confusional:
Es una síndrome y como tal, es pluricausal, caracterizado por una alteración difusa de las funciones superiores cuyo componente más característico es la alteración de la atención. Se caracteriza por desorientación en tiempo, espacio y persona; respuestas inadecuadas a órdenes complejas; incapacidad para mantener una línea coherente de pensamiento y acción; lenguaje incoherente con respuestas inapropiadas que dificultan mantener una conversación e ilusiones sensoriales y alucinaciones generalmente visuales.
Los rasgos clínicos más destacables son la alteración de la atención y concentración y la desorganización del pensamiento. El paciente experimenta una disminución de la capacidad de mantener la atención a los estímulos ambientales y de la capacidad de variar su centro de atención de un grupo de estímulos a otro. El pensamiento está desorganizado, y en consecuencia, también el lenguaje, que se vuelve prolijo y con pérdida de meta. Otros síntomas que pueden aparecer son alteración del nivel de conciencia, alteraciones motoras como agitación o inhibición, delirios, desorientación y deterioro de la memoria reciente, así como alteraciones emocionales (miedo, ansiedad, irritabilidad, ira) y trastornos del comportamiento (agresividad, intentos de quitarse sondas o vías...), desorientación temporo-espacial prácticamente constante y percepción errónea de estímulos sensoriales más acusada, con frecuentes alucinaciones, fundamentalmente visuales. Pueden alternarse períodos de lucidez y episodios delirantes en los que aparecen alucinaciones complejas, similares a las ensoñaciones, que suelen experimentarse con terror.
El síndrome de confusión aguda es uno de los trastornos más frecuentes en los ancianos. Puede presentarse en cualquier edad sin embargo, es más frecuente en ancianos debido a la mayor disminución de la «reserva cerebral», especialmente por la preexistencia de demencia. Este síndrome es un síndrome de mal pronóstico y hay un aumento de la mortalidad tanto durante como después de la hospitalización. Diversos estudios han demostrado que entre el 15-20% de los pacientes hospitalizados con delirium mueren durante la hospitalización.
Una variante de síndrome confusional es el delirium, definido como un estado confusional agitado que asocia hiperactividad simpática, como temblor, hipertensión, sudoración, midriasis o taquicardia. El cuadro típico es el delirium tremens ( la forma más grave de síndrome de abstinencia alcohólica caracterizada por una marcada desorientación, alucinaciones visuales y auditivas, insomnio, taquicardia, hipertensión arterial y dilatación pupilar).
Delirium es un estado en el cual se produce obnubilación de la conciencia, es decir una reducción de la capacidad de identificar y reconocer el entorno (reducción leve o moderada del estado de alerta en la que lo más destacado es un defecto de la atención, se distrae fácilmente durante la exploración, con tendencia a malinterpretar las percepciones sensoriales, acompañado generalmente por respuestas lentas a la estimulación, con cierto grado de somnolencia diurna excesiva, que puede alternar con agitación nocturna). Esto conlleva a dificultades severas de la atención, falsas percepciones, y pensamiento desordenado, trastornos de la actividad motora y del ciclo de sueño-vigilia.
El delirium es un síndrome orgánico cerebral causado por uno o varios factores que dan lugar a una disfunción cerebral global. Los factores orgánicos son principalmente de cuatro tipos: enfermedades primarias cerebrales, enfermedades sistémicas que afectan al cerebro (infección urinaria, neumonía deshidratación, alteraciones metabólicas, anemia), agentes tóxicos exógenos y la abstinencia de sustancias que producen dependencia. Los estudios sobre factores desencadenantes en ancianos encuentran con frecuencia agentes como fármacos, trastornos metabólicos, infecciones, infarto de miocardio, insuficiencia cardiaca, cáncer. Entre los factores precipitantes se encuentran la edad, el daño cerebral previo, o la presencia de enfermedades degenerativas, como la enfermedad de Alzheimer. De hecho, no es raro que un cuadro de delirium ponga de relieve una demencia subyacente que hasta entonces había pasado desapercibida.
Clínicamente, el delirium es un cuadro de inicio brusco y curso fluctuante, con empeoramiento típico durante la noche o al atardecer.
* Depresión:
No es infrecuente que la depresión aparezca por primera vez después de los 60 años, aunque la mayoría de las depresiones graves tras cumplir dicha edad son recaídas. En la población anciana, la depresión con frecuencia se diagnostica mal, o no se reconoce, o queda enmascarada por síntomas somáticos o por deterioro cognoscitivo.
Existen evidencias de que la prevalencia de depresión es mucho mayor entre los ancianos institucionalizados. Aproximadamente, entre el 10-20% de los individuos de edad igual o superior a 60.
Los síntomas de la depresión en los ancianos pueden ser diferentes de los que aparecen en adultos más jóvenes, lo que acarrea dificultades para el diagnóstico, y conduce a que un elevado porcentaje de depresiones en el anciano carezca del tratamiento apropiado. Otro problema que aparece con frecuencia es que la depresión en el anciano sea considerada como una consecuencia natural del proceso de envejecimiento o de otras enfermedades concomitantes.
Los pacientes ancianos se quejan con menor frecuencia de baja autoestima y sentimientos de culpa, mientras que las quejas somáticas, el deterioro cognoscitivo (memoria, capacidad de concentración) y la fatigabilidad son más comunes. Por otra parte, el hecho de que algunos fenómenos relacionados con el proceso de envejecimiento se solapan con los síntomas clínicos de la depresión puede conducir a dificultades en el diagnóstico. Además de los cambios asociados al envejecimiento, el duelo normal ante la muerte de un ser querido también puede confundirse con la depresión.
La depresión se asocia a unos trastornos cognoscitivos y conductuales caracterizados por una falta de motivación, fallos de atención, bradipsiquia (enlentecimiento en la velocidad del pensamiento), síntomas vegetativos, tristeza profunda, desesperanza, desamparo, impotencia, llanto y una profunda letargia (disminución de la capacidad de reacción y tendencia al sueño) sin embargo, esta sintomatología puede ser diferente en el anciano, con confusión, distraibilidad y explosiones de irritabilidad.
* Trastorno de memoria asociado al envejecimiento:
El crecimiento de la población anciana ha puesto de relieve los problemas de salud relacionados con el envejecimiento, y entre ellos, los trastornos psiquiátricos. La razón fundamental para ello se basa en la elevada prevalencia de trastornos psiquiátricos entre los ancianos y en las especiales características que ofrece la enfermedad psíquica en el anciano. Entre ellas podemos destacar el solapamiento de algunas manifestaciones psicopatológicas con el envejecimiento normal, la comorbilidad con trastornos somáticos, y la importancia de los factores psicosociales.
Al envejecer, en el marco del proceso de la memoria, la memoria semántica, que permite comprender y expresar el lenguaje se altera poco o nada, así como la fluidez verbal y la memoria episódica o autobiográfica. La inteligencia cristalizada, representativa de la experiencia, aumenta, mientras la inteligencia fluida (la capacidad de adaptación) merma ligeramente. Conforme las personas envejecen, se preocupan más por los olvidos. Las quejas subjetivas de falla de la memoria aumentan considerablemente al envejecer pero apenas la mitad de quienes se quejan manifiestan disminución en sus capacidades funcionales como consecuencia de las fallas de memoria. Cuando esto ocurre, se habla de la presencia de un Trastorno de la Memoria Asociado al Envejecimiento (TMAE).
El término TMAE ha sido adoptado para describir a ancianos sanos, pero con disminución de la memoria que no están dementes y quizá no lleguen a estarlo. El síndrome de pérdida de memoria en el anciano se debe en la mayoría de los casos a un síndrome de demencia, y especialmente a una enfermedad neurodegenerativa, la enfermedad de Alzheimer.
* Estado confusional:
Es una síndrome y como tal, es pluricausal, caracterizado por una alteración difusa de las funciones superiores cuyo componente más característico es la alteración de la atención. Se caracteriza por desorientación en tiempo, espacio y persona; respuestas inadecuadas a órdenes complejas; incapacidad para mantener una línea coherente de pensamiento y acción; lenguaje incoherente con respuestas inapropiadas que dificultan mantener una conversación e ilusiones sensoriales y alucinaciones generalmente visuales.
Los rasgos clínicos más destacables son la alteración de la atención y concentración y la desorganización del pensamiento. El paciente experimenta una disminución de la capacidad de mantener la atención a los estímulos ambientales y de la capacidad de variar su centro de atención de un grupo de estímulos a otro. El pensamiento está desorganizado, y en consecuencia, también el lenguaje, que se vuelve prolijo y con pérdida de meta. Otros síntomas que pueden aparecer son alteración del nivel de conciencia, alteraciones motoras como agitación o inhibición, delirios, desorientación y deterioro de la memoria reciente, así como alteraciones emocionales (miedo, ansiedad, irritabilidad, ira) y trastornos del comportamiento (agresividad, intentos de quitarse sondas o vías...), desorientación temporo-espacial prácticamente constante y percepción errónea de estímulos sensoriales más acusada, con frecuentes alucinaciones, fundamentalmente visuales. Pueden alternarse períodos de lucidez y episodios delirantes en los que aparecen alucinaciones complejas, similares a las ensoñaciones, que suelen experimentarse con terror.
El síndrome de confusión aguda es uno de los trastornos más frecuentes en los ancianos. Puede presentarse en cualquier edad sin embargo, es más frecuente en ancianos debido a la mayor disminución de la «reserva cerebral», especialmente por la preexistencia de demencia. Este síndrome es un síndrome de mal pronóstico y hay un aumento de la mortalidad tanto durante como después de la hospitalización. Diversos estudios han demostrado que entre el 15-20% de los pacientes hospitalizados con delirium mueren durante la hospitalización.
Una variante de síndrome confusional es el delirium, definido como un estado confusional agitado que asocia hiperactividad simpática, como temblor, hipertensión, sudoración, midriasis o taquicardia. El cuadro típico es el delirium tremens ( la forma más grave de síndrome de abstinencia alcohólica caracterizada por una marcada desorientación, alucinaciones visuales y auditivas, insomnio, taquicardia, hipertensión arterial y dilatación pupilar).
Delirium es un estado en el cual se produce obnubilación de la conciencia, es decir una reducción de la capacidad de identificar y reconocer el entorno (reducción leve o moderada del estado de alerta en la que lo más destacado es un defecto de la atención, se distrae fácilmente durante la exploración, con tendencia a malinterpretar las percepciones sensoriales, acompañado generalmente por respuestas lentas a la estimulación, con cierto grado de somnolencia diurna excesiva, que puede alternar con agitación nocturna). Esto conlleva a dificultades severas de la atención, falsas percepciones, y pensamiento desordenado, trastornos de la actividad motora y del ciclo de sueño-vigilia.
El delirium es un síndrome orgánico cerebral causado por uno o varios factores que dan lugar a una disfunción cerebral global. Los factores orgánicos son principalmente de cuatro tipos: enfermedades primarias cerebrales, enfermedades sistémicas que afectan al cerebro (infección urinaria, neumonía deshidratación, alteraciones metabólicas, anemia), agentes tóxicos exógenos y la abstinencia de sustancias que producen dependencia. Los estudios sobre factores desencadenantes en ancianos encuentran con frecuencia agentes como fármacos, trastornos metabólicos, infecciones, infarto de miocardio, insuficiencia cardiaca, cáncer. Entre los factores precipitantes se encuentran la edad, el daño cerebral previo, o la presencia de enfermedades degenerativas, como la enfermedad de Alzheimer. De hecho, no es raro que un cuadro de delirium ponga de relieve una demencia subyacente que hasta entonces había pasado desapercibida.
Clínicamente, el delirium es un cuadro de inicio brusco y curso fluctuante, con empeoramiento típico durante la noche o al atardecer.
* Depresión:
No es infrecuente que la depresión aparezca por primera vez después de los 60 años, aunque la mayoría de las depresiones graves tras cumplir dicha edad son recaídas. En la población anciana, la depresión con frecuencia se diagnostica mal, o no se reconoce, o queda enmascarada por síntomas somáticos o por deterioro cognoscitivo.
Existen evidencias de que la prevalencia de depresión es mucho mayor entre los ancianos institucionalizados. Aproximadamente, entre el 10-20% de los individuos de edad igual o superior a 60.
Los síntomas de la depresión en los ancianos pueden ser diferentes de los que aparecen en adultos más jóvenes, lo que acarrea dificultades para el diagnóstico, y conduce a que un elevado porcentaje de depresiones en el anciano carezca del tratamiento apropiado. Otro problema que aparece con frecuencia es que la depresión en el anciano sea considerada como una consecuencia natural del proceso de envejecimiento o de otras enfermedades concomitantes.
Los pacientes ancianos se quejan con menor frecuencia de baja autoestima y sentimientos de culpa, mientras que las quejas somáticas, el deterioro cognoscitivo (memoria, capacidad de concentración) y la fatigabilidad son más comunes. Por otra parte, el hecho de que algunos fenómenos relacionados con el proceso de envejecimiento se solapan con los síntomas clínicos de la depresión puede conducir a dificultades en el diagnóstico. Además de los cambios asociados al envejecimiento, el duelo normal ante la muerte de un ser querido también puede confundirse con la depresión.
La depresión se asocia a unos trastornos cognoscitivos y conductuales caracterizados por una falta de motivación, fallos de atención, bradipsiquia (enlentecimiento en la velocidad del pensamiento), síntomas vegetativos, tristeza profunda, desesperanza, desamparo, impotencia, llanto y una profunda letargia (disminución de la capacidad de reacción y tendencia al sueño) sin embargo, esta sintomatología puede ser diferente en el anciano, con confusión, distraibilidad y explosiones de irritabilidad.
Por otra parte, en ocasiones la depresión en el anciano adopta formas clínicas relativamente poco frecuentes, como las denominadas «depresión psicótica» (caracterizada por la presencia de delirios y/o alucinaciones cuyo contenido suele estar relacionado con el estado de ánimo, es decir, con temas como muerte, pobreza, enfermedad), «depresión enmascarada» (aparece como molestias orgánicas - o cambios en la conducta como insomnio, pérdida de apetito, pérdida de peso y cansancio extremo)que deben tenerse en cuenta a la hora del diagnóstico.
Resulta especialmente importante el diagnóstico diferencial entre el deterioro cognitivo asociado a la depresión y la demencia.
La sintomatología clínica de los episodios depresivos que ocurren en el anciano es esencialmente la misma que aparece en otros períodos de la vida. Sin embargo, existen algunos rasgos diferenciales:
- Con bastante frecuencia no es la tristeza el motivo de la consulta, sino que, en general, los ancianos deprimidos acuden por tres tipos de circunstancias: quejas físicas, perturbaciones sociales y/o familiares, y quejas de tipo económico.
- Suele existir una intensa ansiedad, preocupaciones de todo tipo, sensación de soledad y de fracaso (preocupación por problemas físicos, miedo intenso a sucesos de baja ocurrencia de probabilidad...).
- Son frecuentes las auto-acusaciones, la baja autoestima, las ideas de ruina y los delirios nihilistas (delirio depresivo que el mundo y todo lo relacionado con el ha cesado de existir), pensamientos negativos acerca del pasado, decepción con los hijos... Puede aparecer ideación auto-lítica que en general suele ser grave.
- Entre los síntomas físicos destacan insomnio, anorexia, estreñimiento, ansiedad, dolores erráticos, marcha encorvada a pequeños pasos.
- Su aspecto es de abatimiento, tristeza, cierto estado de confusión y falta de motivación.
* Insomnio:
Los trastornos del sueño son problemas frecuentes e importantes en el anciano, y de ellos el más relevante es el insomnio. Una dificultad para conciliar el sueño o para mantenerlo o incluso un despertar precoz, acompañados de una sensación insuficiente o no reparadora, que se presenta por lo menos 3 veces en una semana durante un mínimo de 1 mes, con las consiguientes repercusiones sobre la vigilia diurna, lo suficientemente graves, para dar lugar a cansancio diurno y otros síntomas observables.
Se ha demostrado, que su frecuencia aumenta con la edad, de forma que más del 50% de las personas mayores de 65 años que viven en su domicilio, refieren tener problemas habituales con el sueño llegando a alcanzar cifras de alrededor de 2/3 en el caso de ancianos institucionalizados.
Si bien es reconocido que el sueño reconstituye y que la consecuencia más importante de la falta de sueño es un aumento de la somnolencia diurna, su importancia radica también en que incide en el estado general de salud causando irritabilidad, mal humor, falta de concentración, deterioro de la memoria y disminuyendo la salud física y mental, con un intenso efecto negativo sobre la calidad de vida del anciano.
Se puede afirmar que lo que disminuye con la edad no es la necesidad de dormir sino la capacidad de dormir. Además con la edad, ocurren cambios en nuestro reloj biológico o ritmo circadiano. De tal manera, que a medida que envejecemos se adelanta, produciendo un adelanto de la fase de sueño, de ahí que muchos ancianos se quejen de despertarse pronto por la mañana y ser incapaces de volver a dormirse. Empiezan a sentir sueño al final de la tarde, alrededor de las 8-9, despertándose de madrugada. Por lo cual, aunque retrasen su hora de acostarse seguirán despertándose de madrugada. Significando que solo duermen de 5-6 horas, según su reloj biológico adelantado.
TEORIAS DEL ENVEJECIMIENTO:
A pesar del desarrollo de la Geriatría, rama de la medicina que se preocupa de la salud de las personas de edad avanzada con una orientación médico social y con especial énfasis en la promoción, prevención, atención, rehabilitación y reinserción dentro de la comunidad.
La Gerontología es la Ciencia que se ocupa de las personas mayores y en especial de los aspectos sociales y de conducta del envejecimiento (la gerontología es una rama de las ciencias sociales que estudia los procesos globales del envejecimiento y en cambio la Geriatría es una rama de la Medicina) los orígenes y mecanismos del proceso de dicho proceso todavía no se conocen definitivamente.
Tanto la geriatría como la gerontología, son ciencias que se encargan del estudio del envejecimiento.
* Gerontología: Ciencia que estudia el proceso de envejecimiento en general, así como las modificaciones fisiológicas, psicológicas y sociales que se producen en la senectud.
La Gerontología como un todo se encarga de develar los secretos del proceso de envejecimiento, las teorías al respecto, los cambios sociales y psicológicos así como los legales, administrativos y económicos de las personas de la tercera edad. Se encarga del estudio del fenómeno global de la Vejez desde todos los ángulos.
* Geriatría: Ciencia que estudia las enfermedades agudas y crónicas de los pacientes mayores, y se interesa por el conocimiento de la patología del anciano, las variaciones que presenta el organismo de las personas mayores ante los procesos comunes, así como la terapéutica que precisan, ocupándose, en última instancia, de la recuperación funcional y la reinserción social de estas personas. está enfocada a promover y restablecer la salud tanto en los mayores de 60 años de edad que es el inicio de la Vejez según la Organización Mundial de la Salud pero también a promover todos los cuidados preventivos en toda la población para así llegar a ser un anciano con una buena calidad de vida global que le permita disfrutar el resto de sus días. El propósito básico de la geriatría es mejorar la calidad de vida
Los principios fundamentales de la geriatría no se establecen hasta los años 1940. Actualmente se la define como la rama de la medicina que se encarga del estudio terapéutico, clínico, social y preventivo de la salud y enfermedad de los ancianos. No es una especialidad autónoma, sino, por el contrario, complementaria, ya que colabora y se complementa con las demás especialidades que también se ocupan de la salud de las personas mayores.
* Biogerontologia: Ciencia que estudia el ¿cómo? y el ¿por qué? Del envejecimiento de los seres vivos.
Gerocultura, senecticultura, gerofilaxis o gerontologia preventiva: «Es la ciencia y el arte de cuidar a los ancianos o a los que van a serlo, al objeto de conseguir una sana y feliz vejez».
Se trataría de todas aquellas actuaciones que tratan de proteger al hombre de:
- Peligros, hábitos y causas de las enfermedades que originan una vejez prematura,
enfermiza y decrépita.
- Procurando conseguir una vejez sana, sosegada y tranquila y que el declive fisiológico se acompañe del mejor estado de bienestar físico, psíquico, económico y social.
La Vejez no es una enfermedad, es una etapa más de la vida que al igual que en la niñez o en la etapa de adulto necesita de atención por lo que actualmente existen muchos especialistas para la atención adecuada de estos pacientes. Entre todos ellos conforman un equipo interdisciplinario que está constituido por médicos geriatras, gerontólogos, psicólogos, trabajadores sociales, enfermeras, etc. que en conjunto mejoran o conservan el estado de salud y la funcionalidad de su paciente.
El complejo bio-psicológico-social determinante y desencadenante del envejecimiento y de la muerte como su terminación es, pues, de naturaleza multidimensional.
Existen algunas teorías:
* Teorías biológicas:
Nuestro cuerpo esta formado principalmente por las células con capacidad y sin capacidad de dividirse y el tejido conectivo intercelular.
Hay quienes sustentan que el envejecimiento tiene que ver con procesos intracelulares, otros sostienen que tiene que ver con los cambios de la sustancia que rodea las células, que al volverse erigidas y perder permeabilidad no permite la llegada de nutrientes a las células. (llevando a la muerte celular).
Las teorías se pueden clasificar en dos grandes grupos:
- Estocásticas: Los procesos que condicionan el envejecimiento ocurrirían de un modo aleatorio y se irían acumulando en el transcurso del tiempo como consecuencia de la acumulación de «agresiones» procedentes del medio ambiente hasta alcanzar un nivel incompatible con la vida.
- No estocásticas: El proceso del envejecimiento se produce según unas normas predeterminadas. El envejecimiento estaría predeterminado. Estas teorías proponen que el envejecimiento sería la continuación del proceso de desarrollo y diferenciación, y correspondería a la última etapa dentro de una secuencia de eventos codificados en el genoma.
NO ESTOCASTICAS:
En las hipótesis celulares destaca:
* Teorías genéticas: Es claro que el factor genético es un importante determinante del proceso de envejecimiento, aunque no se conocen exactamente los mecanismos involucrados. Estas teorías se basan en el código genético de cada individuo. está escrito en cada una de nuestras células cuando empezar a envejecer proponen que la causa del envejecimiento esta en la información genética. Estas comprenden:
- Teoría genética:
Aunque no se conocen exactamente los mecanismos involucrados, está claro que el factor genético es un importante determinante del proceso de envejecimiento.
Existen patrones de longevidad específicos para cada especie animal.
En los dos síndromes de envejecimiento prematuro (Sindrome de Werner o progeria), en los cuales los niños mueren de enfermedades relacionadas al envejecimiento, hay una alteración genética autosómica hereditaria.
Según parece, el envejecimiento celular estaría condicionado por la pérdida progresiva con la edad de material genético en los extremos de los cromosomas: los telómeros. Cada vez que una célula del organismo se reproduce, el telómero se acorta. Cuanto más se acorte dicho telómero, mayor es la afectación en la forma de expresión celular de su código celular y el resultado es el envejecimiento celular.
Como ejemplo, en la progeria los telómeros del niño al nacer tienen la longitud equivalente a una persona de 90 años, en cambio en el síndrome de Werner tienen una longitud normal pero se acortan más rápidamente que los telómeros normales. Asimismo, la exposición excesiva al sol, las infecciones y las heridas, la exposición a radiaciones, el estrés y el tabaquismo hacen necesaria una replicación celular más rápida, por lo que se acelera a su ves la pérdida de telómeros.
Debido al acortamiento telomérico se limita la capacidad de proliferación de las células, esto limitará el número de divisiones posibles y por lo tanto condicionará la duración de su vida.
Por lo tanto, la capacidad de reparación del ADN a su vez se correlacionará positivamente con la longevidad de las diferentes especies. Una enzima denominada telomerasa será capaz de compensar la pérdida del ADN telomérico reconstruyendo su secuencia. Dicha enzima se encuentra principalmente en las células sexuales y en las cancerosas.
Debatida durante mucho tiempo, por fin esta hipótesis ha sido validada. La posibilidad de controlar el reloj telomérico abre el camino hacia nuevos tratamientos en las patologías relacionadas con la vejez.
En conclusión, existe fuerte evidencia de un control genético del proceso de envejecimiento, tanto en el ámbito celular como del organismo en su totalidad, pero aún faltan más estudios que analicen la correlación entre este control genético y los factores ambientales.
* Teoría del envejecimiento programado: Sostienen que los cuerpos envejecen de acuerdo a un patrón de desarrollo normal establecido en cada organismo, el cual está preestablecido para cada especie. Este patrón debe ser predeterminante e innato. El envejecimiento es un proceso programado y calculado (genéticamente). Apoya esta postura el que cada especie presente un tiempo de vida fijo y que los cambios físicos que presenten los individuos serán ordenados y predecibles.
* La Teoría del cronómetro celular: Afirma que el proceso de envejecer es un mecanismo programado; como si las células consideraran solamente un número predeterminado de reproducciones durante nuestra vida . Pero, diferentes células tienen sus propios tipos y velocidades de reproducción. Distintos factores tales como el stress, nutrición, cambios degenerativos y modificaciones inmunológicas y hormonales inciden directamente sobre el potencial cronómetro de división celular
* Teoría del marcapasos: Los sistemas inmune y neuroendocrino serían «marcadores» intrínsecos del envejecimiento. Su involución estaría genéticamente determinada para ocurrir en momentos específicos de la vida.
Videos cursos educacion, trabajo social, integracion social
View more lists from Animacion Animacion Servicios Educativos